El tejón japonés (Meles anakuma) anaguma o mujina es una especie carnívoro de la familia Mustelidae. Es endémico en el Japón, donde se le encuentra en Honshu, Kyushu y Shikoku[2] (incluyendo Shodoshima[1]). La especie es más pequeña (en promedio 79 cm en machos) y tiene menos dimorfismo sexual que el tejón europeo.
Tejón japonés | ||
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Meles anakuma en el Zoológico Inokashira, Tokio, junio de 2009 | ||
Estado de conservación | ||
Preocupación menor (UICN 3.1)[1] | ||
Taxonomía | ||
Reino: | Animalia | |
Filo: | Chordata | |
Clase: | Mammalia | |
Orden: | Carnivora | |
Suborden: | Caniformia | |
Familia: | Mustelidae | |
Subfamilia: | Mustelinae | |
Género: | Meles | |
Especie: |
M. anakuma Temminck, 1844 | |
Distribución | ||
Área de distribución del tejón japonés | ||
La ausencia de tejones en la isla de Hokkaidō, y la presencia de su pariente Meles leucurus en Corea, sugiere que sus ancestros alcanzaron las islas del Japón por esta vía.[1] Los estudios genéticos indican que existen diferencias sustanciales entre el tejón japonés y europeo, y que los tejones europeos son genéticamente más homogéneos.[1]
Los tejones japoneses son nocturnos e hibernan durante los meses más fríos del año.[1] Hacia los dos años de edad, las hembras se reproducen y paren camadas de dos a tres cachorros en la primavera (marzo-abril). Vuelven a reproducirse poco tiempo después, pero difieren la implantación hasta el mes de febrero del año siguiente.[1] Esta especie es más solitaria que el tejón europeo; no se asocian en grupos sociales y no forman parejas estables. Durante la temporada de apareamiento, el territorio de un macho interacciona con el de dos a tres hembras.[1]
Esta especie posee una dieta omnívora que incluye gusanos, escarabajos, bayas y caquis.[1]
A pesar de ser una especie común su rango ha disminuido notablemente.[1] Se distribuye en aproximadamente el 29 % del país, un área que ha disminuido un 7 % en los últimos 25 años.[1] El incremento en el uso de la tierra y la agricultura y la competencia con los mapaches introducidos son su principal amenaza. La caza es legal, pero ha disminuido ostensiblemente desde la década de 1970.[1]