La Ola, también conocida como Las Bañistas es una escultura de Camille Claudel, realizada en ónix y bronce hacia 1903. Representa una gran ola de ónice a punto de romper sobre tres pequeños bañistas, desnudos, ejecutados en bronce, cogidos de la mano. Esta escultura se exhibe en el Museo Rodin de París.
La ola | ||
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Autor | Camille Claudel | |
Creación | c. años 1900 | |
Ubicación | Museo Rodin (Francia) | |
Material | Mármol y Bronce | |
Realizado inicialmente en yeso en 1897, se expone en el Salón. Luego se realizó en ónix y bronce en varios ejemplares, de 1898 a 1903. La copia expuesta en el museo Rodin probablemente data de 1903.
La Ola es reconocida como una de las obras maestras de Camille Claudel, donde manifiesta su creatividad y su propia estética, reflejando su propia vida.
La escultora Camille Claudel expuso en el Salón de París de 1897 una primera versión en yeso de La ola. [1]
Luego creó la obra real en ónix y bronce, en 1898-1903.[2]Esta obra data de la época en la que Claudel se liberó de la influencia de Rodin y refleja plenamente su genio y su propia creatividad. [3]Forma parte del ciclo iniciado con Sakuntala o Vertumne y Pomone, un ciclo de obras de inspiración autobiográfica donde manifiesta su creatividad y su propio talento.[4]
El grupo representa una gran ola en ónix verde a punto de caer sobre tres bañistas desnudos, en bronce, con las rodillas dobladas y las manos unidas, los bañistas agazapados observan la ola a punto de romper.Uno de los tres bañistas, más cercano a la ola, es el menos encorvado, y el que más mira hacia la cresta de la ola.[5]
Podría ser una representación de la propia Camille Claudel con dos amigos artistas,y una metáfora de la artista femenina a punto de verse abrumada por los hombres o por la preferencia por ellos.[5]
El uso del ónix se adapta especialmente bien a la representación del agua, tanto por su color como por sus surcos y reflejos.Claudel hace valer su creatividad, su saber hacer y su dominio de diferentes materiales para lo que quiere representar.[5]
La Ola de Claudel recuerda a La gran ola de Kanagawa de Hokusai. Camille Claudel también está fascinada por Japón y el arte japonés.[5]