Hipotermia (del griego hypo que significa «debajo» y therme que significa «calor») es el descenso involuntario de la temperatura corporal por debajo de 35 °C (95 °F) medida con termómetro en el recto o el esófago.
Hipotermia | ||
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Durante la retirada de Rusia zarista de Napoleón Bonaparte, en el invierno de 1812, muchas de sus tropas sufrieron hipotermia. | ||
Especialidad | medicina de emergencia | |
Si la temperatura ambiental es muy baja, la temperatura corporal desciende bruscamente: una caída de solo 2 °C (3,6 °F) puede entorpecer el habla y el afectado comienza a amodorrarse. Si la temperatura desciende aún más, el afectado puede perder la consciencia e incluso morir.
Se considera hipotermia leve cuando la temperatura corporal se sitúa entre 33 °C y 35 °C (91,4 °F y 95 °F), y va acompañada de temblores, confusión mental, torpeza de movimientos y cuerpo tembloroso.
Entre 30 °C y 33 °C (86 °F y 91,4 °F) se considera hipotermia moderada y a los síntomas anteriores se suman desorientación, estado de estupor o somnolencia y pérdida de memoria.
Por debajo de los 30 °C (86 °F) se trata de una hipotermia grave, y comporta pérdida de la consciencia, dilatación de pupilas, bajada de la tensión y latidos cardíacos muy débiles y casi indetectables.
La patente eléctrica característica del síndrome hipotérmico es la onda de Osborn.
La temperatura normal del cuerpo en el ser humano es de 37 °C (98,6 °F). La hipotermia se puede dividir en tres etapas según la gravedad.
En la fase primera, la temperatura del cuerpo desciende en 1–2 °C (1,8–3,6 °F) por debajo de la temperatura normal (36 °C o 96,8 °F). Se producen escalofríos que pueden ir de leves a fuertes. La víctima es incapaz de realizar tareas complejas con las manos, las manos se entumecen. Los vasos sanguíneos distales en las extremidades se contraen, disminuyendo la pérdida de calor hacia el exterior por vía aérea. La respiración se vuelve rápida y superficial.
Aparece la piel de gallina y se eriza el vello corporal, en un intento de crear una capa aislante de aire en todo el cuerpo (de uso limitado en los seres humanos debido a la falta de suficiente pelo, pero útil en otras especies). A menudo, el afectado experimentará una sensación cálida, como si se hubiera recuperado, pero es, en realidad, la partida hacia la Etapa 2. Otra prueba para ver si la persona está entrando en la fase 2 es que no sean capaces de tocar su pulgar con su dedo meñique; es el primer síntoma de que los músculos ya no funcionan. Se caracteriza por: vasoconstricción, aumento del metabolismo, aumento del gasto cardíaco, taquicardia y taquipnea.
En la fase 2.ª, la temperatura del cuerpo desciende en 2–4 °C (3,6–7,2 °F). Los escalofríos se vuelven más violentos. La falta de coordinación en los músculos se hace evidente. Los movimientos son lentos y costosos, acompañado de un ritmo irregular y leve confusión, a pesar de que la víctima pueda parecer alerta. La superficie de los vasos sanguíneos se contrae más cuando el cuerpo focaliza el resto de sus recursos en mantener los órganos vitales calientes. La víctima se vuelve pálida. Labios, orejas, dedos de las manos y pies pueden tomar una tonalidad azulada. Disminución de gasto cardiaco, bradicardia y bradipnea, poliuria, disminución de la motilidad intestinal y pancreatitis.
En la fase 3.ª (fase poiquilotérmica), la temperatura del cuerpo desciende por debajo de aproximadamente 32 °C (89,6 °F). La presencia de escalofríos por lo general desaparece. Empiezan a ser patente la dificultad para hablar, lentitud de pensamiento, y amnesia; también suele presentarse la incapacidad de utilizar las manos y piernas. Los procesos metabólicos celulares se bloquean. Por debajo de 30 °C (86 °F), la piel expuesta se vuelve azul, la coordinación muscular se torna muy pobre, caminar se convierte en algo casi imposible, y la víctima muestra un comportamiento incoherente / irracional, incluyendo esconderse entre cosas o incluso estupor. El pulso y ritmo respiratorio disminuyen de manera significativa, pero pueden aparecer ritmos cardíacos rápidos (taquicardia ventricular, fibrilación auricular). Los órganos principales fallan. Se produce la muerte clínica. Debido a la disminución de la actividad celular en la hipotermia de fase 3, tarda más tiempo del habitual en producirse la muerte cerebral.
