Marion Popenoe de Hatch (26 de octubre de 1930, Guatemala) es una arqueóloga guatemalteca con origen estadounidense e inglés. Es conocida por sus grandes aportes en la arqueología maya, su interés en el avance científico de esta disciplina y por su trabajo en la docencia guatemalteca.[1]
Marion Popenoe de Hatch | ||
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Información personal | ||
Nacimiento |
1930 Guatemala | |
Información profesional | ||
Ocupación | Arqueóloga | |
Su padre, Frederick Wilson Popenoe, fue un agrónomo, botánico y horticultor estadounidense, conocido por ser el fundador de la escuela agrícola Zamorano, Honduras en 1941 y también por ser impulsor de la agricultura en Centroamérica. Su madre, Dorothy Kate Hughes, era una botánica inglesa con interés en la arqueología. Realizó investigaciones en sitios arqueológicos como Tenampúa, Cerro Palenque y Playa de los Muertos, Honduras. Los padres de la Doctora Hatch se conocieron en 1923 en el Herbario Nacional de Estados Unidos (United States National Herbarium), meses después se casaron. En 1925 se trasladaron a Honduras debido al nuevo trabajo de Wilson Popenoe como director de experimentos agrícolas tropicales en la United Fruit Company. Después de los trabajos realizados en Honduras, en 1929 los Popenoe compraron las ruinas de una casa del sigo XVII en Antigua Guatemala, residiendo en la ciudad colonial de forma definitiva. Hoy en día la casa es conocida como “La Casa Popenoe[2]” y forma parte del atractivo turístico y cultural del lugar.[3]
La doctora Marion Popenoe de Hatch vivió hasta los dos años de edad en Guatemala, sin embargo, después de la muerte de su madre en diciembre de 1932, se trasladó a Maryland. Allí estudió los primeros años de escuela en Silver Spring. Regresó a Guatemala y la educación media la recibió en el Colegio Lehnsen, del cual se graduó en 1948. Posteriormente, se trasladó de nuevo a los Estados Unidos, donde en 1953 obtuvo un B.A. en Relaciones Internacionales de la Universidad de California en Berkeley. Ese mismo año contrajo matrimonio con Richard Lee Hatch, y tuvieron dos hijas: Dorothy y Carolyn Hatch. Su interés por la arqueología surgió al leer los trabajos que su madre había realizado en los sitios arqueológicos de Honduras. No obstante, no fue hasta después del fallecimiento de su esposo en 1967, que ingresó de nuevo a la Universidad de California en Berkeley para obtener un B.A. en Antropología en 1970 y un Ph.D. en Antropología en 1974.[4]
Su carrera arqueológica en Guatemala fue guiada por Edwin M. Shook. Ambos trabajaron en sitios arqueológicos como Monte Alto, La Blanca, El Bálsamo, San Andrés Semetabaj y Salinas Tilapa. En estos proyectos fungió como asistente de análisis cerámico, especializándose a lo largo de su carrera en la cerámica del Altiplano y la Costa Sur de Guatemala. Su aporte más importante en la arqueología guatemalteca es la creación del análisis tipo Vajilla, el cual se basa en la identificación de tipos cerámicos a través de su pasta. En 1977 comenzó su carrera como docente cuando ingresó a la Universidad de San Carlos de Guatemala. En 1982 ayudó a fundar la carrera de Arqueología en la Universidad del Valle de Guatemala (UVG), siendo nombrada directora del departamento ese mismo año. Su interés en la educación quedó plasmado en la Universidad del Valle, ya que utilizó sus conexiones con Universidades extranjeras para la implementación de ayudas financieras hacia los estudiantes. También ayudó a sus alumnos de último año a obtener becas para estudios de posgrado en el extranjero.[5]
En 1992 y 1993 Marion Popenoe de Hatch dirigió el Proyecto Arqueológico “La Garrucha” de la Universidad del Valle de Guatemala. En este proyecto se analizó el movimiento de la población Naranjo hacia el área de La Gomera, Escuintla, ayudando a comprender los procesos sociales que se realizaron en la Costa Pacífica durante el período Preclásico Tardío (400 a. C.-200 d. C.) y primera parte del Clásico Temprano (300 a. C.-400 d. C.). Este proyecto fue utilizado como entrenamiento para los estudiantes de arqueología de la Universidad, dando inicio a una forma de enseñanza que hoy en día se continúa utilizando. Otra contribución fue su trabajo en el Proyecto Arqueológico Tak´alik Ab´aj,[6] donde realizó la primera reconstrucción histórica por medio de la cerámica. Este trabajo es altamente importante no solo por la información proporcionada, sino también por el grado de dificultad que el material presentaba al estar en un área donde la conservación no es adecuada para los objetos prehispánicos. En este sitio, la Marion Popenoe de Hatch también realizó investigaciones arqueoastronómicas, interpretando el uso de diferentes edificios y monumentos relacionados con observaciones de cuerpos y fenómenos celestes.[7]
Ha trabajado en diversos sitios del Altiplano guatemalteco realizando análisis cerámicos,[8] que han ayudado a comprender la cronología y gran parte del aspecto cultural que se daba en estos lugares. En 1978 junto a Jamie K. Donaldson y bajo la dirección de Edwin M. Shook, realizó la primera investigación arqueológica en el sitio Semetabaj en el municipio de San Andrés Semetabaj, Sololá. El Informe publicado al año siguiente,[9] sigue siendo fundamental en el conocimiento de la arqueología de la Cuenca del Lago Atitlán, contando además, con las primeras dataciones por Carbono 14 en la región. Desde el año 2003 ha colaborado activamente en el análisis de la cerámica obtenida por subsecuentes proyectos en dicho sitio bajo la Universidad del Valle de Guatemala y su Centro de Investigaciones Arqueológicas y Antropológicas (CIAA).[10] Otra colaboración importante se dio con el Proyecto de Salvamento Arqueológico del Valle del Río Chixoy, del Centro Nacional de la Investigación Científica (CNRS) y el Instituto de Etnología de París, junto a Alain Ichon a inicios de los años ochenta.[11]El acercamiento a los materiales de esta región, y de otros excavados por la Misión Francesa, la llevaría a proponer la existencia de una tradición cerámica a la cual nombraría como Solano.[12] Posteriormente, Marion Popenoe de Hatch, lograría la identificación de ésta con grupos quicheanos e incluso sugiriendo su deriva posterior en los tres grupos lingüísticos de esta rama a través de la identificación de distintas vajillas cerámicas.[13] El trabajo más importante lo realizó en el sitio arqueológico Kaminaljuyu (proyectos Kaminaljuyu/San Jorge y Miraflores II).[14] Durante el tiempo que trabajó en el sitio perfeccionó la secuencia cronológica que Shook había desarrollado; además realizó estudios de ingeniería hidráulica que ayudaron a comprender la función de los cuerpos de agua, así como canales artificiales presentes en el sitio. Estos estudios duraron hasta el 2004.[13]