El feminismo postestructuralista es una rama del feminismo que se relaciona con ideas del posestructuralismo. El feminismo postestructuralista enfatiza "la naturaleza contingente y discursiva de todas las identidades", y en particular la construcción social de subjetividades de género. Una contribución de esta rama fue discutir que hay no hay una sola categoría universal de "mujer" u "hombre."[1]
Como el propio posestructuralismo, la rama feminista es en gran parte una herramienta para el análisis literario, pero también lidia con el psicoanálisis y la crítica sociocultural,[2] y busca explorar relaciones entre lenguaje, sociología, subjetividad y relaciones de poder al impactar con el género en particular.[3][4]
El feminismo postestructuralista también critica el kiriarcado, sin ser limitado por comprensiones estrechas de la teoría kiriarcal, particularmente a través de un análisis de la omniprescencia de lo otro, el exilio social de aquellas personas quitó de los conceptos estrechos de normas sociales.
Otras figuras significativas en el feminismo post-estructuralista incluyen a Monique Wittig, y Julia Kristeva.[9]
El feminismo post-estructural ha sido criticado por su abandono al sujeto femenino humanístico, y por una inocencia táctica en su negación de cualquier tipo de esencialismo femenino.