Abu Bakr Ibn Umar Ibn Al-Qutiyya (Sevilla, ¿? - Córdoba, 8 de noviembre de 977) fue un importante cronista andalusí. Escribió el Ta'rīj iftitāh al-Andalus (Historia de la Conquista de al-Ándalus).[1]
Ibn al-Qutiyya | ||
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Información personal | ||
Nombre en árabe | ٳبن القوطية | |
Nacimiento | Sevilla (España) | |
Fallecimiento |
8 de noviembre de 977jul. Córdoba (Al-Ándalus, Califato de Córdoba) | |
Religión | Islam y sunismo | |
Información profesional | ||
Ocupación | Historiador, poeta y filólogo | |
Era miembro de una importante familia sevillana descendiente directa de Witiza, rey visigodo, a través de Sara, nieta del rey e hija de Alamundo[1] que había casado con uno de los conquistadores musulmanes de al-Ándalus.
Los Banu Hayyach, también sevillanos, eran parientes cercanos de Ibn al-Qutiyya, pues pertenecían al mismo linaje andalusí de ascendencia real visigoda.
En su Historia de la conquista de al-Ándalus,[2] con mucha información histórico-anecdótica, se refleja de forma importante el orgullo por su abolengo real visigodo. Por tanto, su idea de la conquista musulmana de Hispania (al-Ándalus) difiere de forma importante de otros cronistas, como los al-Razi. Defiende la importancia que, tras la conquista de 711 y años siguientes, tuvieron los pactos establecidos entre los conquistadores y sus ancestros, u otros miembros de la aristocracia civil y eclesiástica visigoda. Por estos acuerdos se aseguraron, tanto para ellos como para sus descendientes, el disfrute de sus extensas posesiones agrarias que poseían antes de 711.
Por sus orígenes, y también a diferencia de al-Razi, da poca importancia a las campañas militares de conquista por parte del nuevo poder musulmán. En cambio, insiste bastante en las relaciones que se establecieron entre la nueva población musulmana que llegó a al-Ándalus y los indígenas hispano-visigodos. Asimismo niega que en al-Ándalus el Estado omeya se reservara el quinto (jums). Para Francisco Guillén Robles, el quinto lo sacaron los dueños, quedando el tercio para el Estado omeya.[3]
En ciertos episodios, como el de los hijos de Witiza (sus antepasados), no duda en tergiversar ciertos detalles sobre la intervención de estos en los días inmediatos a la batalla de Guadalete, por lo cual, ya en el siglo X, podemos imaginar que el autor concebía su Historia como obra polémica. Su obra fue ampliamente difundida y citada por varios autores, especialmente en el segundo volumen de Al-Muqtabis del cronista árabe Ibn-Hayyān.[1]
Su visión de la conquista musulmana es la de los descendientes de los nativos peninsulares, que insisten en el valor de los pactos establecidos. Es muy distinta a la de los cronistas palatinos omeyas, que, por el contrario, dan mucha importancia a los hechos de armas para así poder justificar el dominio de todo al-Ándalus por parte del Estado omeya cordobés.
Además dejó un Libro de los verbos y continuó, como otros autores, las notas históricas del Ajbâr machmû‘a. Destaca su obra poética.[4]