Un microanticuerpo es una cadena corta artificial de aminoácidos copiada de un anticuerpo natural completamente funcional.[1]
Los anticuerpos son producidos por el sistema inmune y juegan un papel clave en la lucha contra las infecciones de bacterias y virus. Se pueden usar para tratar infecciones mediante el uso de inyecciones con plasma sanguíneo que contienen grandes cantidades de ellos.[2] El uso de anticuerpos naturales completos presenta muchos problemas:
Por su parte, los microanticuerpos pueden sintetizarse químicamente y su tamaño les permite salir rápidamente de la circulación sanguínea y llegar a los sitios de infección en los tejidos. También son poco inmunogénicos y no estimulan una respuesta inmunitaria en el huésped. Los problemas de producción persisten, pero los microanticuerpos tienen el potencial de convertirse en una forma de tratamiento importante contra infecciones.[4]
Las vacunas se utilizan para prevenir infecciones al estimular la propia inmunidad del cuerpo, que incluye la producción de anticuerpos que destruyen agentes infecciosos como bacterias y virus. Algunas infecciones pueden prevenirse o tratarse con anticuerpos derivados de otras fuentes, como donaciones de sangre o anticuerpos monoclonales fabricados en laboratorios. Esto se llama inmunoterapia pasiva. Sin embargo, estos tratamientos tienen problemas inherentes; el anticuerpo pasivo expone el cuerpo a proteínas extrañas y, aunque los anticuerpos monoclonales se pueden humanizar,[5] todavía pueden invocar una respuesta inmunitaria. Sin embargo, solo regiones relativamente pequeñas en las moléculas de anticuerpos están involucradas en el reconocimiento e inactivación de patógenos. Los microanticuerpos son moléculas sintéticas más pequeñas que imitan estas regiones, pero no tienen las regiones más grandes en los anticuerpos que inducen una respuesta inmunitaria.[1]
Se ha elaborado un microanticuerpo a partir de un anticuerpo monoclonal producido en células de ratón. Este anticuerpo inactiva el VIH in vitro.[1]