Henry James (Nueva York, 15 de abril de 1843-Londres, 28 de febrero de 1916) fue un escritor y crítico literario estadounidense, nacionalizado británico, reconocido como una figura clave en la transición del realismo al modernismo anglosajón, cuyas novelas y relatos están basados en la técnica del punto de vista, que permite el análisis psicológico de los personajes desde su interior. Fue hermano menor del psicólogo y filósofo William James, fundador de la escuela funcionalista.
Henry James | ||
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Fotografiado en 1910 | ||
Información personal | ||
Nacimiento |
15 de abril de 1843 Nueva York (Estados Unidos) | |
Fallecimiento |
28 de febrero de 1916 (72 años) Londres (Reino Unido) | |
Sepultura | Cambridge Cemetery | |
Nacionalidad |
Estadounidense Británica (desde 1915) | |
Familia | ||
Padres |
Henry James, Sr. Mary Walsh James | |
Educación | ||
Educado en | Universidad Harvard | |
Información profesional | ||
Ocupación | Escritor y crítico literario | |
Empleador | Universidad Harvard | |
Movimiento | Realismo | |
Género | Literatura gótica | |
Obras notables |
Otra vuelta de tuerca Retrato de una dama Las alas de la paloma Daisy Miller Los embajadores La copa dorada Los papeles de Aspern | |
Miembro de | ||
Distinciones | ||
Firma | ||
Pasó mucho tiempo en Europa occidental, donde vivió en París y luego en Londres, aunque después se mudó a Lamb House. Se nacionalizó británico en 1915, en protesta por la no-intervención de los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, en favor de la Triple Entente –formada por Reino Unido, Francia y el Imperio ruso–, pero murió al año siguiente, en 1916 y al año siguiente de su muerte, Estados Unidos se unió a la Entente en contra del Imperio alemán y sus aliados.
Durante la mayor parte de su vida fue un expatriado en Europa. Su abuelo paterno amasó una fortuna considerable, y su padre decidió que sus hijos se educaran entre Europa y los Estados Unidos para que pudieran conocer el mundo por sí mismos. En 1875 se plantea establecerse en Nueva York y dedicarse a escribir, pero en 1876 se encuentra ya residiendo por tiempo indefinido en Europa. Después de residir en París se estableció en Londres, donde tuvo una intensa vida social, hasta que en 1898 se mudó a Lamb House, en Sussex. Se nacionalizó británico en 1915, en protesta por la no intervención de su país en la Primera Guerra Mundial en favor de los aliados, y murió al año siguiente.
La referencia capital para su vida privada y para su producción es la gigantesca biografía de Leon Edel.
James no conseguía demasiado dinero de sus libros; sin embargo, se codeaba con las clases ricas. Aunque no era realmente uno de ellos, James había crecido en una familia pudiente y podía observarlos de cerca y comprender sus problemas. Afirmó una vez que algunas de las mejores ideas para sus historias las obtuvo frecuentando ese tipo de reuniones.
Su sexualidad era indefinida y sus gustos e intereses eran, de acuerdo con los niveles predominantes de la sociedad victoriana, en parte femeninos. Se ha afirmado que el ser un sujeto ajeno a la sociedad en que vivía le ayudó en el detallado análisis psicológico de las situaciones, una de las características más destacables de su obra literaria. Nunca fue un miembro en su totalidad de ningún grupo.
Como escritor se considera a James como una de las grandes figuras de la literatura transatlántica. Sus obras están basadas frecuentemente en la yuxtaposición de personajes del Viejo Mundo, artístico, corruptor y seductor y el Nuevo Mundo, donde la gente es a menudo sincera y abierta, si bien sus matices y variaciones son múltiples.
En sus obras prefiere el drama interno y psicológico, y es un tema habitual suyo la alienación. Sus primeros trabajos son considerados realistas, pero de hecho durante su larga carrera literaria mantuvo un gran interés en una variedad de movimientos artísticos. Sus obras se han adaptado al cine muchas veces por directores tales como William Wyler (La heredera, adaptación de la novela Washington Square), Jack Clayton (Suspense) y James Ivory (Las bostonianas, La copa dorada).
El sentimiento de ser estadounidense en Europa es un tema recurrente en sus libros, que contrastan la inocencia norteamericana (una gran bondad unida a una ignorancia absoluta de la cultura y sociedad europeas) con la sofisticación del Viejo Continente. Este contraste entre la inocencia y la experiencia corruptora se muestra en obras como Roderick Hudson o El americano.
En obras posteriores el citado contraste se centrará en el ambiente artístico, como sucede en La muerte del león y en La lección del maestro. En la primera, una dama de la alta sociedad con ínfulas intelectuales acosa de forma incesante a un escritor para exhibirlo en sus reuniones, mientras que en la segunda un aspirante a escritor recibe una agridulce moraleja de su presunto mentor acerca de los sacrificios y renuncias inherentes a la vida del creador.
A partir de 1890 el tema de la inocencia presenta una nueva faceta. Los años anteriores han sido amargos: su padre, su madre y uno de sus hermanos menores han muerto, novelas como Las bostonianas no han tenido la recepción esperada y sus obras teatrales han fracasado. Todo ese dolor y decepción se reflejarán a través de historias de fantasmas (Otra vuelta de tuerca, El rincón feliz, Sir Edmund Orme). En ellas, el contraste se situará entre el mundo real y el supranatural.
