Magdaleniense

Summary

La cultura Magdaleniense (en francés: Magdalénien) es una de las últimas culturas del Paleolítico superior y Mesolítico en la Europa occidental, que fue caracterizada por los rasgos de su industria lítica y ósea. Sucedió a la cultura Solutrense y estaría datado hace entre 17−12 000 años AP aproximadamente. Recibe su nombre del yacimiento tipo del abrigo de La Madeleine, un refugio rocoso ubicado en el valle de Vézère de Tursac, en Dordoña, Francia.

Distribución de la cultura magdaleniense en Europa. En rosa, el Magdaleniense y en rojo, el Epigravetiense, los puntos azules son yacimientos.

El Magdaleniense, que se extendió a lo largo del Würm IV, tuvo una secuencia alterna de clima frío y seco, y fresco y húmedo. El cambio climático acaecido hace unos 12 000 años hizo modificar los hábitos cinegéticos y alimenticios, dando por finalizado al Magdaleniense con la transición al Aziliense.[1]​ Las subdivisiones del periodo dependen según autores y según zonas geográficas, y los sistemas de periodización se pueden fijar en distintos métodos u objetos y su evolución.[2]

Édouard Lartet y Henry Christy denominaron originalmente a este período «L'âge du renne» ('la edad del reno'). Realizaron la primera excavación arqueológica del yacimiento tipo, que publicaron en 1875. El Magdaleniense se asocia con la caza de renos, aunque sus yacimientos contienen amplia evidencia de la caza de ciervos rojos, caballos salvajes y otra megafauna presente en Europa hacia el final de la Última glaciación. Esta cultura estaba geográficamente extendida, y los yacimientos magdalenienses posteriores se extendían desde Portugal, al oeste, hasta Polonia, al este, y tan al norte como Francia, las Islas del Canal, Inglaterra y Gales. Además de La Madeleine, las principales estaciones del Magdaleniense son Les Eyzies, Laugerie-Basse y Gorges d'Enfer, en Dordoña, la cueva del Placard, en Charente, y otras en el suroeste de Francia.

Los pueblos magdalenienses produjeron una amplia variedad de arte, incluyendo figurillas y pinturas rupestres. Se han encontrado evidencias que sugieren que practicaban regularmente el canibalismo (probablemente ritualista), además de la producción de copas de cráneos.

Estudios recientes han identificado a la cultura magdaleniense con los humanos que, procedentes de Anatolia y los Balcanes, repoblaron Italia y el resto de Europa tras el último máximo glacial, reemplazando a los practicantes de la cultura solutrense que solo habían sobrevivido en la península Ibérica y el sur de Francia.[3]​ Los estudios genéticos indican que los pueblos magdalenienses descendían principalmente de grupos cromañones de Europa occidental, como los gravetienses, presentes en Europa occidental hace más de 30 000 años antes del Último Máximo Glacial (UGM), que se habían retirado al suroeste de Europa durante el UGM. Los pueblos magdalenienses fueron reemplazados, o en algunas zonas absorbidos, por grupos de cazadores-recolectores occidentales relacionados con el epigravetiense a finales del Pleistoceno.

Concepto general

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Abrigo de La Madeleine, que da nombre a la cultura, y desde 1979, patrimonio de la humanidad parte de «Sitios prehistóricos y grutas decoradas del valle del Vézère»

La cultura Magdaleniense se extendió por Francia, Suiza, España y Alemania hace 17.000 años, perdurando hasta hace 12.000 años; es decir, hasta el inicio del Holoceno (ca. 11.700 BP). Se divide en inferior y superior, cada una a su vez subdividida en tres estadios (I, II y III). En Inglaterra existe una cultura paralela al final del Magdaleniense, llamada creswelliense. En la península ibérica, la obra magdaleniense más famosa son las cuevas de Altamira. Puede considerarse como la primera civilización [aclaración requerida] europea occidental, pues debido a un aumento demográfico sobrepasa los límites de su foco originario y se extiende prácticamente por todo el continente europeo. La necesidad de materias primas líticas de buena calidad es un motivo importante para desplazar a un grupo a buscarlas, a veces a varias decenas de kilómetros. Utensilios de un sílex especial denominado tipo Urbasa, procedente de la sierra navarra homónima, han sido encontrados a lo largo de la cornisa cantábrica y suroeste de Francia, a 400 kilómetros.

