Giovanni Fattori (Livorno, 6 de septiembre de 1825 - Florencia, 30 de agosto de 1908) fue un pintor y grabador italiano, considerado uno de los más grandes pintores italianos del siglo XIX y uno de los principales exponentes del movimiento Macchiaioli. Inicialmente, pintó temas históricos y militares. En su madurez, inspirado por la escuela de Barbizon, se convirtió en uno de los principales artistas italianos del plein air, pintando paisajes, escenas rurales y escenas de la vida militar. Después de 1884, dedicó gran parte de su energía al grabado.
Giovanni Fattori | ||
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![]() Giovanni Fattori en 1854 | ||
Información personal | ||
Nacimiento |
6 de septiembre de 1825 Livorno (Italia) | |
Fallecimiento |
30 de agosto de 1908 Florencia (Reino de Italia) | (82 años)|
Educación | ||
Educado en | Academia de Bellas Artes de Florencia | |
Alumno de | Giuseppe Bezzuoli | |
Información profesional | ||
Ocupación | Pintor, grabador, aguafuertista y fotógrafo | |
Alumnos | Domingo Laporte y Amedeo Modigliani | |
Movimiento | Macchiaioli | |
Género | Pintura de historia y escena de género | |
Se sabe poco de la vida de joven de Fattori, salvo el hecho de que nació pobre. Dada su habilidad por el dibujo fue aceptado como aprendiz de Giuseppe Baldini (1807-1876), pintor local de temas religiosos y de género. Al año siguiente se mudó a Florencia en 1846, donde estudió primero con Giuseppe Bezzuoli y, más tarde ese mismo año, en la Academia de Bellas Artes de Florencia. En esa época, sin embargo, sus energías se dirigían menos al estudio del arte que a la lectura de novelas históricas (especialmente aquellas de temática medieval) de autores como Ugo Foscolo, Francesco Domenico Guerrazzi y Walter Scott.
En 1848 interrumpió sus estudios y participó como mensajero, distribuyendo panfletos para el Partito d'Azione, en el movimiento democrático antiaustriaco durante los años revolucionarios de 1848-1849. Sin embargo, su familia le impidió alistarse en el ejército. En 1850 reanudó sus estudios en la Academia de Florencia. Adquirió la costumbre de anotar todas sus observaciones en pequeños cuadernos que siempre llevaba consigo, ilustrados con innumerables bocetos. Algunos de sus grabados posteriores se basaron en estas observaciones.[1]
El desarrollo de Fattori hasta la madurez como pintor fue inusualmente lento. Sus primeras pinturas, pocas de las cuales sobreviven, datan de principios de la década de 1850.[2] Incluyen retratos y algunas escenas históricas influenciadas por Bezzuoli, a menudo escenas de la historia medieval o renacentista. En 1851 participó en la Promotrice fiorentina con la pintura Ildegonda, inspirada en la novela corta de Tommaso Grossi. En 1853-54 estudió realismo, junto con el artista turinés Andrea Gastaldi (1826-1889). Probablemente pintó sus primeros paisajes en compañía de Gastaldi. Alrededor de 1857 Enrico Pollastrini, otro alumno de Bezzuoli, lo introdujo al estilo de Ingres. Esto tuvo cierto impacto en las pinturas históricas de Fattori. Uno de sus mejores temas históricos fue "Maria Stuarda", (María Estuardo en el campo de batalla de Langside), pintado entre 1858 y 1860, basado en su lectura de Walter Scott.[1]
A principios de la década de 1850, Fattori comenzó a frecuentar el Caffè Michelangiolo[3] en la Via Larga, un popular lugar de reunión para los artistas florentinos que mantenían animadas discusiones sobre política y nuevas tendencias en el arte. Varios de estos artistas descubrirían la obra de los pintores de la escuela de Barbizon mientras visitaban París para la Exposición de 1855 y traerían de vuelta a Italia un entusiasmo por la entonces novedosa práctica de pintar al aire libre, directamente de la naturaleza. En 1859, Fattori conoció al pintor paisajista romano Giovanni Costa , cuyo ejemplo lo influyó para unirse a sus colegas y comenzar a pintar paisajes realistas y escenas de la vida contemporánea en plein air. Esto marcó un punto de inflexión en el desarrollo de Fattori: se convirtió en miembro de los Macchiaioli, un grupo de pintores toscanos cuyos métodos y objetivos son algo similares a los de los impresionistas, de los cuales se les considera precursores. Al igual que sus homólogos franceses, fueron criticados por la falta de cualidades decorativas y de acabado convencional de sus pinturas, aunque los Macchiaioli no llegaron tan lejos como los impresionistas en la disolución de la forma en la luz.[1]
En 1859, ganó el concurso para una escena de batalla patriótica, organizado por el Concorso Ricasoli (concurso nacional organizado por el gobierno de Bettino Ricasoli), con su cuadro «El campamento italiano tras la batalla de Magenta» (finalizado entre 1860 y 1861). La recompensa económica le permitió casarse con Settimia Vannucci en julio de 1859 y establecerse en Florencia.[1]
Las obras maduras de Fattori representan una síntesis entre la luz natural de la pintura al aire libre —pintura con manchas vivas pero compuestas (macchia)— y el método tradicional de componer grandes pinturas en el estudio, a partir de bocetos.[1]
Entre 1861 y 1867, residió principalmente en Livorno para cuidar a su esposa, que había contraído tuberculosis. Durante este período, pintó temas de la vida rural y campesina, así como algunos retratos, como "La cugina Argia" . En estas obras demostró su dominio de la técnica de la macchia , la luz y la sombra naturales con sus zonas contrastantes de amplios colores, mostrando la influencia formativa de Giovanni Costa.[1]
En 1864 presentó cuatro obras más a la Promotrice fiorentina. En su paisaje La Rotonda di Palmieri (1866), la simplicidad geométrica y el color se convirtieron en un elemento estructural de la pintura.
