Huantajaya o San Agustín de Huantajaya fue una mina de plata en el actual Chile, en la región de Tarapacá, dentro del desierto de Atacama, y al este del puerto de Iquique. Las riquezas de plata de Tarapacá eran conocidas por los españoles ya desde la época de la conquista del Perú.[1] Pedro Pizarro menciona a Tarapacá como una región con plata en su libro de 1571 Relación del Descubrimiento y Conquista de los Reinos del Perú.[1] El principal período de actividad fue en el siglo XVIII.[2] Durante este periodo, el cercana pueblo-oasis de Pica prosperó como centro de abastecimiento.[2]
En el siglo XVIII, la zona más rica de Huantajaya era conocida como Criadero y los agregados tuberosos de plata extraídos allí se conocían como papas.[1] Una de las papas más grandes, que pesaba 800 libras, fue desenterrada en 1729 y enviada como regalo al Rey de España.[1] La geología del yacimiento de plata de Huatajaya fue reconocida por el empresario minero contemporáneo Bartolomé Loayza y Valdés como "no es de la casta de los demás minerales del Reyno, cuyas vetas siguen sus rumbos, dentro de sus cajas, por las cuales trabajan los mineros; porque hasta aquí, jamás se ha descubierto veta...". Esta complejidad geológica hizo que la producción de la mina fuera altamente impredecible.[1] Los suministros irregulares de mercurio desde España, necesarios para la recuperación de la plata, fueron otra dificultad con la que tuvieron que lidiar los mineros del siglo XVIII en Huantajaya.[1]
Las autoridades españolas regularon la minería obligando a los mineros a registrar su producción en la Caja Real de Carangas en el Altiplano.[3] A partir de 1767, se permitió a los mineros registrar su producción en Lima y Potosí. En 1780 se abrió la Caja Real de Arica en la ciudad de Tacna, lo que dio a los mineros la posibilidad de registrar su producción en una localidad mucho más cercana.[3]