Los lafquenches,[1] lafquemches, costinos,[2] lafkenches[3] o l'avken'che[4] (mapudungun ḻafkeṉ «mar» y che «persona»;[1] ḻafkeṉche, «gente del mar» o «gente del oeste»)[5] son uno de los grupos del pueblo mapuche y actualmente habitan en la franja costera entre Cañete y el río Toltén, destacando poblaciones en el lago Lleulleu, Tirúa, Puerto Saavedra, Puerto Domínguez y la isla Huapi.[3][6] Antiguamente su territorio incluía las costas entre el río Biobío y la bahía de Corral.[5] Hablan español y mapudungun y se dedican mayormente a la pesca artesanal.[7] Su embarcación tradicional es una canoa monóxila conocida localmente como wampo.[8]
Su vutranmapu[9] es llamado Lauquenmapu,[10] Lafquenmapu,[11] Lavquen-mapu,[12] Lavquenmapu[9] o Lafken Mapu.[13] Su significado es «país marítimo»,[10] «tierra del mar»[13] o «rejión de la costa».[9]
Según el científico y sacerdote criollo Juan Ignacio Molina, su territorio se dividía en los aillarehues (provincias) de Arauco, Tucapel, Elicura, Boroa y Nagtolten (Toltén Bajo), cada una a su vez dividida en rehues (prefecturas).[10]
Durante las primeras décadas de la guerra de Arauco destacó por ser el más beligerante de los butalmapu, especialmente los loncos de la zona de Tirúa, la más poblada.[14] Pero por ello, también fue el área más afectada por el conflicto, llevando a muchos de sus habitantes a buscar refugio en las tierras del interior, que se volvieron los butalmapu más populosos.[2] Muchos de estos refugiados pasaron a servir a los loncos locales a cambio de protección, generando una creciente jerarquización social.[15] Durante el siglo XVIII algunos loncos monopolizaron las negociaciones con los españoles, ganando un prestigio y poder que consolidaron mediante alianzas matrimoniales y la riqueza ganadera.[16] Este vutamapu dominaba la costa de Arauco que eligió como toqui a Lautaro.[17]
Finalmente, comenzaron a darse guerras entre las parcialidades, principalmente malones para robar ganado, que marcaron las relaciones con las autoridades españolas y después chilenas.[18] Durante los conflictos intertribales entre abajinos y arribanos de los siglos XVIII y XIX, posiblemente la aculturización que vivieron por su mayor contacto con los españoles.[11] Posteriormente, durante la guerra a muerte apoyaron a los realistas, encabezados por el sacerdote Juan Antonio Ferrebú hasta su captura y fusilamiento en 1824.[19] Su intención era aprovechar la debilidad de los criollos para garantizar la autonomía de sus señoríos en La Frontera,[20] pues gracias al mayor contacto comercial y cultural con la sociedad hispana, los loncos sabían que de una forma u otra se integrarían en ese mundo.[21]
El butalmapu resultó arrasado, lo que permitió su colonización por vascos franceses y alemanes, quienes tomaron las tierras y desplazaron a los lafquenches para crear grandes latifundios ligados a la explotación carbonífera de la cuenca de Arauco.[22]