Marcos Salazar Delfino (Caracas, Venezuela, 20 de noviembre de 1948)[1] es un pintor y escultor venezolano.
Marcos Salazar Delfino | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 20 de noviembre de 1948 | |
Residencia | Caracas, Venezuela. | |
Nacionalidad | Venezolana | |
Información profesional | ||
Ocupación | escultor, pintor, docente | |
Distinciones |
(1984) Premio Nacional de Escenografía para Cine, por su trabajo en la película Orinoko Nuevo Mundo. Festival Nacional de Cine, Mérida, Venezuela. (1989) Mención de Honor, 1a Bienal Nacional de Artes Visuales, Christian Dior, Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofia Imber, Caracas. (1998) “Medalla Caracas", por su trabajo escultórico “Trompetilla para Sordos”, Museo Ambiental Parque Los Caobos. | |
Pintor y escultor venezolano. Nace en Caracas, Venezuela el 20 de noviembre de 1948.
Hasta 1971, realiza estudios de Ingeniería Civil e Industrial en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) ( Caracas – Venezuela).
Previamente, realizó estudios de filosofía en la Universidad Central de Venezuela durante el período 1968 – 1969.
En el año 1972, estudia técnicas de fabricación de moldes con el maestro Biaggio Campanella; Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas (Caracas – Venezuela).
Durante el período 1974-1975, funge como profesor de dibujo y pintura en el Taller de Arte Libre de la UCV.
Su obra parte de la realidad científica, poética y mítica que se hallan en el escudo guayanés y el Autana. Se enfoca como trabajo conceptual en la génesis, desde los orígenes de las edades geológicas y de las culturas autóctonas, como los “pemones” venezolanos.
De acuerdo a la naturaleza de los materiales utilizados en su obra escultórica, se encuentran principalmente la resina poliéster y el granito.
En 1988, junto a Jorge Pizzani, Rafael Barrios, y Jorge Marturet, reimaginan los espacios ideales de una morada en la experiencia colectiva “Casa Bonita” (MACCSI, 1988)
Luego, en 1993 expone ¨Memorias del pan¨ (MACCSI, 1993), siendo una de las muestras individuales más importantes del artista ya que representa también uno de sus mejores momentos. La curadora Maria Luz Cardenas describe en el texto del catálogo de "Memorias del pan" que:
"“Si alguna referencia poética pudiera dar cuenta de lo que revela esta exposición, tal podría ser ésta [la] de Hölderlin. El éter, hidrógeno fino, fluye por entre los cristales, espacios y sonidos vacíos creados por la ausencia de los semitonos. "Memorias del pan" se basa sobre ese fluido generando ondas en sus superficies: 'oxígeno de Dios' […]. La muestra ha sido concebida como un sistema de lecturas y correspondencias donde tres pequeñas referencias (El Llamado, Fósil y El Manantial) establecen el planteamiento conceptual que llevó posteriormente a las grandes creaciones fragmentadas que se llaman, acercan, separan y nunca se encuentran entre sí, pero, eso sí, inducen a los espectadores a vivir en esos espacios de vacío que impulsan necesariamente a la producción de una acción transformadora y cristalizadora de energía"[2]