Las oscilaciones del clima entre cálidas y frías, y húmedas y secas, tienen una gran influencia tanto sobre la fauna como sobre la flora. En las etapas templadas, predominan los caballos, bosques de hoja caduca y extensas praderas de gramíneas, mientras que en las épocas más frías, la especie representativa es el reno y hay una regresión de los bosques en beneficio de las praderas.

Enterraban a sus muertos, pero se conocen escasas sepulturas, comúnmente son simples fosas poco profundas. Se han encontrado extensos campamentos al aire libre, organizándose en tiendas o cabañas. Esta tendencia al agrupamiento se ve reforzada, pues determinados yacimientos son auténticas necrópolis.

Fue una cultura de cazadores. Su base era la caza del caballo, mientras que en la Europa del Este el mamut era la especie más codiciada. Surge un aprovechamiento completo de las especies animales.

El tipo humano que da lugar a este periodo es el cromañón u Homo sapiens.

Expansión de los recursos

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La expansión de los recursos, que tuvo lugar durante el solutrense, permite continuar con esta estrategia en un entorno similar, de ahí la expresión "con un solo valle basta". La cantidad de recursos de que disponen los magdalenienses es tan grande que les permite volverse semisedentarios.

La principal novedad que aporta a los recursos el magdaleniense es la explotación de los recursos marinos. La pieza lítica que caracteriza al magdaleniense es el arpón, diseñado para atrapar grandes presas marinas, como cachalotes o ballenas. Esto supone que utilizaban embarcaciones (los magdalenienses desarrollaron las primeras embarcaciones de la historia) para pescar en alta mar que no se han conservado al estar hechas de madera.

Aparte de la explotación de los recursos marinos, se continúa con el sistema cazador-recolector adaptado a las nuevas condiciones.

Prácticas funerarias y rituales

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Se han documentado dos prácticas mortuorias principales: el enterramiento primario (individuos depositados completos, a veces con ofrendas) y el canibalismo ritual, evidenciado por marcas de corte, fracturas óseas y la fabricación de 'copas craneales' en los yacimientos de la cueva de Gough y Brillenhöhle. Un estudio reciente[4]​ sugiere que el canibalismo no respondía a necesidades nutricionales, sino que era un comportamiento funerario extendido, especialmente en el Magdaleniense medio (fases III-IV), asociado a grupos con ascendencia genética GoyetQ2 (Cuevas de Goyet). Los enterramientos primarios, más frecuentes en el Magdaleniense Superior, se vinculan a poblaciones con afinidad genética al clúster de Ripari Villabruna (Epigravetiense), lo que podría reflejar un reemplazo poblacional.[5]

Magdaleniense inferior y superior

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Esta división está ampliamente extendida, aunque también se llega a incluir un Magdaleniense medio en alguna literatura. A su vez se ajustan las divisiones en zonas geográficas, donde la difusión de las distintas partes o estadios cambian en fechas, por ejemplo, es fácil encontrar menciones a, por ejemplo, «Magdaleniense inferior cantábrico».

Magdaleniense inferior

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Como características comunes cabe citar los buriles, raspadores y raspadores-buriles.

Magdaleniense inferior, estadio I

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Se caracteriza por raederas, extrañas piezas de sílex pequeñas y con toscos retoques, perforadores múltiples y azagayas de base biselada. Numerosas raclettes, azagayas cilíndricas de largo bisel con estrías en forma de espiga.

Magdaleniense inferior, estadio II

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Caracterizado por la existencia de triángulos escalenos. Abundante utillaje sobre hojas y hojitas, disminución de raclettes y buriles. Azagayas bicónicas.

Magdaleniense inferior, estadio III

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Caracterizado por puntas de azagaya de hueso con largo bisel, a veces con surco. Azagayas macizas de bisel largo y liso y azagayas con ranuras laterales. Varillas semicirculares.

