Los microfilamentos son finas fibras de proteínas globulares de 3 a 7 nm de diámetro que le dan soporte a la célula. Los microfilamentos forman parte del citoesqueleto y están compuestos predominantemente de una proteína contráctil llamada actina. Estos se sitúan en la periferia de la célula y se sintetizan desde puntos específicos de la membrana celular. Su función principal es la de darle estabilidad a la célula, le dan la estructura y el movimiento. Solo están presentes en células de organismos supracelulares.
La asociación de los microfilamentos con la proteína miosina es la responsable por la contracción muscular. Los microfilamentos también pueden llevar a cabo movimientos celulares, incluyendo desplazamiento, contracción y citocinesis.
Los microfilamentos forman distintas proyecciones según la situación de la célula:
Los lamelopodios son las bases citoplasmáticas que asegura la proyección de los filopodios que son proyecciones microfilamentosas. Son básicamente de células epiteliales que se desplazan sobre la membrana basal respectiva, y constituye la dinámica celular.
Está situada en los bordes de la célula por lo tanto desde ahí se polimeriza. Comienza como respuesta a señales externas que le dicen a la célula la forma que tiene que adoptar. Lo primero que se forma es una especie de capuchón formado por proteínas especiales que son la ARP2 y la ARP3, junto con otras proteínas que fortalecen este capuchón y que forman el complejo ARP (proteína relacionada con actina). A partir del capuchón se unen los monómeros de actina para formar los protofilamentos. El extremo negativo (-) tiene el capuchón, por lo que el filamento crece únicamente hacia el extremo positivo (+) por adición de nuevos monómeros.