Heinrich Wilhelm von Kleist (Fráncfort del Óder, Brandeburgo; 18 de octubre de 1777-Berlín; 21 de noviembre de 1811) fue un poeta, dramaturgo y novelista alemán, considerado uno de los principales escritores dramáticos del llamado romanticismo alemán y de toda la literatura alemana.[1]
Heinrich von Kleist | ||
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Información personal | ||
Nombre en alemán | Bernd Heinrich Wilhelm von Kleist | |
Nacimiento |
18 de octubre de 1777 Fráncfort del Óder (Brandeburgo, Reino de Prusia) | |
Fallecimiento |
21 de noviembre de 1811 Kleiner Wannsee (Berlín, Reino de Prusia) | (34 años)|
Causa de muerte | suicidio | |
Sepultura | Wannsee | |
Familia | ||
Padres |
Joachim Friedrich von Kleist Juliane Ulrike von Pannwitz | |
Educación | ||
Educado en | Alma Mater Viadrina | |
Información profesional | ||
Ocupación | Dramaturgo, poeta, escritor de cuentos, novelista, escritor, poeta abogado y publicista | |
Obras notables | El cántaro roto | |
Firma | ||
Sin embargo, no gozó de predicamento en vida, y hubo que esperar hasta el siglo XX para que se reconociese su papel destacado y sus obras pasasen a convertirse en una pieza del repertorio clásico alemán.[2]
Heinrich von Kleist nació el 18 de octubre de 1777 en la ciudad de Fráncfort del Óder, cuando dicha localidad formaba parte del Reino de Prusia, en el seno de una familia perteneciente a la casta militar prusiana.
Efectuó sus estudios en su propia localidad natal, para posteriormente entrar en el ejército prusiano en 1792, en pleno apogeo de las Guerras Revolucionarias Francesas.[3] En su calidad de militar prusiano, tomó parte en diversas acciones bélicas durante ese tiempo, como por ejemplo el Sitio de Maguncia en 1793 o el Bloqueo de Maguncia en 1794-1795.
Después de abandonar el ejército tras las derrotas sufridas por Prusia durante las Guerras Napoleónicas, se dedicó a viajar por Europa con la finalidad de ampliar su formación, a la vez que se lanzó a escribir novelas y dramas teatrales (sin que por cierto viese estrenado ninguno a lo largo de su vida), fundando igualmente diversas revistas de carácter literario, siendo todas ellas de vida efímera. Por otro lado, estudió Derecho y Filosofía en Fráncfort del Óder.[3]
Apareciendo como sospechoso de espionaje a los ojos de los franceses, que debían enfrentarse a una creciente oposición en los territorios que mantenían bajo ocupación en la actual Alemania, fue encarcelado por estos en 1807 en el castillo de Joux, en el departamento francés del Doubs, para ser liberado al cabo de pocos meses.
En cualquier caso, Heinrich von Kleist mantuvo un ideario propio del nacionalismo alemán de principios del siglo XIX. Quedando impresionado por la resistencia de la ciudad de Zaragoza en 1808 ante el Ejército francés de Napoleón I (los Sitios de Zaragoza) llegó a componer un poema en homenaje al general José de Palafox y Melci, héroe de la defensa de la ciudad.[4]
En 1810, acuciado por sus necesidades económicas y deseoso de hacer propaganda en contra de Francia, Heinrich von Kleist fundó un diario en Berlín, el Berliner Abendblätter, fuertemente crítico con el ocupante francés, que se vio obligado a cerrar el año siguiente, precisamente con motivo de haberse hecho eco de la mala marcha de las operaciones francesas en España.[4]
Tras constatar el fracaso de la que sería su última obra, El príncipe de Homburg, Heinrich von Kleist se suicidó el 21 de noviembre de 1811 en la isla de Pfaueninsel, a orillas del lago de Wannsee, en las cercanías de Potsdam, a las afueras de Berlín.[4] Le acompañó en el suicidio su compañera y musa inspiradora Adolfine Vogel, a la que von Kleist llamaba Henriette Vogel. Heinrich von Kleist disparó con una pistola en contra de Adolfine-Henriette, enferma de un cáncer en fase avanzada, para después dirigir el arma contra sí mismo.[3]
Sobre su tumba, como epitafio, aparece inscrito un verso extraído de su obra El príncipe de Homburg:
Nun, o Unsterblichkeit, bist du ganz mein.Ahora, ¡oh inmortalidad!, eres toda mía.
Heinrich von Kleist es tal vez uno de los escasos escritores del Romanticismo que tradujo a la acción el ideario que inspiraba a los románticos. Su único objetivo, tanto en su vida pública literaria como en la privada, era la búsqueda del Absoluto. El último testimonio de ello fue precisamente su suicidio compartido con su compañera Henriette Vogel, a la edad de 34 años, y tras una cuidada y minuciosa preparación, a orillas del lago Wannsee en las afueras de Berlín.[5] Tras el suicidio, cobró relevancia su obra Pentesilea, una tragedia de tema grecolatino en la que asociaba el vértigo amoroso a la propia muerte.
Su obra, que se muestra como la de un autor de transición desde el clasicismo, fue escasa, si bien de suma importancia para el romanticismo alemán. Sin embargo, en su tiempo sus obras fueron recibidas por la crítica y el público con una general incomprensión. Su caótica existencia, compuesta a medias por la pasión y por una extrema decepción (Tarde o temprano tendré que partir, ese es mi destino), es tan trágica como la mayor parte de sus propios textos literarios.