Magdaleniense superior

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Magdaleniense superior, estadio I

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Caracterizado por los prototipos de arpones. Se encuentran muchas estatuillas de bulto redondo, hechas con asta de reno, hueso y a veces marfil, así como los llamados «bastones perforados» (hasta hace poco todavía erróneamente denominados como «bastones de mando»), realizados en la mayor parte de casos con tramos de asta de reno y, en la menor parte de casos, de ciervo. Desde el siglo XIX se han propuesto numerosas hipótesis para explicar su función, asociándolos a todo tipo de usos y herramientas. Una teoría que todavía era dominante a principios del siglo XXI consistía en interpretar estos bastones como herramientas destinadas a la fabricación y/o al enderezamiento de azagayas, o simplemente como propulsores. Estudios más recientes, publicados en 2014 por el estadounidense Christopher Kilgore y el francés Erik Gonthier,[6][7]​ han aportado numerosas observaciones que muestran que, en realidad, los bastones de agujero perpendicular (designados como «tipo A» en la tesis Kilgore-Gonthier) servían para la fabricación de cuerdas obtenidas mediante el trenzado de crines de caballo. Para Gonthier y Kilgore, como ya lo había sugerido Henri Breuil en 1954,[8][9]​ estos bastones eran los mangos de ruecas giratorias con las que se hilaban las crines, mientras que los bastones de agujero oblicuo (designados como «tipo B» en la tesis Kilgore-Gonthier) eran empuñaduras de freno usadas para bloquear cuerdas y detener de este modo animales capturados con lazos o redes. Numerosas representaciones parietales y un fragmento de cuerda descubierto en la cueva de Lascaux el 25 de septiembre de 1953 (de una antiguëdad de entre 17 000 y 18 000 años[6]​) han establecido hace tiempo que la cuerda, el lazo simple, el lazo con pértiga y la red eran objetos de fabricación cotidiana durante el Paleolítico superior.[6][10]

El arte magdaleniense se caracteriza por el desarrollo del bajorrelieve y del grabado, existiendo algunos ejemplos de estas técnicas en placas de roca caliza, sobre todo representando animales. Hay grabados en huesos o astas de reno y en los bastones perforados. Se conoce también algún modelado en arcilla. Se han efectuado hallazgos del llamado arte decorativo, consistente en motivos geométricos (principalmente espirales) en diversas regiones. La pintura se ha hecho polícroma y la perspectiva se ha enderezado. El trazo es más fino. Los animales son a veces grabados antes de ser pintados.

Magdaleniense superior, estadio II

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Caracterizado por arpones de una sola hilera de dientes y por la existencia de tridentes; existen asimismo puntas de muesca magdaleniense de sílex.

Magdaleniense superior, estadio III

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Caracterizado por arpones de doble hilera de dientes y buriles "pico de loro", puntas azilienses, microrraspadores cortos, microlitos geométricos y puntas pedunculares. Durante esta fase se encuentran bajorrelieves en simples ahuecados, que representan caballos, cabras, bisontes, peces, pájaros y a veces figuras humanas. Se conocen igualmente muchos dibujos de filas de caballo de cabeza desproporcionadamente grande.

Magdaleniense en fases

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Algunos autores, como González Echegaray y Utrilla, utilizan una taxonomía del magdaleniense basada en fases: 0, I, II, III, IV, V y VI, cuyo origen es la periodización de Breuil.

Para la costa cantábrica se han hecho coincidir ambos sistemas según la siguiente división: 0, I, II y III con Magdaleniense inferior y IV, V y VI con Magdaleniense superior, aunque hay discrepancias, especialmente con la atribución del magdaleniense III.[11][12]

Arte

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Hueso grabado con una cierva y un pez, cueva de La Vache (Ariège) - Musée d'archéologie nationale
 
Propulsor «hiena reptante», asta de reno, abrigo de La Madeleine
 
Bisones de arcilla en la cueva de Tuc d'Audoubert

El arte magdaleniense está presente en casi toda Europa occidental (península ibérica, Francia, Suiza, Alemania y Polonia).[13]​ Huesos, astas de reno y dientes de animales muestran imágenes talladas o grabadas de focas, peces, renos, mamuts y otras criaturas.

Los ejemplos de arte mueble magdaleniense son bastones, figurillas y puntas de proyectil con intrincados grabados, así como artículos de adorno personal como conchas marinas, dientes perforados de carnívoros (presumiblemente collares) y fósiles. Las mejores obras son un mamut grabado en un fragmento de su propio marfil; una daga de asta de reno con empuñadura en forma de reno; un oso cavernario tallado en una pieza plana de esquisto; un sello en un diente de oso; un pez dibujado en una asta de reno; y una imagen completa, también en asta de reno, que muestra caballos, un uro, árboles y una serpiente mordiendo la pierna de un hombre. El hombre está desnudo, lo que, junto con la serpiente, sugiere un clima cálido a pesar de la presencia del reno.

