El interclasismo es un concepto que hace referencia a la confluencia o colaboración de personas, movimientos o iniciativas que pertenecen a diferentes clases sociales. Se trata de una perspectiva que, de manera intencionada o no, busca diluir las diferencias y conflictos inherentes al sistema de clases, proponiendo la posibilidad de que intereses comunes puedan superar las contradicciones entre las clases sociales.[1]
De acuerdo con el Diccionario de la lengua española, el término "interclasista" se refiere a aquello que comprende o afecta a varias clases sociales.[2] Esto incluye tanto las iniciativas o proyectos que agrupan a individuos de distintas clases como las ideologías que promueven esta interacción.
El interclasismo surge generalmente en contextos donde se busca evitar la confrontación entre clases sociales o plantear soluciones que involucren a todos los sectores de la sociedad de manera igualitaria, sin cuestionar la estructura misma del sistema de clases. Esto puede estar presente en movimientos políticos, sociales, culturales e incluso económicos.
Desde una perspectiva marxista, el interclasismo es objeto de crítica, ya que se considera una herramienta que perpetúa la hegemonía de la clase dominante al enmascarar las contradicciones inherentes al capitalismo. Según esta perspectiva, las clases sociales tienen intereses irreconciliables, y el interclasismo actuaría como un mecanismo para desviar a las clases explotadas de su lucha por la emancipación y el poder político.
El marxismo argumenta que, en una sociedad dividida en clases, las soluciones interclasistas tienden a beneficiar desproporcionadamente a las clases dominantes, ya que estas cuentan con mayores recursos y poder para imponer sus intereses. La narrativa interclasista, por tanto, suele presentarse como "neutral" o "consensuada", pero, en realidad, mantiene las relaciones de explotación existentes.[3]
En la práctica, el interclasismo se manifiesta en diversos ámbitos: