La fractura costal o fractura de costilla es una fractura ósea que se define como la pérdida de continuidad de los arcos costales (costillas), y constituye la lesión traumática más frecuente del tórax. Se produce generalmente entre el 3.º y 9.º arcos costales.[1] Por lo general, la existencia de una o dos fracturas aisladas carece de gravedad. Sin embargo, cuando las fracturas afectan a más de 3 costillas y son bilaterales se presentan complicaciones con frecuencia. El número de costillas fracturadas tiene relación con las complicaciones y la mortalidad.[2]
Fractura costal | ||
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Radiografía de tórax en la que son visibles varias fracturas costales señaladas por un óvalo en el hemitórax izquierdo. | ||
Especialidad | medicina de emergencia | |
Síntomas | Dolor en el pecho que empeora con la respiración profunda | |
Complicaciones | Contusión pulmonar , neumotórax , neumonía, | |
Causas | Traumatismo torácico | |
Sinónimos | ||
Fractura de costilla Fractura de parrilla costal | ||
En personas jóvenes se producen generalmente por traumatismos sobre el tórax como consecuencia de actividades deportivas, accidentes de tráfico o accidentes laborales. En las personas de Edad Media o alta la causa más frecuente son las caídas accidentales.[2][3]
El síntoma más característico es el dolor que aumenta con los movimientos respiratorios. Si la fractura se debe a un traumatismo de alta intensidad, suelen lesionarse las costillas primera y segunda, en cuyo caso es frecuente la aparición de complicaciones causadas por lesión del mediastino. Si se fracturen las últimas costillas, las complicaciones pueden producirse por lesiones asociadas en el hígado o el bazo.[4]
Los signos de una costilla rota pueden incluir:
El diagnóstico se basa en la sintomatología y la exploración del paciente que detecta una serie de signos específicos. Las pruebas complementarias más utilizadas para confirmar el diagnóstico son la radiografía de tórax y la tomografía axial computarizada en caso de traumatismos graves.[2]
En caso de fracturas simples de una o dos costillas, el tratamiento se basa en la administración de analgésicos para evitar el dolor y recomendaciones generales como mantener reposo relativo y evitar realizar movimientos violentos.[5] La inmovilización del tórax mediante vendaje se utilizó en el pasado pero no se emplea en la práctica médica actual pues no es eficaz y puede provocar complicaciones.[5] Es útil realizar respiraciones profundas periódicamente, en torno a 8 o 10 veces al día, para evitar infecciones pulmonares.[5] En casos graves se emplean antiinflamatorios por vía intravenosa o derivados morfínicos. Esta indicado administrar analgesia epidural en caso de fracturas costales múltiples que no respondan de forma adecuada a otras medidas analgésicas.[3][6] Si existen complicaciones graves por lo general es necesaria la cirugía.[4]
La cirugía se recomienda únicamente en determinados casos:[3]