El jet lag (también conocido como desfase horario, descompensación horaria, desfasaje horario [en Río de la Plata], síndrome del cambio rápido de zona horaria, síndrome transoceánico, disritmia circadiana o síndrome de los husos horarios) es un desequilibrio producido entre el reloj biológico de una persona (que marca los periodos de sueño y vigilia) y el nuevo horario que se establece al viajar largas distancias a través de varias regiones horarias, o si la hora cambia en verano e invierno.
Jet lag | ||
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![]() Uno de los síntomas es una descoordinación del sueño. | ||
Especialidad | Neurología | |
Sinónimos | ||
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El reloj biológico de la persona tiende a prevalecer, por lo que, al viajar de este a oeste o viceversa, tendrá sueño en pleno día y por las noches mantendrá un estado de vigilia.
Entre los posibles síntomas[1] provocados por el jet lag se encuentran:
Quienes estén sometidos a tratamientos que requieran la administración de medicación según un horario, deben considerar la necesidad de modificarlos según prescripción facultativa para compensar la disritmia circadiana; así, puede ser necesario modificar la dosis y el momento de administración de insulina según el número de zonas horarias atravesadas, el tiempo de permanencia en cada destino, la alimentación y la actividad, por lo que se debe determinar la glucemia con frecuencia. Los regímenes pueden requerir modificación en función del tiempo ahorrado en lugar del tiempo local.[3]
Hay estudios que sugieren que un ejercicio intenso por la mañana temprano el primer día tras un desfase horario puede acelerar la adaptación al nuevo horario mejor que tratamientos de luz o de melatonina.[4][5]
Es posible minimizar los efectos del "Desfase horario" siguiendo los siguientes pasos antes, durante y después del vuelo.
Los pasajeros deben ser asesorados para llegar descansados, haber practicado ejercicio y seguir una dieta saludable. Cuando la persona está en buena forma, es más fácil que esté en buena forma después de aterrizar.
También se recomienda visitar a un médico para planificar las conductas médicas que requieren monitorización, las que incluyen ingesta de medicamentos o cualquier otro detalle necesario.
Otro consejo es adaptarse a la zona horaria de destino antes. Esto incluye comenzar la rutina diaria una hora antes o después de que uno normalmente lo hace, tres a cuatro semanas antes de la salida.
Para prevenir la deshidratación, los pasajeros deben ser alentados a no ingerir alcohol y cafeína. La cafeína no solo produce deshidratación sino que también altera los patrones de sueño. Por el contrario, la recomendación es beber mucha agua para ayudar a contrarrestar los efectos de la sequedad del ambiente dentro del avión.
A los pasajeros se les anima a ejercitar sus piernas mientras están sentados y a moverse alrededor del avión cuando el signo de cinturón de seguridad esté apagado, cada hora o dos. Una opción para contrarrestar el jet lag es el viaje en segmentos más pequeños si es demasiado largo y pasar la noche en alguna ciudad. Y, por último, intentar ajustar las horas de sueño en el avión para coincidir con la hora de destino.
Una forma útil de reducir al mínimo el desfase horario es adaptarse a la hora local. Asimismo, la exposición a la luz del sol durante el día es eficaz y útil.[5]
La eficacia de la luz como intervención cronoterapéutica depende de varios factores, incluidos la dirección del viaje, el cronotipo y las actividades planificadas por el viajero en el destino final.
Es necesario un cumplimiento estricto del tiempo para la exposición programada a la luz, ya que esto puede ser efectivo para ayudar a las personas a alinear sus ritmos circadianos con el ciclo esperado en el lugar de destino.[6] La fototerapia es un método popular utilizado por atletas profesionales para disminuir el síndrome del cambio horario.[7][8] Cuando se calcula correctamente el momento, la luz puede favorecer la aceleración o el retraso de la fase circadiana según el destino.[9]
Nuestro organismo produce melatonina en respuesta a la oscuridad,[10] por lo que actualmente se recomienda tomar melatonina al cambiar de zona horaria.[11] Los resultados de varios estudios de campo sobre la administración de melatonina, que monitorean la fase circadiana, han proporcionado evidencia de una correlación entre la reducción de los síntomas del jet lag y la aceleración del reajuste del reloj circadiano. Al administrarse de forma exógena mediante tabletas o gomitas de melatonina, ésta puede acelerar o retrasar la fase circadiana y ayudar a los viajeros a adaptarse más rápido y dormir mejor al cambiar de zona horaria.
La eficacia de la melatonina depende de la dosis, el momento de la ingesta y la respuesta individual a la misma.[12] Si se toma melatonina temprano en la noche en el destino final, especialmente al viajar hacia el este, puede ayudar a mejorar el sueño y a adelantar el ritmo circadiano. Para los atletas, las agencias antidopaje pueden prohibir o restringir su uso, impidiéndoles adaptarse a las nuevas zonas horarias durante los viajes a competiciones y rendir al máximo.
El uso a corto plazo de medicamentos para dormir ha demostrado eficacia para reducir el insomnio asociado al jet lag. En un estudio, el zolpidem mejoró la calidad del sueño y disminuyó los despertares en personas que viajaban a través de cinco a nueve zonas horarias.[13] Los posibles efectos secundarios de los somníferos, como amnesia y confusión mental, han llevado a algunos médicos a recomendar a los pacientes probar estos medicamentos antes de utilizarlos para tratar el cambio de zona horaria. En varios casos de uso de triazolam para mejorar el sueño durante el vuelo, se reportó amnesia global severa.