El título nobiliario de Marqués del Valle del Tojo (Toxo en su forma antigua, pronunciado Tojo), fue otorgado por Real cédula de Felipe V a los Fernández Campero en 1708 en el ámbito del antiguo Virreinato del Perú. La "marca" - de donde proviene el título de "marqués" - era el sitio estratégico económico y de tránsito entre las provincias arribeñas del Alto Perú - hoy Bolivia- con sus riquezas mineras en el Potosí, viñedos y trigales en Tarija , y las provincias abajeñas (Jujuy y Salta de la actual República Argentina) con sus minas en la Puna (por ejemplo Rinconada del Oro), encomiendas, ganados y cultivos, lo que constituye el límite norte de lo que fuera la vasta Región del Tucumán.
Marquesado del Valle de Tojo, conocido como "Marquesado de Yavi" | ||
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![]() Escudo de Juan José Feliciano Fernández Campero y Pérez de Uriondo Martiarena, IV marqués del Valle de Toxo | ||
Primer titular | Juan José Fernández Campero de Herrera | |
Concesión | Felipe V de España siglo XVIII | |
Actual titular | Título caduco según la legislación nobiliaria española. | |
Luego fue conocido popularmente como Marqués de Yavi, por la población en donde se encontraba su residencia principal (Yavi), en la actual provincia argentina de Jujuy. Al crearse el Virreinato del Río de La Plata (1776) el preexistente Marquesado del Tojo quedó comprendido en su territorio, y mantuvo su condición estratégica entre el Virreinato del Río de la Plata (con su puerto y capital en Buenos Aires) y el del Perú (con su capital en Lima y puertos en el Pacífico), si bien empezó su declive por la preponderancia del puerto de Santa María del Buen Ayre.
Los dominios del Marquesado se extendían por el actual departamento de Tarija, Bolivia ( Méndez, Cercado y partes de José María Avilés y O'Connor), siendo los centros importantes: Tojo, Tarija y La Angostura; gran parte norte de Jujuy (los actuales departamentos de Yavi, Cochinoca, Santa Catalina, Rinconada, Susques, Humahuaca, Tumbaya, Ledesma, Tilcara, Valle Grande y Santa Bárbara), siendo los centros importantes: Yavi, Puesto del Marqués, Sansana, Yoscaba, Cochinoca, Casabindo y Coranzulí; el noroeste de Salta (los actuales departamentos de Santa Victoria, Iruya y Orán) siendo los centros importantes: Iruya, Orán, San Antonio de los Cobres y Santa Victoria Oeste; norte de Catamarca (departamento de Antofagasta de la Sierra), siendo centro importante Antofagasta de la Sierra; sur del departamento de Chuquisaca (provincias de Nor Cinti y Sud Cinti), siendo los centros importantes: Camataqui, Santa Ana, Pazpaya y Escapana; extremos sureste del departamento de Potosí (este de las provincias de Modesto Omiste, Nor Chichas y Sud Chichas), siendo los sobresalientes: Estumilla, Talina, Livi Livi, Reinecilla y Sococha; Región de Antofagasta siendo su capital homónima el centro importante. La región del marquesado termina abarcando todo el desierto y puna de Atacama (provincias de Jujuy, Salta y Catamarca), y sur de la actual Bolivia.
La extensión geográfica se amplió con encomiendas y mercedes de tierras integradas principalmente por vía matrimonial al Marquesado, principalmente la concesión a principios del siglo XVII, de las preexistentes encomiendas de Casabindo y Cochinoca a don Bernardo Gutiérrez de Ovando, con su riqueza minera y agrícola, integrada al acervo por la alianza de Clemencia Bernárdez de Obando con el que luego fuera primer Marqués del Valle de Tojo, el español Juan José Fernández Campero y Herrera. Esta rica y joven heredera -casose a los doce años - también transmitió al Marquesado cuantiosas mercedes en los valles y en la quebrada jujeña heredados de su abuelo el Oidor de la Real Audiencia Pedro de Zarate, fundador de San Francisco de Álava en el valle de Jujuy (2.ª fundación de Jujuy, 1575)
El eje administrativo, económico y de residencia de los marqueses se encontraba entre Yavi (Jujuy, Argentina) y Tarija (hoy perteneciente a Bolivia). Los monumentos que hoy existen en la localidad de Yavi, la antigua iglesia de San Francisco de Yavi (capilla palatina) y la Casa Hacienda del Marquesado del Tojo (hoy Museo Histórico Provincial ) son construcciones que datan de fines del siglo XVII, anteriores al mismo marquesado, que hoy integran el listado de Monumentos Históricos Nacionales de Argentina. Yavi llegó a ser uno de los más importantes centros poblados de la Gobernación del Tucumán, teniendo en su apogeo en el siglo XVIII, más habitantes que la ciudad de Jujuy. Su ubicación estratégica en el principal camino terrestre ("Camino Real") sirvió de vínculo entre las regiones del Plata, del Tucumán con el Alto Perú. Un oasis natural de ricas pasturas cruzado por el Río Yavi y la más antigua tradición de metalurgia y minería. Tanto es así que en toda la Guerra Gaucha, hubo fabricación de obuses, armas de filo y pólvora en las ciudades de Tarija y Jujuy, además de metálico extraído de Rinconada del Oro (también con Cabildo e Iglesia del año de 1670 en los territorios del Marquesado) y plata de la Formación de Acoyte, en la actual Puna salteña. En su hacienda de Tojo tuvieron también los marqueses residencia y capilla ,y diversos establecimientos en postas, como ser la actual localidad de Puesto del Marqués (Jujuy).