A finales de 1866, se trasladó a un nuevo y más amplio estudio en Florencia para albergar sus lienzos históricos de mayor tamaño, ya que seguía recibiendo encargos de escenas épicas de batallas de la unificación italiana (Risorgimento). Una pintura famosa de este período es la Toma de la Madonna della Scoperta, un episodio de la Batalla de San Martino (1859).
Tras la muerte de su esposa en marzo de 1867, pasó el verano de ese año en Castiglioncello con el crítico Diego Martelli, teórico de los Macchiaioli. Trabajando junto al pintor Giuseppe Abbati sobre los mismos temas, pintó varios paisajes al aire libre y estudios de la vida rural y campesinos trabajando en huertas. En estas pinturas, puso especial énfasis en un diseño audaz dentro de una simplicidad geométrica y en una intensa luminosidad. Una de sus pinturas de este período es Pausa en la Maremma con campesinos y carreta de bueyes (1873-75).[1]
Fattori recibió un premio en la Exposición de Parma de 1870 por su escena de batalla "El príncipe Amadeo Feritio en Custoza" . En un viaje a Roma en 1872, realizó estudios para "El mercado de caballos en Terracina" (pintura destruida), por los que recibió una medalla de bronce en la Exposición Universal de Viena de 1873 y de nuevo en la Feria Mundial de Filadelfia de 1876. El viaje también le proporcionó material para "Carros romanos" (1872-1873).
En 1875, Fattori, junto con Francesco Gioli, Egisto Ferroni y Niccolò Cannicci, visitó París, donde exponía su obra Reposo en el Salón de París. A través de Diego Martelli, quien residía en París, entró en contacto con numerosos artistas franceses, entre ellos Camille Pissarro y el expatriado Federico Zandomeneghi. Sin embargo, reaccionó con desgana ante las obras impresionistas, expresando su preferencia por los artistas de la escuela de Barbizon[4] y su profunda admiración por Édouard Manet y Camille Corot.[5]
Comenzó a dar clases particulares de pintura y, a partir de 1869, impartió clases dos veces por semana en la Academia Florentina (donde uno de sus últimos alumnos fue Amedeo Modigliani). Sin embargo, atravesó dificultades económicas, ya que sus escenas de batallas encontraron pocos compradores. Al no poder pagar sus impuestos, le confiscaron sus propiedades en Florencia; esto y una fractura de rótula lo deprimieron aún más. En 1878 envió dos cuadros a la Exposición Universal de París, pero su situación económica le impidió asistir. Su desilusión se revela en el realismo más crudo de sus obras de finales de la década de 1870.
Fue en esos años cuando se forjó su reputación de "realista convencido", confirmada por los premios que ganó en las Exposiciones: en 1870 en Parma; en 1873 en Viena y Londres; en 1875 en Santiago de Chile; en 1876 en Filadelfia; en 1880 en Melbourne; en 1887 en Dresde; y en 1889 en Colonia. Una de sus pinturas, concretamente la Plaza de Villafranca, fue admirada por el rey Humberto I y adquirida por la Galería Nacional de Arte Moderno de Roma. Mientras tanto, se enamoró perdidamente de Amalia Nollemberger, una joven alemana de diecinueve años que trabajaba como profesora de Matilde Gioli: el ardor que despertó en él fue tal que supuso un salto cualitativo en el arte de Fattori.[1]
En la década de 1880 pintó principalmente temas rurales, como caballos y ganado. Sus visitas a la finca de los príncipes Corsini[6] en la Maremma en 1881 y 1882 culminaron en una serie de pinturas de pastores, algunas de las cuales se exhibieron en la Exposición Nacional de Venecia en 1887.[7]
Entre sus últimos alumnos recordamos a Giovanni Marchini, con quien nunca perdió el contacto, y a Giovanni Malesci, que permaneció cerca de él en sus últimos años, de 1903 a 1908, convirtiéndose en el máximo continuador de la memoria del maestro.