Henry James padecía un tartamudeo atenuado. Lo consiguió superar al desarrollar el hábito de hablar muy despacio y prudentemente. Su amiga y discípula Edith Wharton, quien lo admiraba mucho, admitió que había algunos pasajes en sus obras que eran incomprensibles.[1]
La tendencia analítica en sus obras está muy marcada. Es posible interpretar muchas de sus historias como experimentos psicológicos. Retrato de una dama (The Portrait of a Lady) puede verse como un experimento para comprobar qué pasa cuando una joven idealista se hace rica repentinamente; por otro lado, se ha sugerido que el argumento se inspiró en la teoría de selección natural de Charles Darwin. La novela Otra vuelta de tuerca es una historia de fantasmas que trata del impacto psicológico sobre una joven institutriz soltera (y posiblemente reprimida sexualmente) quien se tropieza con una aventura amorosa en curso, complicada por el hecho de que los amantes están muertos. La obsesión (posiblemente sexual) de la institutriz con el tío de los niños a los que ha de educar, así como la sugerencia de que los niños han sido expuestos a algún tipo de conducta sexual por los amantes fallecidos, y la falta de una narración objetiva, hacen dudar al lector de la veracidad de la interpretación (una interpretación que no se da de manera explícita) que la institutriz hace de los eventos; la propia veracidad de los fantasmas se puede poner en duda. La historia originalmente se interpretó como un simple cuento de fantasmas, pero la lectura entre líneas ofrece una interpretación freudiana, o al menos psicológica, de la narración.
Además de su obra de ficción, James ha sido uno de los críticos literarios más importantes en la historia de la novela. En su mítico ensayo El arte de la novela (The Art of Fiction) se manifestó en contra de las rígidas prescripciones sobre la elección por parte del novelista del sujeto y método de tratamiento de la obra. Mantuvo que sólo la mayor libertad posible en cuanto a contenidos y métodos podría ayudar a asegurar la continuidad vital de la prosa y ficción. James escribió muchos artículos críticos sobre otros novelistas; es clásico su voluminoso y pormenorizado estudio acerca de su predecesor estadounidense Nathaniel Hawthorne. Cuando reunió la New York Edition de su obra en sus últimos años, James escribió una serie de prefacios que sometieron a su propio trabajo a la misma crítica, minuciosa y a veces severa.
Durante su vida, James mantuvo esperanzas de triunfar como dramaturgo. Convirtió su novela El americano (The American) en una obra de teatro que consiguió modestos ingresos a principios de la década de 1890. Llegó a escribir una docena de obras de teatro, aunque la mayor parte de ellas no llegaron a producirse. Su obra costumbrista Guy Domville tuvo un fracaso estrepitoso la noche de su estreno en 1895. James abandonó entonces sus esfuerzos para conquistar el escenario y volvió a la ficción. En sus Cuadernos (Notebooks) afirmó que su experimento teatral benefició sus novelas y cuentos al ayudarlo a dramatizar los pensamientos y emociones de sus personajes. James produjo una pequeña pero interesante recopilación de crítica teatral, incluyendo una crítica perspicaz de Henrik Ibsen.
Dado su amplio interés en todas las artes, James escribió también sobre las artes visuales. Quizás su contribución más valiosa fue el juicio favorable de su compatriota expatriado John Singer Sargent, pintor cuya evaluación por parte de la crítica ha mejorado en las últimas décadas. James también escribió en ocasiones artículos sobre viajes, a veces encantadores, a veces melancólicos, de diferentes lugares que visitó o en que vivió. Sus libros más famosos incluyen Italian Hours y The American Scene.
Una exposición reciente del Pierpoint Morgan Library (junio a septiembre de 2017) recoge pinturas de artistas norteamericanos relacionadas con el autor y su obra.[2]
Asimismo, James fue uno de los mayores escritores epistolares de todos los tiempos. Existen más de diez mil cartas personales suyas, y se han publicado más de tres mil en un gran número de recopilaciones. Entre sus corresponsales se pueden encontrar grandes autores coetáneos como Robert Louis Stevenson y Joseph Conrad, junto con muchos otros amigos de su esfera íntima. Las cartas oscilan desde "meras tonterías" (en sus propias palabras) hasta discusiones sobre asuntos artísticos, sociales y personales.
La reputación entre los críticos de James cayó hasta su punto más bajo durante las décadas posteriores a su muerte. Algunos críticos estadounidenses, como Van Wyck Brooks, expresaron hostilidad hacia su larga expatriación y final naturalización como ciudadano británico. Otros criticaron la supuesta dificultad de su estilo literario, o su tratamiento escrupuloso del sexo y otros temas controvertidos.
Aunque estas críticas no han desaparecido por completo, Henry James suele ser apreciado por su profundidad psicológica, su magistral creación de situaciones y argumentos que revelan las más profundas motivaciones de sus personajes, su humor discreto aunque recurrente, y su gran dominio del lenguaje.