En la mitología romana y en la religión de la Antigua Roma, Lucina (en latín Lucĭna) era un título o epíteto de la diosa tutelar que presidía el nacimiento de los niños y era invocada por las mujeres durante el parto.[1][2] Varrón dice que era uno de los dioses sabinos adoptados por los romanos.[3] Lucina no tenía carácter individual y como epíteto era referido ora a Juno,[4][5] ora a Diana.[6][7] En la mitología griega corresponde a Ilitía.[8] A veces se usa Lucina como metonimia por el parto.[9] Roscher incluye a Lucina dentro de la miríada de dioses Indígetes.[10]
Ovidio dice que el nombre de Lucina fue tomado en el sentido de «la que trae a los niños a la luz» (en latín lux, -cis, esto es, ‘luz’), pero también podría haber sido derivado de lucus («bosque»), bosque sagrado de árboles de loto en el monte Esquilino, asociado con la diosa.[4][11]
Se la representa como una matrona con una copa en la mano derecha y una lanza en la izquierda; o bien, sentada con un niño recién nacido en el regazo y una flor en la mano derecha. En las ceremonias de su culto se le dedicaban guirnaldas y coronas de flores.
El asteroide 146 Lucina lleva el nombre de la diosa romana.