La fama de Fattori había alcanzado su máximo esplendor, y fue con emoción que el secretario de la Bienal de Venecia anunció la presencia de «papà Fattori, la verdadera alma de un verdadero artista» en la quinta edición de la exposición internacional. Impulsado por su fama, Fattori trabajó con ahínco y envió numerosos lienzos a las diversas exposiciones que siguieron en Europa. Además de la Bienal de Venecia, Fattori también expuso en Berlín (1896), Dresde (1897), Múnich y París (1900, en la Exposición Universal), recibiendo reconocimientos y premios. Su vida amorosa fue tormentosa: el 4 de junio de 1891, tras ocho meses de convivencia, se casó con Marianna Bigazzi (un matrimonio también dictado por la necesidad de facilitar el matrimonio de su hijastra Giulia con el pintor uruguayo Domingo Laporte). Bigazzi, sin embargo, falleció el 1 de mayo de 1903. En 1907, Fattori se casó con una amiga suya, Fanny Marinelli, quien también falleció prematuramente el 3 de mayo de 1908, y a quien retrató en "Retrato de su tercera esposa" . Ya mayor, el pintor nunca volvió a casarse y decidió disfrutar de la compañía de sus alumnas, quienes contribuyeron a su sereno y vivaz espíritu. Mención especial merecen Adele Galeotti, con quien pintó en el lago Trasimeno, Enedina Pinti (con quien viajó a Bauco y San Rossore en 1904-1905) y Anita Brunelli, con quien Fattori esperaba pintar juntos en la costa de Livorno.
Giovanni Fattori falleció el 30 de agosto de 1908 a la edad de 82 años en Florencia. Sus contemporáneos lo lamentaron profundamente y su funeral se celebró el 1 de octubre de 1908.[1] ¿Un mes después? Fue enterrado en el Famedio de Montenero, en Livorno.
Fattori, mostrándose intolerante con la pintura académica y los temas históricos y conmemorativos que esta favorecía, abrazó casi con naturalidad la macchia , una nueva técnica pictórica y expresiva vinculada a la poética del naturalismo. El objetivo de Fattori, de hecho, era establecer un estilo pictórico «impresionista» modulando los volúmenes y las distancias ya no con el tradicional claroscuro, sino con la yuxtaposición homogénea de campos de color coordinados entre sí en función del «tono», el «valor» y su «proporción» adecuada (como él mismo explicó). Esta práctica tenía sus fundamentos en la dinámica de la percepción visual: la presencia de las «manchas», de hecho, se justifica por el hecho de que el ojo humano solo percibe los colores, que con sus bruscas interrupciones describen los contornos de los objetos. Por esta razón, la trama de dibujo de Fattori no contemplaba el uso de líneas de contorno (ausentes, por cierto, también en la realidad).[8]
Las pinturas de Fattori tratan los aspectos más terrenales y cotidianos de la realidad, los menos llamativos y, por ello, más dolorosos: el artista abordó estos temas con diferentes disposiciones de ánimo, mostrando en ocasiones una gran e inocente implicación lírica y, en otras, dejando prevalecer la intención polémica, irónica o descriptiva. En cualquier caso, esta reflexión sobre la vida cotidiana se llevó a cabo siempre con gran vigor y autenticidad moral, en plena consonancia con la poética macchiaiola, animada por un mordaz verismo pictórico:
Cuando el arte pierde su realismo, ¿qué queda? El realismo aporta un estudio minucioso de la sociedad contemporánea; el realismo expone las heridas que la afligen; el realismo transmitirá nuestras costumbres y hábitos a la posteridad.[9]Giovanni Fattori
La producción pictórica de Fattori, en cualquier caso, abarca muchos otros temas además del militar. Un tema recurrente es el paisaje, en particular su tierra, la Maremma toscana; también encontramos un cierto gusto por el retrato, realizado con gran penetración psicológica y desenvoltura. Otro tema fundamental de la poética de Fattori es el de los campesinos y sus costumbres: los «butteri», la gente del pueblo y su fatigoso trabajo en el campo, la vida de los animales y el desgaste del trabajo son elementos estilísticos que encontramos en muchos de sus cuadros. De este modo, Fattori nos devuelve la imagen de una naturaleza nada generosa e idílica, sino cruel y hostil, donde los hombres y los animales comparten el mismo destino de sufrimiento y miseria.[10]
Fattori, del que existe un gran número de obras, está bien representado en numerosos museos italianos, entre los que cabe destacar el Museo Cívico Giovanni Fattori de Livorno, la Galería Nacional de Arte Moderno de Roma, la Galería de Arte Moderno del Palacio Pitti (en Florencia), la pinacoteca de Brera en Milán y la Galería Cívica de Arte Moderno y Contemporáneo de Turín. En cuanto a su legado, Fattori ejerció una influencia fuerte y duradera sobre numerosos artistas, como Plinio Nomellini, Oscar Ghiglia, Giuseppe Pellizza da Volpedo y Amedeo Modigliani.[1]
.Cricco, Di Teodorop. 1534CT