En la cueva de Tuc d'Audoubert, se descubrió una estatua de arcilla de 45 cm de dos bisontes, esculpida en relieve, en la sala más profunda, ahora conocida como la sala de los Bisontes.[14]

El arte parietal es particularmente rico y diversificado (Rouffignac,[15]Niaux,[16]​ Roc-aux-Sorciers,[17]Altamira[18]​ etc.). La cueva de Lascaux tiene los ejemplos más conocidos de arte rupestre magdaleniense. Se ha sugerido que el yacimiento de Altamira, en España, con sus extensas y variadas formas de arte mueble magdaleniense, fue un lugar de aglomeración donde se congregaron grupos de cazadores-recolectores magdalenienses.[19]

Genética

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Los genes de siete magdalenienses, del Cúmulo El Mirón en Cantabria, han mostrado una estrecha relación con una población que habitó el norte de Europa unos 20 000 años AP. Los análisis sugirieron que entre el 70-80 % de la ascendencia de estos individuos provenía de la población representada por Goyet Q116-1, asociada con la cultura auriñaciense de aproximadamente 35 000 años AP, de las cuevas de Goyet en la Bélgica moderna.[21]​ Se ha descubierto que los magdalenienses están estrechamente relacionados con los solutrenses.[22]​También se ha descubierto que los magdalenienses están estrechamente relacionados con los gravetienses occidentales que habitaron Francia y España antes del Último Máximo Glacial.[23]​ El individuo GoyetQ2 de 15 000 años de antigüedad de las cuevas de Goyet se utiliza a menudo como un indicador de la ascendencia magdaleniense.[23]​ El análisis de los genomas de los magdalenienses relacionados con GoyetQ2 sugiere que, al igual que los grupos cromañones anteriores, probablemente tenían un tono de piel relativamente oscuro en comparación con los europeos modernos.[22]​ Un estudio de 2023 propuso que, en relación con con grupos relacionados con el Cro-Magnon de Europa occidental anteriores, como el Auriñaciense relacionado con Goyet Q116-1, y el grupo Fournol, asociado con el Gravetiense Occidental, parecen tener una ascendencia significativa (aproximadamente un 30 %) del grupo Villabruna (que se cree que es de origen del sureste europeo y comparte afinidades con pueblos de Asia occidental que no se encuentran en los cazadores-recolectores europeos anteriores), asociado con el Epigravetiense.[23]

Las tres muestras de ADN-Y incluyeron dos muestras del haplogrupo I y una muestra de HIJK. Todas las muestras de ADNmt pertenecían al haplogrupo U, incluidas cinco muestras de U8b y una de U5b.

Hace unos 14 000 a 12 000 años, el grupo de cazadores-recolectores occidentales (que descendía predominantemente del grupo de Villabruna, con posible ascendencia relacionada con el grupo Goyet-Q2[23]​), se expandió hacia el norte a través de los Alpes, reemplazando en gran medida a los grupos magdalenienses asociados al grupo Goyet-Q2 en Europa occidental.[24][22][25]​ En Francia y España, una ascendencia significativa relacionada con GoyetQ2 persistió en el Mesolítico y el Neolítico, y algunos individuos neolíticos en Francia y España, en gran parte de ascendencia de agricultores europeos tempranos, mostraron una ascendencia significativa de GoyetQ2.[23][26]

 
Transición de la ascendencia magdaleniense Goyet (verde  verde , Goyet Q2) a la ascendencia Villabruna de cazadores-recolectores occidentales (Western Hunter Gatherer, WHG) (naranja  naranja ) en yacimientos europeos, según la cronología y la evolución climática[27]

Véase también

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Cuevas con arte magdaleniense

