Juan Manuel Arrubla Martínez (1789-1874) fue un emprendedor antioqueño que a mediados del siglo XIX realizó las primeras obras de urbanismo en Bogotá, entre ellas las Galerías Arrubla, la primera plaza de mercado cubierta, los cimientos del Capitolio y la remodelación del Palacio de San Carlos.[1]
Juan Manuel Arrubla | ||
---|---|---|
Información personal | ||
Nacimiento | 1800 | |
Familia | ||
Familiares |
José María Arrubla y Martínez (hermano) Gerardo Arrubla (sobrino bisnieto) | |
Llegó a Bogotá en los años 1820 junto con su hermano Manuel Antonio procedente de Antioquia.[2] Ambos se involucraron en la finca raíz y se especializaron en comprar inmuebles en mal estado y repararlos.[2] Según José María Cordovéz Moure, ellos trajeron el coche de Simón Bolívar, que le vendieron al gobierno de la Gran Colombia y fue el primero que circuló por las calles de Bogotá.[3] En 1828 Francisco de Paula Santander le encargó la administración de sus bienes durante el destierro al que fue condenado tras la Conspiración Septembrina.[4]
Hacia 1842 obtuvo el contrato de construcción de las Galerías Arrubla, un nuevo edificio para el cabildo en el costado oriental de la Plaza de Bolívar.[2] Hacia 1945 los Arrubla ya había comprado la mayor parte de los inmuebles del costado occidental de esa plaza, que habían sufrido graves deteriores durante los terremotos de 1827 y 1828.[2] Tras varios ires y venires, el proyecto fue aprobado el 22 de marzo de 1846 y fue terminado el mismo año.[1] Este tenía 103 metros de frente y tres plantasː una galerías con dos pisos y locales, y un tercer piso de viviendas y oficinas.[2] Fue la mejor construcción de arquitectura civil en su tiempo en la ciudad.[1] El mismo año realizó los cimientos del Capitolio Nacional, diseñado por arquitecto Thomas Reed.[1]
También junto con su hermano, hizo un circo de toros que fue reemplazado por la plaza de mercado.[2]
Durante buena parte de la Colonia la arquitectura bogotana se caracterizó por sus casas bajas de paredes gruesas.[1] Dentro de sus innovaciones estuvo eliminar las ventanas salientes, que eran peligrosas para los transeúntes, y contribuir a generalizar el cielorraso.[1]