Juliana Cassataro es bióloga, inmunóloga e investigadora argentina especializada en enfermedades infecciosas y desarrollo de vacunas. Lidera un grupo de investigación en inmunología, enfermedades infecciosas y vacunas en el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIBIO), que depende de la Escuela de Bio y Nanotecnologías de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) y del CONICET.[1]
Es licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional de Mar del Plata y doctora en Inmunología por la Universidad de Buenos Aires. Actualmente se desempeña como investigadora principal del CONICET y profesora asociada en la UNSAM. Además, es secretaria de investigación y transferencia del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB) y vicedirectora del IIBIO.[2]
A lo largo de su carrera científica, ha centrado su trabajo en el estudio de la inmunología y las enfermedades infecciosas, con especial énfasis en el desarrollo de vacunas. Su investigación ha contribuido a innovaciones relevantes, como el diseño de nuevas formulaciones, herramientas y conceptos aplicables a intervenciones inmunológicas.[3]
Vacunas contra la brucelosis
En las etapas iniciales de su carrera, orientó su investigación al desarrollo de vacunas contra la brucelosis, estudiando la interacción huésped-Brucella y la inmunidad de mucosas. Este trabajo permitió identificar nuevos antígenos capaces de inducir respuestas inmunes robustas, lo que se tradujo en publicaciones científicas, una patente internacional y el premio de GALVmed para avanzar en el desarrollo de una vacuna en rumiantes.[4]
Adyuvantes innovadores: inhibidores de proteasas bacterianas[5]
Desde 2010, amplió su investigación al uso de proteínas bacterianas como adyuvantes para mejorar las respuestas inmunes, tanto en vacunas mucosales como parenterales. Su equipo demostró el potencial de U-Omp19, un inhibidor de proteasas derivado de Brucella abortus, como componente inmunoestimulante. Este trabajo fue financiado por diversas fuentes nacionales e internacionales, incluyendo tres becas de la Fundación Bill & Melinda Gates (BMGF). En 2014, se convirtió en la primera investigadora sudamericana en recibir la fase 2 del programa Grand Challenges Explorations.[6]
También recibió financiamiento del programa Trust in Science de GlaxoSmithKline (GSK), a través del cual se identificaron tres nuevos inhibidores de proteasas bacterianas con potencial adyuvante. Aunque los inhibidores de proteasas son ampliamente utilizados en tratamientos, su aplicación como adyuvantes en vacunas fue introducida por primera vez en este contexto por su grupo de investigación. Este enfoque innovador derivó en publicaciones científicas y dos patentes internacionales concedidas.[7]
Una parte significativa de su trabajo ha sido desarrollada en colaboración con instituciones académicas, organismos internacionales y la industria farmacéutica. Entre sus principales aliados se encuentran la Fundación Gates, GSK, CRODA S.A. y el Laboratorio Pablo Cassará (LPC). Estas alianzas han sido fundamentales para alinear sus investigaciones con las necesidades regulatorias e industriales, acelerando la traducción de hallazgos científicos a aplicaciones concretas.[8]
En 2020, lideró el desarrollo de ARVAC, una vacuna de subunidad recombinante adaptada a variantes de SARS-CoV-2. El proyecto fue impulsado por la iniciativa IP COVID-19 del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y se desarrolló en colaboración con el laboratorio LPC. Cassataro supervisó el diseño de la formulación, el escalado, la producción bajo normas GMP, los ensayos preclínicos y clínicos, y la presentación ante autoridades regulatorias.[9]
ARVAC completó exitosamente las fases 1 y 2/3 de ensayos clínicos, con la participación de más de 500 profesionales de 20 instituciones públicas y privadas. Fue aprobada como vacuna de refuerzo para personas mayores de 18 años y comenzó a distribuirse en farmacias y centros de vacunación de Argentina. Es la primera vacuna contra enfermedades infecciosas desarrollada y aprobada completamente en el país, y la primera de origen sudamericano en alcanzar ese estatus durante la pandemia.[10]
Juliana Cassataro ha liderado múltiples proyectos nacionales e internacionales, generando propiedad intelectual y promoviendo la transferencia tecnológica para el desarrollo de vacunas. Se ha destacado también por su labor docente y de formación de recursos humanos, dirigiendo tesistas de grado, doctorado y posdoctorado.[11]
A la fecha, ha publicado 66 artículos científicos y es coautora de tres patentes internacionales concedidas. Por su trayectoria, ha recibido múltiples distinciones, entre ellas:[12]
Lista completa: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Cassataro+J[13]
Contribución general: Lideró los proyectos, supervisó los experimentos y escribió los manuscritos.
Relevancia: Estableció Omp16 como antígeno auto-adjuvante.
Relevancia: Demostró el uso de U-Omp19 para inmunidad mucosal.
Relevancia: Introdujo inhibidores de proteasa como adyuvantes.
Relevancia: U-Omp19 como adyuvante contra Salmonella.
Relevancia: Mejora de entrega antigénica oral.
Relevancia: Primer refuerzo adaptado a variante Gamma.
Relevancia: Eficacia cruzada de ARVAC.
'Relevancia: Resultados que permitieron la aprobación de ARVAC.
Relevancia: Eficacia frente a sarbecovirus.
Contribución: Inventora y coautora de patentes aplicadas a inmunoterapia y vacunas.
Relevancia: Base tecnológica para el desarrollo de adyuvantes vacunales.
Relevancia: Primera vacuna desarrollada y aprobada en Sudamérica. Contribución: Directora del proyecto desde su concepción hasta la aprobación regulatoria.