Notas y referencias

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  1. Fullola Pericot, 2002, p. 69
  2. Fernández, s/a.
  3. Domínguez, Nuño (1 de marzo de 2023). «El ADN de 350 cadáveres desvela cómo los europeos evitaron la extinción hace 20.000 años». El País. Consultado el 1 de marzo de 2024. 
  4. Marsh, William A; Bello, Silvia (2023-11). «Cannibalism and burial in the late Upper Palaeolithic: Combining archaeological and genetic evidence». Quaternary Science Reviews 319: 108309. ISSN 0277-3791. doi:10.1016/j.quascirev.2023.108309. Consultado el 19 de abril de 2025. 
  5. «El canibalismo era una práctica funeraria extendida en Europa hace 15.000 años». La Vanguardia. 5 de octubre de 2023. Consultado el 19 de abril de 2025. 
  6. a b c Christopher Kilgore (de la Universidad Rice, 6100 Main St, Houston TX 77005, Texas, Estados Unidos) y Erik Gonthier (del departamento de prehistoria del Museo Nacional de Historia Natural de Francia, Museo del Hombre, 17, plaza del Trocadero, 75116, París, Francia), First Discoveries of Cordage Manufacture Using Perforated Batons. Evidence from Upper Palaeolithic Mobiliary and Parietal Art / Premières Découvertes sur les techniques de fabrication de cordages à partir de rouets (Bâtons-percés). Évidences sur le mobilier et l’art pariétal du Paléolithique supérieur (Magdalénien), artículo publicado en la revista L'Anthropologie, Ediciones Elsevier, volumen 118, número 3, junio/agosto de 2014, pp. 347–381.
  7. Erik Gonthier, Bâtons percés et fabrication des cordes au Paléolithique supérieur, conferencia organizada por la Sociedad de Amigos del Museo Nacional de Historia Natural de Francia y pronunciada por Gonthier en el Instituto de Paleontología Humana de París (1, rue René Panhard 75013 Paris) el 17 de octubre de 2015.
  8. Henri Breuil, Bâtons percés paléolithiques supérieurs et torteiraes (portugais), in : 4ème Congrès International de sciences préhistoriques et protohistoriques, Madrid 1954 : Chronique, Luis Péricot García Ed., Madrid, s.n., 1954.
  9. C. L. Camp, H. J. Allison y R. H. Nichols, Bibliography of Fossil Vertebrates, 1954-1958 (en inglés)
  10. Henri Breuil, «Découverte par M. l'abbé Glory de débris de corde paléolithique à la grotte de Lascaux (Dordogne)», Comptes rendus des séances de l'Académie des Inscriptions et Belles-Lettres, année 1955, volume 99, numéro 2, p. 194 (en francés)
  11. González Echegaray, J. (2007/2008). «Balance sobre el Magdaleniense III en la Costa Cantábrica» (PDF). Veleia (24-25): 483-492. ISSN 0213-2095. Consultado el 6 de mayo de 2012. 
  12. Utrilla, Pilar (1996). «La sistematización del Magdaleniense Cantábrico: Una revisión histórica de los datos». En Moure Romanillo, Alfonso, ed. "El hombre fósil" 80 años después: volumen conmemorativo del 50 aniversario de la muerte de Hugo Obermaier. Gijón (Asturias): Servicio de publicaciones de la Universidad de Cantabria. pp. 211-247. ISBN 84-8102-139-3. Consultado el 6 de mayo de 2012.  La versión online se encuentra limitada a una vista parcial.
  13. F. Djindjian, J. Koslowski, M. Otte : Le Paléolithique supérieur en Europe, A. Colin (1999), p. 257-287.
  14. Madeleine Muzdakis (26 de enero de 2021). «15,000-Year-Old Bison Sculptures Are Perfectly Preserved in a French Cave». My Modern Met. Consultado el 29 de enero de 2021. 
  15. Plassard, J. (1999) - Rouffignac. Le sanctuaire des mammouths, Paris, Coll. Arts rupestres, Le Seuil, 99 p.
  16. Clottes, J. (2010) - Les cavernes de Niaux - Art préhistorique en Ariège-Pyrénées, Paris, Errances, 256 p.
  17. Pinçon, G. (2009) - Le Roc-aux-Sorciers : art et parure du Magdalénien, Catalogue des collections, Paris, RMN.
  18. Beltrán, A. (1998) - Altamira, éditions du Seuil.
  19. Conkey et al., 1980.
