Manuel Canduela Serrano (Valencia, 20 de noviembre de 1969) es un expolítico español, líder del partido político neonazi[1] Democracia Nacional (DN) desde 2004, hasta 2018.[2]
Manuel Canduela | ||
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Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Manuel Canduela Serrano | |
Nacimiento |
20 de noviembre de 1969 (55 años) Valencia (España) | |
Nacionalidad | Española | |
Información profesional | ||
Ocupación | Político | |
Cargos ocupados | Líder (2004-2018) | |
Partido político | Democracia Nacional | |
Miembro de | División 250 | |
Nació el 20 de noviembre de 1969[3] en Valencia.[4]
Fue falangista en la adolescencia.[3] En la década de 1990 fundó una banda musical de género RAC conocida como División 250, disuelta en la actualidad.[5] En su juventud, también militó en la agrupación neonazi valenciana Acción Radical.[6] Fue procesado en el juicio relativo al asesinato de Guillem Agulló, y resultó absuelto.[7] Sin embargo, fue condenado en 1995 a dos meses de prisión por asociación ilícita[7] a la extinta agrupación.[2][8][9]
Se convirtió, tras una purga interna,[3][10][11] en líder del partido de extrema derecha Democracia Nacional en 2004.[12] Dimitió de dicho cargo en el año 2018, debido a problemas personales que le impedían dedicar a la organización el tiempo requerido.[13]
En distintas entrevistas y mítines, Canduela ha expuesto sus opiniones acerca de minorías raciales, religiosas y políticas, opiniones que han sido recogidas por los medios de comunicación. Así pues, Manuel Canduela es crítico con respecto al sionismo, el Islam, el fenómeno migratorio y los antifascistas.
Afirma que en 1492 «nos liberamos del yugo musulmán y judío»,[5] y que «si no hubiéramos ganado, no podríamos hacer ni eso [comer jamón o tomar alcohol] y, ahora, seríamos el culo del Islam».[5] De personas relacionadas con el independentismo catalán como Joan Laporta o Josep Lluís Carod-Rovira afirma que son «cochinos» y «repugnantes».[5] De los activistas antifascistas afirma que son «gentuza que trabaja para el Gobierno».[14] Afirma que «hay una relación causa-efecto entre inmigración y delincuencia»,[15] y que «España [es una] recolectora mundial de inmigrantes».[16]