Se le llama hacer la cama (o tender la cama, en algunos países hispanohablantes) al acto de disponer ordenadamente la ropa de cama, estirándola y doblándola de manera regular. La cama se hace después de usarla durante la noche para darle una apariencia estética el resto del día. Se suele hacer por las mañanas antes de salir de casa y después de haber ventilado la habitación.
Para hacer la cama, se sigue la siguiente secuencia de acciones:
Si la cubierta de la cama consiste en un edredón nórdico, la operación se simplifica al eliminar las etapas segunda y tercera.
El término «hacer la cama» proviene de la Edad Media, cuando las camas se construían tan solo con un manojo de paja que se extendía sobre el suelo o sobre un banco elevado. En vista de que la paja se recogía diariamente para secarla al sol o destinarla a otras funciones domésticas, la cama tenía que hacerse literalmente cada noche.[1]