Juan Kancepolski (Buenos Aires, 25 de noviembre de 1931-ibídem, 11 de septiembre de 2016), fue un pintor y retratista argentino.[1]
Juan Kancepolski | ||
---|---|---|
Información personal | ||
Nacimiento |
25 de noviembre de 1931 Buenos Aires (Argentina) | |
Fallecimiento |
11 de septiembre de 2016 Buenos Aires (Argentina) | (84 años)|
Nacionalidad | Argentina | |
Lengua materna | Español | |
Información profesional | ||
Ocupación | Pintor y retratista | |
Nació en el barrio Bajo Flores el 25 de noviembre de 1931, en donde transcurrió su infancia.
De muy niño quería un violín, que no le pudieron comprar. Comenzó a dibujar a los cuatro años cuando un tío suyo le trajo de regalo una caja de lápices y un bloc de hojas. A partir de ese momento dibujaba hasta en los bordes del diario si no le quedaban hojas. Retrataba a los visitantes de su concurrida casa obrera fascinado por la expresividad de cada rostro.
A los once años comenzó sus estudios de dibujo con el discípulo del pintor español Joaquín Sorolla y Bastida, José Soriano Torrejón, de quien fue asistente de restauración para la embajada española desde esta temprana edad. A los trece años ingresó en la Escuela Nacional de Bellas Artes.[2] Entre los profesores que tuvo se destacan Leopoldo Marechal y Lorenzo Gigli.
A los 15 años viajó a la selva misionera para acercarse al pintor Carlos Giambiagi y para explorar ese ambiente desde una perspectiva pictórica. Revisitó este tema a lo largo de toda su trayectoria pintando pequeños estudios en tela desde 19 x 25 cm hasta bastidores de varios metros.
Posteriormente se vinculó con los maestros Juan C. Castagnino, Miguel C. Victorica, Lino E. Spilimbergo, Emilio Pettoruti y Lucio Fontana, experiencias que atesoró y sintetizó en el desarrollo de su concepción personal del tratamiento de las formas en el espacio de la tela.[3] Fue un constante estudioso de las distintas expresiones de las artes visuales en América Latina y en viajes a Europa también abordó el conocimiento de los maestros antiguos y contemporáneos.
El asombro que produce mirar su obra podría explicarse por su magistral dominio técnico que se combina con los pensamientos, emociones y juegos sensoriales que plantea.
La luz juega un papel preponderante que se va entrelazando con múltiples estructuras. La profusidad de elementos acercan una idea de musicalidad visual, originada en la pasión melómana de Kancepolski. Su producción está atravesada por música. Toma su oficio con devoción y entrega, sin un tiempo que limite la incursión en cada cuadro.[4]
Su perfecto manejo de los valores tonales unido a la búsqueda de alcanzar la máxima sutileza en la elaboración de transparencias se entrelaza con la multiplicidad de tonos que va creando y hacen de este maestro un mago del pincel y la pintura al óleo o acrílica.
La exploración permanente lo llevó a ampliar el tamaño de sus cuadros que llegan a medir 10 metros. Sus grandes murales en tela sobre bastidor se expusieron en las dos grandes muestras individuales en el Palais de Glace, en el Museo Sívori y en la Sala C del Centro Cultural Recoleta cuando celebró 70 años con la pintura, entre otros grandes espacios.
Las muestras que ha realizado en el exterior le han brindado reconocimiento internacional, habiendo sido invitado por la Société Nationale des Beaux Arts a participar en 2001 en el Salón Internacional realizado en la Sala Le Nôtre del Museo del Louvre. Realizó más de medio centenar de muestras individuales en América Latina, Estados Unidos y Europa. Ha dedicado obras a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, de las cuales parte de un mural puede apreciarse en el Salón Mariano Moreno del Palacio Municipal.[4]
Obras de su autoría se encuentran en colecciones particulares y museos, en España, Francia, Holanda e Israel, en Uruguay, Venezuela y en Brasil, Colección A. Bloch; y en EE. UU., Samuel T. Pees Museum, Nueva York, Nueva Jersey, Florida.[4]
Su obra ha sido estudiada por críticos e historiadores de arte, en Argentina, Eduardo Baliari, León Benarós, Angel Bonomini, Romualdo Brughetti, Héctor Cartier, Jorge Costa Peuser, Osiris Chiérico, Jorge Feinsilber, Aldo Galli, Mario Gilardoni, Jorge Glusberg, César Magrini, Sergio Varela; Uruguay: Ángela Cáceres, Daniel Álvarez, María Rosa Atella, IIdefonso Beceiro, Elisa Roubaud, Eduardo Vernazza; Brasil: Hélio Carneiro, Jesualdo Correia.[4]
La pintura de Kancepolski amplía la dimensión pintura a una experiencia sensorial que trasciende la visual, convida a un encuentro filosófico y emocional y suma una identidad pictórica trascendente al arte argentino contemporáneo.