La otra residencia se encuentra en la ciudad de Tarija, en la esquina noroeste de la plaza Luis Fuentes y Vargas, proveniente también del patrimonio de los Ovando. La misma fue reconstruida por el hijo del último marqués a mediados del siglo XIX, con estilo francés, un peculiar patio circular y doble altura, con uso comercial actualmente.[1]
Por lo mencionado, el Marquesado de Yavi constituyó el único título nobiliario más importante, en cuanto a duración temporal, extensión territorial y términos económicos concedido por la Corona en el Virreinato del Río de la Plata, que se vinculó con mayorazgos y encomiendas de los fundadores de las ciudades de Jujuy ( los Ortiz de Zarate, los Argañaraz y Murguía, los Ovando, los Goyechea) y Salta. Una genuina y noble aristocracia americana y terrateniente enraizada en territorio rioplatense - única en Argentina- con su red de parentescos en el Alto Perú y en las ciudades más antiguas del Norte Argentino.
Además del Marquesado del Tojo, la Corona española sólo concedió el efímero título nobiliario de Conde de Buenos Aires (1809 a 1810) al francés Santiago de Liniers como recompensa a su actuación en las invasiones inglesas, sin vínculo territorial, al que fuera luego el anteúltimo Virrey del Río de la Plata. La extinción para la Corona Española del título del Marquesado se originó en la postura independentista y patriota que tomó el cuarto y último marqués del Valle del Tojo, el Coronel Campero, Juan José Feliciano Fernández Campero. Sin embargo, hubo una amnistía del rey y su inmediato heredero , Fernando María Campero y Barragán, nunca reclamó el título nobiliario para sí, quizás porque se involucró en afanes políticos y militares de la naciente República de Bolivia. Sin embargo, testó para que su hijo Samuel Campero y de la Peña reclamara el título español, dejando constancia de su mejor derecho. Debe considerarse que antes de la formación de las Provincias Unidas del Río de la Plata, la Asamblea del Año XIII, abolió los títulos nobiliarios, por lo que no existe planteo posible legal en tierra americana, aunque tanto Argentina como Boliviano respetaron los derechos de propiedad de los marqueses.
La designación de "marqués de Yavi" se volvió el habitual con el que se conoce a los Marqueses del Valle del Tojo —o Toxo—, siendo este último el legítimo nombre del marquesado. El último marqués y su hijo- aún luego de extinguido el título- fueron popularmente conocidos también como "el marqués Campero"; dado que el patronímico Fernández Campero se transmitió también por vía femenina - por prerrogativa real- como en el caso de la II Marquesa, Manuela Micaela Ignacia Fernández Campero, y el III marqués del Valle del Tojo, su hijo Juan José Gervasio Fernández Campero y Martiarena del Barranco.
El origen del acervo patrimonial del Marquesado no se remonta a España, sino a encomenderos saltojujeños y tarijeños del siglo XVII , época de las fundaciones de las ciudades, y siglo XVII, cuando don Bernardo Gutiérrez de Ovando recibió de la Corona española, las tierras y encomiendas que comprendían la región de Tarija y la Puna Jujeña y su área de influencia. Estos bienes permanecieron entre los Ovando por más de un siglo, hasta que Juana Clemencia de Ovando, esposa del I marqués, se convirtió en única heredera de tan extenso patrimonio y lo transmitió al mayorazgo del Marquesado. Cómo era menor de edad, su madre y un tío arreglaron su matrimonio con Juan José Fernández-Campero de Herrera, un hidalgo español nacido en 1645, en Abionzo, Cantabria, que había llegado como miembro del séquito del Virrey del Perú, Pedro Antonio Fernández de Castro, X conde de Lemos, y con cartas de recomendación de la reina Mariana de Austria. El matrimonio se celebró el 5 de agosto de 1678, y como Juana Clemencia Ovando contaba con doce años de edad, ese mismo día levantó su protesta ante escribano público declarando que su matrimonio era forzado por su madre y su abuelo materno, aunque luego rectificó estas declaraciones aduciendo que habían sido impuestas por su padrastro, don Pedro de Santisteban. Sin embargo, la heredera universal de los bienes de los Ovando murió de sobreparto el 30 de diciembre de 1690, dejando como único heredero a su esposo Juan José Fernández Campero, 18 años antes que recibiera el título de marqués.