A -30 °C una persona mal preparada se congela en un minuto, y ni siquiera hace falta tanto frío: la sensación y sus efectos se multiplican hasta 14 veces si hay humedad y 25 veces más rápido en el agua que en el aire. Pero el viento tampoco ayuda: hay que protegerse de él no solo con ropa, sino con los accidentes del entorno que ofrezcan abrigo o cobijo. El sujeto no debe dormir y tiene que mantenerse consciente, ya que la pérdida de la consciencia por hipotermia es paulatina y no se percibe hasta que uno se está muriendo. Por eso a la muerte por congelación se la ha llamado la "muerte dulce". El organismo, cuando no puede calentar todo el cuerpo, concentra la circulación sanguínea en el tronco y los órganos vitales (cerebro y corazón), por lo que son estas las zonas que hay que proteger preferentemente con sombreros, bufandas, orejeras, gafas, abrigos. Alguien puede no tener pulso en la muñeca, pero eso no indica que esté muerto por hipotermia: hay que tomárselo en el cuello, por lo expuesto anteriormente. Otras medidas a tomar son:
Estas medidas suelen estar lejos de personas con pocos recursos (buena ropa, buenos alimentos, buen entorno convenientemente aislado), por eso los indigentes suelen ser los mayores perjudicados por la hipotermia. Cuando hace mucho frío, las funciones vitales se ralentizan y quien puede parecer muerto por congelación a lo mejor revive al recuperar la temperatura. Por eso se suele decir entre los médicos que un muerto por hipotermia no lo está hasta que vuelve a estar caliente.[1]
El riesgo principal es que se transfiera demasiado rápida o bruscamente sangre fría de la periferia a los órganos vitales del interior del cuerpo causando mayor disminución de su temperatura, el shock y la muerte. Esto puede suceder si hacemos moverse a la víctima o nosotros mismos la movemos sin cuidado o si se le aporta calor de forma activa (con fricción o contacto con un objeto caliente): esto activa la circulación en la piel.
Por eso la lucha contra la hipotermia es esencialmente un calentamiento pasivo: la víctima es colocada en un ambiente cálido y se calienta por sí misma. De lo contrario, debe ser aislada (manta) del frío del exterior. De hecho, si se le trae activamente calor desde el exterior, se provocan reacciones adversas.[2][3][4][5][6]
Durante la Invasión napoleónica de Rusia, durante el desarrollo de las guerras napoleónicas, la llegada del invierno de 1812 causó que miles de soldados franceses murieran a causa de la hipotermia, siendo este el factor más importante de la retirada de las tropas de Napoleón Bonaparte, que pretendía invadir el Imperio Ruso.
El general Robert Falcón Scott y su equipo de investigación murieron de hipotermia en su expedición al Polo Sur en el año 1910.
La madrugada del 15 de abril de 1912, tras el hundimiento del transatlántico británico, muchos de los pasajeros a bordo del Titanic, que llegaron a sobrevivir hasta después del hundimiento total del barco, quedaron flotando en el océano, murieron de hipotermia, incluidos muchos de los que iban en los botes salvavidas.
Durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial, en especial en el Frente del Este millones de personas y cientos de miles de soldados alemanes murieron a causa de exponerse a temperaturas de -40 °C durante el invierno de 1941 y 1942. En el Sitio de Stalingrado fallecieron al menos un millón de personas a causa del hambre y la hipotermia.
Muchos especialistas en la escala de montaña se atrevieron a subir el Everest, aunque gran cantidad de ellos no sobrevivieron a causa de la baja temperatura que hay en las partes más altas de la montaña.