Un fluido inteligente es aquel fluido que puede modificar alguna de sus propiedades, habitualmente su viscosidad, ante estímulos de, por ejemplo, un campo eléctrico o magnético.[1]
Los fluidos que atienden a la electricidad reciben el nombre de fluidos electrorreológicos[2] y los que lo hacen por magnetismo son llamados fluidos magnetorreológicos.[1]
Existen polímeros considerados fluidos eléctricos.[3]
Un futuro uso podría ser la liberación de medicamentos en el cuerpo sobre la base de estímulos eléctricos, de, por ejemplo, insulina,[4] además de otros muchos.