Convertido en uno de los terratenientes y encomenderos más ricos del territorio del Alto Perú y del Virreinato del Perú, Juan José Fernández Campero acrecentó el patrimonio recibido de su primer esposa con el comercio y la minería y obtuvo el título de Marqués del Valle de Tojo el 9 de agosto de 1708. Ese mismo año contrajo matrimonio con Josefa Gutiérrez de la Portilla. Debido a las relaciones y servicios prestados a los Virreyes del Perú, a la hidalguía de sus orígenes españoles, a la munificencia de los donativos brindados a la educación y a la Iglesia y a la Compañía de Jesús, la familia Fernández Campero gozó del prestigio propio de la antigua nobleza, a la par que les aseguraba preponderancia política en los cabildos de Jujuy y de Tarija. Como muestra de munificencia, los Marqueses del Valle de Tojo dotaron al colegio de la Compañía de Jesús de Tarija y a otras obras piadosas, iglesias y capillas en esa ciudad, Potosí y Yavi.
El patrimonio de los Marqueses del Valle de Tojo continuó creciendo mediante la compra de propiedades, además de los ingresos obtenidos de las encomiendas y de las minas en sus territorios. También su fortuna se incrementó durante el siglo XVIII, por el comercio de grandes manadas de mulas, y efectos de la tierra (cueros, textiles, alimentos y vinos) destinadas al principal centro de demanda por aquel entonces, la explotación minera del Potosí. Para dar una idea de magnitud, el Potosí demandaba 30.000 mulas año hasta 1781. Las pasturas de la Puna eran aptas para la cría de camélidos y ovejas y la invernada de ganado mular, por el Camino Real y las postas del marquesado se hacía también el arreo de ganado criado en las provincias abajeñas, y permitía también el comercio de oro y plata extraídos de las explotaciones mineras de la Puna. Esta riqueza permitió, en el caso del primer marqués, Juan José Fernández Campero y Herrera, realizar donaciones para la construcción de las Iglesias de la Puna -Cochinoca, Casabindo- ,adquirir una magnífica biblioteca, edificar una primera escuela, como también tener un pintor "de corte", el peruano Matheo Pizarro para proveer a Iglesias de San Francisco de Yavi, de Uquía , de Humahuaca y residencias principales.
El título nobiliario desapareció por las disposiciones de la Asamblea del año XIII que determinaban el fin de los privilegios nobiliarios y feudales en el territorio rioplatense. Durante este periodo de las Guerras de la Independencia, el cuarto marqués Juan José Feliciano Fernández Campero, luego de un delicado equilibrio de lealtades entre los realistas y las fuerzas patriotas , se sumó en primer término al Ejército del Norte durante la Batalla de Salta (1813) y luego a las tropas comandadas por su pariente Martín Miguel de Güemes en la llamada Guerra Gaucha. Fue derrotado y hecho prisionero por el ejército realista en la Batalla de Yavi el 15 de noviembre de 1816. Capturado, fue llevado a Lima para luego ser embarcado a España, muriendo en Kingston (Jamaica británica) un 22 de octubre de 1820. Desde allí fue repatriado a Jujuy por intermedio de la Cancillería argentina, en marzo de 2010, como parte de una reivindicación histórica de la figura del general Güemes, jefe y pariente del Marqués Campero, y demás héroes de la Guerra Gaucha .[2]
Las fincas, explotaciones mineras y demás bienes que constituían la base patrimonial del antiguo Marquesado, fueron recuperadas y ampliadas mediante compra, por el heredero del último marqués, el general boliviano Fernando María Campero Barragán (1808-1883), quien ejerció el control territorial de toda la región, en el medio de la confusión de la zona fronteriza entre la naciente República de Bolivia y la Confederación Argentina. Autores como Juan Isidro Quesada, hacen referencia a que Fernando Campero fue reconocido como "el Marqués" por parte de su tío político, el mariscal Andrés de Santa Cruz, en mérito a los servicios prestados por su familia a la causa de la Independencia. Y con este apelativo fue conocido por los pobladores de la Puna, quienes vieron transformado el pago de los antiguos derechos de encomienda, en arriendos de tierra hasta pasada la primera mitad del siglo XIX.[1]
