Una lengua tonal es aquella lengua en la que el contorno de la frecuencia fundamental con el que se pronuncia cada sílaba sirve para crear contrastes fonológicos y pares mínimos.
El tono es una característica fonológica que se encuentra en todos los continentes, aunque el ejemplo típico son las lenguas chinas de Asia. Un estudio sobre un amplio corpus de lenguas[1] estima que cerca del 40 % de las lenguas humanas son lenguas tonales. A pesar de su amplia difusión en el mundo, las lenguas tonales se concentran básicamente en cinco regiones:
Entre las lenguas europeas, el sueco tiene dos tonos (grave o bajo y agudo o alto) que es contrastivo en las palabras de un lexema, a diferencia de las compuestas.
El chino mandarín es un idioma tonal. Existen cuatro tonos principales:
Hay que hacer notar que el tercer tono, quizá el más difícil de pronunciar, tiene la cualidad de convertirse en un segundo tono cuando va precedido de otro tercer tono, y que generalmente cuando se pronuncia acompañado de otras sílabas (en la mayoría de los casos) no se pronuncia el final elevado, sino que queda como en un tono bajo.
La importancia de la correcta pronunciación de los tonos es grande, ya que puede dar pie a malentendidos y confusiones desagradables. Por ejemplo, la siguiente sílaba:
Gracias al tono pueden construirse oraciones inusuales pero comprensibles como las siguientes:
No obstante, con las sílabas anteriores hay unos cuantos caracteres distintos con significados también distintos, que viéndolos escritos no dan lugar a dudas, y en el lenguaje hablado, aunque suenan igual entre sí, se pueden distinguir por el contexto.
Por el contrario, el poema de Zhào Yuánrèn «施氏食獅史» (shīshìshíshīshǐ, o sea 'Poeta come-leones en la guarida') debe comunicarse por escrito, ya que verbalmente es imposible de elucidar: