En geografía, una meseta[1] es una altiplanicie extensa, generalmente consiste en un terreno relativamente plano, que se eleva significativamente por encima del área circundante, a menudo con uno o más lados con colinas profundas. Puede ser creada por fuerzas tectónicas, por erosión del terreno circundante, o por el emergimiento de una meseta submarina. También se genera por la convergencia de las placas tectónicas. Además son antiguas montañas fuertemente erosionadas por la acción de distintos agentes. Es por ello que hoy se presenta como una elevación del terreno con superficie plana compuestas por rocas duras y resistentes.
En el primer caso, las fuerzas tectónicas producen el elevamiento de una serie de estratos que se mantienen horizontales con respecto al entorno; en el segundo caso, los agentes externos (principalmente ríos) erosionan la parte de la superficie menos resistente a la erosión, creando la meseta; y en el último, la meseta proviene del emergimiento de una meseta volcánica. Las mesetas volcánicas se forman en el agua.
Las mesetas que emergen del agua también pueden ser antiguas mesetas originadas por fuerzas tectónicas o por erosión que fueron sumergidas.
Según sea la región del mundo, hay varios accidentes del relieve más pequeños que tienen características de mesetas pequeñas. Estas formas del relieve son denominadas de diferentes formas locales:
Las mesetas pueden estar formadas por una serie de procesos, incluido el afloramiento de magma volcánica, extrusión de lava, movimientos de tectónica de placas y erosión por agua y glaciares.
Las mesetas volcánicas son producidas por la actividad volcánica. La meseta del Columbia en el noroeste de los Estados Unidos es un ejemplo. Pueden estar formados por surgencia de magma volcánica o extrusión de lava.
El mecanismo subyacente en la formación de mesetas a partir del afloramiento comienza cuando el magma se eleva desde el manto, causando que el suelo se hinche hacia arriba. De esta manera, grandes áreas planas de roca se levantan para formar una meseta. En el caso de las mesetas formadas por extrusión, la roca se construye a partir de la lava que se esparce hacia el exterior desde las grietas y las áreas débiles de la corteza.
Las mesetas tectónicas están formadas por movimientos de placas tectónicas que provocan levantamientos, y normalmente tienen un tamaño considerable y una altitud bastante uniforme. Ejemplos son la Meseta de Decán en la India, la meseta central en la península ibérica.[7]
Las mesetas también se pueden formar por los procesos de erosión de los glaciares en las cadenas montañosas, dejándolos asentados entre las cadenas montañosas. El agua también puede erosionar montañas y otros accidentes geográficos hasta convertirlos en mesetas. Las mesetas diseccionadas son mesetas muy erosionadas cortadas por ríos y rotas por valles estrechos y profundos. Un ejemplo son las Tierras Altas de Escocia.[8]
Las mesetas son características geográficas significativas que desempeñan varios roles importantes en la geografía. Las mesetas influyen en los aspectos físicos, biológicos, culturales y económicos de las regiones donde se encuentran. Sus características diversas las convierten en parte integral del estudio y comprensión de la geografía y sus interacciones con las sociedades humanas y el medio ambiente.
Las mesetas a menudo actúan como barreras naturales, separando diferentes regiones o países. Pueden obstaculizar o dirigir el movimiento de personas, animales y sistemas meteorológicos, influyendo en los climas regionales e interacciones culturales. Muchas mesetas son cruciales para la captación y distribución de agua. Sirven como fuentes de ríos y arroyos que fluyen hacia áreas circundantes, proporcionando agua para la agricultura, la industria y el consumo humano aguas abajo.[9]
Las mesetas pueden albergar ecosistemas únicos y una biodiversidad significativa. Su topografía variada y microclimas crean hábitats diversos que sostienen una amplia gama de especies vegetales y animales, algunas de las cuales pueden ser endémicas de regiones específicas de mesetas.[10]
A menudo las mesetas tienen importancia cultural para los pueblos indígenas y las comunidades locales. Pueden ser sitios de importancia espiritual o histórica, con prácticas y tradiciones culturales vinculadas a su paisaje y recursos[11]. Por otra parte pueden contener depósitos minerales valiosos, combustibles fósiles y otros recursos naturales. Las actividades mineras y de extracción en las mesetas pueden tener implicaciones económicas significativas para países y regiones.
Algunas mesetas atraen turistas y entusiastas del aire libre debido a su belleza escénica, oportunidades recreativas (como senderismo y camping) y atracciones culturales. Esto puede contribuir a las economías locales a través de industrias relacionadas con el turismo.
Por otra parte las mesetas pueden influir en los climas locales y regionales. Su elevación a menudo resulta en temperaturas más frescas en comparación con las tierras bajas circundantes, lo que afecta los patrones climáticos, los niveles de precipitación y la distribución de las zonas de vegetación.
Las mesetas del mundo situadas a más altitud son:
Las mesetas más altas, con respecto al terreno circundante, son los tepuyes de Venezuela, Guyana, Colombia y Brasil, de paredes totalmente verticales, algunos de más de 1 km de altitud sobre la selva circundante. La cascada más alta del mundo, el Salto Ángel, se descuelga de un impresionante tepuy en territorio venezolano.
Otras mesetas importantes son las siguientes: