Isidoro Araujo de Lira (Bouzas, 2 de enero de 1816-La Habana, 7 de mayo de 1861) fue un periodista, escritor y empresario español.
Nacido en la localidad gallega de Bouzas el 2 de enero de 1816,[2][3][nota 1] estudió Humanidades en Tuy y Filosofía en el monasterio benedictino de Samos.[2] En 1835, cuando se produjo una de las primeras desamortizaciones del período isabelino y la exclaustración de los conventos con menos de doce religiosos, se trasladó a Madrid, donde comenzó a trabajar en la Secretaría de Estado y del Despacho de la Gobernación (hoy Ministerio del Interior). Poco después fue destinado al gobierno civil en Salamanca, donde permaneció hasta que en 1839 emigró a Cuba y se estableció como profesor en La Habana. Allí comenzó a escribir. Su primera obra fue una novela por entregas, Ana Mir, que se publicó entre 1840 y 1841 en el diario conservador El Noticioso y Lucero, periódico en el que también comenzó a publicar artículos de opinión bajo el pseudónimo «Lira».[2]
A los pocos años había obtenido cierto prestigio y posición social en Cuba.[4] Araujo se convertiría en fundador del Diario de la Marina,[2][3] su primer director y copropietario del mismo. Fue especialmente activo en la representación de los intereses de los empresarios españoles en Cuba, realizando varios viajes a la metrópoli con tal motivo.[2] En 1854, durante uno de sus viajes y estancia en Madrid, participó en la fundación del Diario Español, en el que publicó un opúsculo titulado Derechos de importación en la Península sobre los azúcares de Cuba y Puerto-Rico en 1855.[5] También redactó para el Faro de Vigo.[4] El 5 de abril de 1861 el diario El Contemporáneo de Madrid publicó una extensa carta de Araujo fechada en La Habana el 7 de marzo anterior dando respuesta a algunas afirmaciones hechas por el corresponsal del diario madrileño en La Habana, Benjamín Fernández Vallín, crítico con la orientación dada por Araujo al Correo de Cuba, de corta vida.[6] Como consecuencia del cruce de acusaciones, el 6 de mayo Vallín y Araujo se batieron en duelo a pistola, con el resultado de la muerte de este al día siguiente, como consecuencia de las heridas recibidas.[7][4][nota 2][3][2][5][2]
Nietos suyos fueron el también periodista, Isidoro Bugallal, y el político conservador y durante unos meses de la Restauración, presidente del consejo de ministros español, Gabino Bugallal.