  20. La interpretación inicial identifica un cervatillo esculpido en bulto redondo en la parte distal del propulsor. «Gira la cabeza hacia la derecha, hacia sus cuartos traseros, para observar dos pájaros posados sobre algo cilíndrico que sobresale de su cuerpo (presumiblemente un «chorizo» de materia fecal), la cola de uno de ellos sirviendo de gancho al propulsor». Contrariamente a esta interpretación, «el animal representado no es un cervatillo, sino, según los detalles anatómicos perceptibles, un rebeco o una cabra montés, probablemente bastante joven. Los «pájaros» serían simplemente estrías que decoran la hélice (el arte magdaleniense es más rico en signos que en figuras animales). En cuanto al «chorizo», en realidad sería una placenta y, por lo tanto, el animal sería una gamuza hembra en proceso de parto». Cf Marc Azéma, Laurent Brasier (2016). Le beau livre de la préhistoire. De Toumaï à Lascaux 4. Dunod. p. 232. .
  21. Fu et al., 2016.
  22. a b c Posth, C., Yu, H., Ghalichi, A. (2023). «Palaeogenomics of Upper Palaeolithic to Neolithic European hunter-gatherers». Nature 615 (2 March 2023): 117-126. Bibcode:2023Natur.615..117P. PMC 9977688. PMID 36859578. doi:10.1038/s41586-023-05726-0. 
  23. a b c d e Brunel, Samantha; Bennett, E. Andrew; Cardin, Laurent; Garraud, Damien; Barrand Emam, Hélène; Beylier, Alexandre; Boulestin, Bruno; Chenal, Fanny; Ciesielski, Elsa; Convertini, Fabien; Dedet, Bernard; Desbrosse-Degobertiere, Stéphanie; Desenne, Sophie; Dubouloz, Jerôme; Duday, Henri (9 de junio de 2020). «Ancient genomes from present-day France unveil 7,000 years of its demographic history». Proceedings of the National Academy of Sciences (en inglés) 117 (23): 12791-12798. Bibcode:2020PNAS..11712791B. ISSN 0027-8424. PMC 7293694. PMID 32457149. doi:10.1073/pnas.1918034117. 
  24. Charlton, Sophy; Brace, Selina; Hajdinjak, Mateja; Kearney, Rebecca; Booth, Thomas; Reade, Hazel; Tripp, Jennifer A.; Sayle, Kerry L.; Grimm, Sonja B.; Bello, Silvia M.; Walker, Elizabeth A.; Gilardet, Alexandre; East, Philip; Glocke, Isabelle; Larson, Greger (24 de octubre de 2022). «Dual ancestries and ecologies of the Late Glacial Palaeolithic in Britain». Nature Ecology & Evolution (en inglés) 6 (11): 1658-1668. Bibcode:2022NatEE...6.1658C. ISSN 2397-334X. PMC 9630104. PMID 36280785. doi:10.1038/s41559-022-01883-z. 
  25. «Scientists Sequence Genomes of Prehistoric Hunter-Gatherers from Different Eurasian Cultures». Sci.News. 2 de marzo de 2023. 
  26. Villalba-Mouco, Vanessa; van de Loosdrecht, Marieke S.; Posth, Cosimo; Mora, Rafael; Martínez-Moreno, Jorge; Rojo-Guerra, Manuel; Salazar-García, Domingo C.; Royo-Guillén, José I.; Kunst, Michael; Rougier, Hélène; Crevecoeur, Isabelle; Arcusa-Magallón, Héctor; Tejedor-Rodríguez, Cristina; García-Martínez de Lagrán, Iñigo; Garrido-Pena, Rafael (April 2019). «Survival of Late Pleistocene Hunter-Gatherer Ancestry in the Iberian Peninsula». Current Biology (en inglés) 29 (7): 1169-1177.e7. PMID 30880015. doi:10.1016/j.cub.2019.02.006. hdl:10261/208851. 
  27. Charlton, Sophy; Brace, Selina (November 2022). «Dual ancestries and ecologies of the Late Glacial Palaeolithic in Britain». Nature Ecology & Evolution (en inglés) 6 (11): 1658-1668. Bibcode:2022NatEE...6.1658C. ISSN 2397-334X. PMC 9630104. PMID 36280785. doi:10.1038/s41559-022-01883-z. 

Bibliografía

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  • Fernández, Gonzalo (s/a). «El paleolítico superior y su presencia en Europa Occidental» (HTML). ARBIL, Anotaciones de Pensamiento y Crítica (Zaragoza: Foro Arbil) (126). ISSN 1697-1388. Consultado el 6 de mayo de 2012. 
  • Fullola Pericot, Josep Maria (2002). «El paleolítico superior en la Península (paisaje 2)». En García de Cortazar y Ruiz de Aguirre, Fernando (Director), ed. Nueva Historia de España. La Historia en su lugar. Tomo 1: Los albores de la Historia (desde los orígenes hasta el siglo III a. C.). Planeta. pp. 59-70. ISBN 84-08-46576-7. 


Predecesor:
Perigordiense
Solutrense
Culturas de Europa Occidental
Paleolítico superior

22 000−17 000 AP
Sucesor:
Aziliense
Maglemosiense
Swideriense

Enlaces externos

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