Esta última cuestión se prolongó hasta la década de 1870, cuando los pobladores indígenas de Cochinoca y Casabindo en la provincia de Jujuy, impugnaron judicialmente los títulos de propiedad de Fernando Campero y sus derechos de continuar cobrando arriendos o derechos de encomienda. Estas disputas judiciales se dieron en tribunales jujeños y llegaron hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, enmarcada en el enfrentamiento entre liberales mitristas y oponentes federales. El gobernador jujeñoPedro José del Portal, mitrista, no reconoció los derechos de propiedad de Fernando Campero Barragán sobre las propiedades de Cochinoca y Casabindo, mientras que el gobernador José María Álvarez Prado restituyó la posesión de los bienes a Fernando Campero haciendo reserva de un juicio posterior de clarificación de títulos para verificar la procedencia de la titularidad del dominio. La disputa judicial entre Campero y sus impugnadores tuvo diferentes estadíos, hasta que la Corte Suprema de la República Argentina resolvió la cuestión en 1877, declarando caducas e incompatibles con el régimen jurídico y constitucional argentino, las antiguas mercedes reales otorgadas en encomienda sobre los pobladores de Cochinoca y Casabindo.[3]No así las otras propiedades del antiguo Marquesado, la finca de Yavi, que fue transmitida a los herederos de Fernando Campero Barragán y de su segunda esposa Corina Aráoz de Campero, quienes la mantuvieron en su patrimonio hasta mediados del siglo XX. Otros bienes inmuebles ubicados en la provincia de Jujuy fueron objeto de transacciones entre la Familia Campero y sus habitantes bajo el auspicio del gobierno jujeño.[4]
Los restantes bienes del antiguo Marquesado fueron divididos por disposiciones testamentarias de Fernando María Campero Barragán, en 1883. Los bienes ubicados en territorio boliviano, fueron entregados a los hijos de su primer matrimonio con Tomasa de la Peña Campero y Santa Cruz. La primera esposa de Fernando Campero era hija de Juan Ignacio de la Peña Campero y de María Josefa Santa Cruz, descendiente de don Diego Campero y Sigler, afincado en Tucumán, quien falleció en junio de 1729,[5]vecino de Abionzo, España , de dónde procedía también el 1° Marqués. También, Tomasa de la Peña Campero y Santa Cruz, era sobrina del Mariscal de Zepita, Andrés de Santa Cruz, lo que explica el papel que jugó Fernando María Campero Barragán en el conflicto entre la Confederación Argentina y la Confederación Perú-Boliviana en la primera mitad del siglo XIX, y la Anexión de Tarija, que dejó de ser provincia rioplatense y paso a formar finalmente parte del Estado de Bolivia.
Por su parte, los bienes ubicados en el territorio argentino , en las provincias de Salta y Jujuy correspondieron a los hijos habidos del segundo matrimonio de Fernando María Campero-Barragán con Corina Aráoz y Vaca de Pazos del Rey. Hoy la descendencia de los marqueses se encuentra esparcida en Bolivia, Chile y en el Norte argentino.
La familia Fernández Campero de los marqueses del Tojo no debe confundirse con otra familia Campero- a secas- que si bien tiene el mismo origen geográfico que el primer marqués en Cantabria, no constituyen una rama de la familia marquesal y se radicaron en lo que ya era la Argentina un siglo y medio después, en el interior tucumano, Famaillá y Leales , a la que pertenece el exgobernador de Tucumán en 1924, Miguel Campero.
En cambio, existen derechos hereditarios de la rama colateral de los Arce Campero tarijeños reclamando en España propiedades de los marqueses, y derechos nobiliarios legitimados por Alfonso XII a principios del siglo XX para otra rama colateral Pérez Uriondo- Fernández Campero que fuera originaria de Chile.
En la actualidad los fondos documentales del Marquesado del Valle de Tojo, cuyo acervo está constituido por testamentos, cartas dotales, dispensas eclesiásticas, y otros actos relativos a la vida familiar de los Marqueses, como también, otros documentos de carácter comercial, jurídico y político, están depositados en el Archivo Histórico de la provincia de Jujuy. Dicha documentación está identificada como "los fondos del Marquesado del Valle de Tojo", destinado a la consulta de investigadores.
Hubo cuatro marqueses desde su creación por la Real Cédula emitida por Felipe V, rey de España, hasta su supresión por las disposiciones de las Asamblea del Año XIII, de las Provincias Unidas del Río de la Plata. No obstante, en el periodo de la Guerra de la Independencia y la Guerra Gaucha, entre 1812 y 1825, la costumbre hizo que Juan José Feliciano Fernández Campero, como también su hijo Fernando María Campero Barragán, fuesen tratados socialmente como "marqueses".
El título se encuentra extinto actualmente y ha sido eliminado de los registros del Ministerio de Justicia español, como también, del listado de títulos nobiliarios de la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España.
En América, los titulares del marquesado fueron los siguientes:
Sin embargo, cabe señalar que dos descendientes con derecho al título nobiliario:
Ver también: