La Ley de Derechos de Autor en Grabados de 1734, a veces llamada también Ley de Hogarth, a propósito de William Hogarth, uno de sus principales promotores, fue aprobada por el Parlamento de Gran Bretaña en 1734, con la intención de brindar protección a los creadores de grabados. Muchos de los trabajos de Hogarth se habían reproducido sin su autorización y sin otorgarle algún pago por regalías, como este estaba dispuesto a proteger sus bienes artísticos, alentó a sus amigos del Parlamento para que aprobaran una ley que protegiera los derechos de autor de los grabadores.[1]
El historiador Mark Rose señala que «la Ley protegía sólo los grabados con diseños originales y, por tanto, implícitamente, hizo una distinción entre los artistas y los simples artesanos. Pronto, sin embargo, el Parlamento fue persuadido para extender la protección a todos los grabados».[2] La Ley fue derogada por algunos artículos del Ley de Derechos de Autor 1911.