Federico Sobrado de la Carrera (2 de febrero de 1854, Ponferrada, España – 3 de enero de 1938, San José, Costa Rica) fue un empresario español, conocido como El Titán Guanacasteco, destacado por su contribución al desarrollo económico de Guanacaste, especialmente mediante la transformación de la Hacienda El Tempisque en un complejo agroindustrial.[1]
Federico Sobrado de la Carrera | ||
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![]() Federico Sobrado de la Carrera. | ||
Información personal | ||
Apodo | El Titán Guanacasteco | |
Nacimiento |
2 de febrero de 1854 Ponferrada, España | |
Fallecimiento |
3 de enero de 1938 San José, Costa Rica | |
Sepultura | Cementerio General de San José, Costa Rica | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Cónyuge | Pacífica García Santana | |
Información profesional | ||
Ocupación | Empresario | |
Firma | ||
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Nació el 2 de febrero de 1854 en Ponferrada, hijo de Antonio Sobrado López y Francisca de la Carrera y Barrios.
Emigró de España a los 15 años —en un contexto marcado por las guerras carlistas y la guerra de los Diez Años en Cuba—, huyendo del reclutamiento militar. Vivió primero en Argentina, donde comerció caballos hacia Chile, y posteriormente en Panamá. Finalmente se radicó en Costa Rica, arribando al puerto de Puntarenas, donde trabajó en cabotaje y transporte de mercancías antes de ingresar en la industria maderera.
Gracias al empresario José Cabezas Bonilla, logró empleo en Guanacaste. Tras demostrar habilidad en trabajos de aserrío, influenciado por su experiencia en Chile, pasó de operario a capataz en Liberia.
En 1899, aún soltero y residente en Liberia, adquirió la Hacienda El Tempisque por aproximadamente 75 000 pesos, lo que marcó el inicio de su consolidación como hacendado y pieza central del desarrollo agroindustrial de la región.[2]
Transformó el trapiche en un ingenio e impulsó un complejo agroindustrial que incluía destilería, fábrica de candelas, fábrica de jabón, beneficio de arroz con maquinaria alemana, procesadora de madera y fábrica de hielo.[1]
Bajo decreto de 1907 del presidente Cleto González Víquez, se le otorgó la concesión para destilar alcoholes puros y de baja graduación, rompiendo temporalmente el monopolio de la Fábrica Nacional de Licores (FANAL). Durante más de 30 años, su hacienda fue un centro económico que empleaba a numerosas familias, generaba infraestructura (como un puente colgante de 100 metros sobre el río Tempisque) y utilizaba electricidad en una época en que era desconocida en gran parte de la provincia.[1]
Además, mantenía una red de transporte fluvial y terrestre, cría de ganado bovino y caballar, producción de cerdos y explotación de apiarios. El desarrollo se vio interrumpido a finales de la década de 1930 por la restitución del monopolio de la Fábrica Nacional de Licores y por el fallecimiento de Sobrado en 1938.[1]
Debido a la gran cantidad de empleados de la Hacienda El Tempisque y a la dificultad del Banco de Costa Rica para proveer suficiente circulante, en la década de 1920 se autorizó la emisión de una moneda propia para la hacienda. Estas piezas, conocidas popularmente como chapas del Tempisque, estaban hechas de aluminio y se acuñaron en denominaciones de 5, 10, 25 y 50 centavos.
En una de sus caras llevaban grabada la cifra de su valor y en la otra la inscripción: «Federico Sobrado – Hacienda El Tempisque – Guanacaste». Las chapas circularon ampliamente en la región e incluso se aceptaban en la capital costarricense. Permanecieron en uso hasta 1945.[3]
Se casó con Pacífica García Santana (1867–1934), hija de Tomás Guardia Gutiérrez, el 5 de noviembre de 1900 en Liberia. En su honor existe la Escuela Pacífica García de Sobrado, documentada por el Archivo Nacional de Costa Rica. Tuvieron trece hijos, algunos de los cuales permanecieron en Costa Rica, mientras que otros emigraron y formaron descendencia en otros países.
En la prensa costarricense de mediados del siglo XX, el escritor Francisco Faerron Suárez publicó una semblanza de Doña Pacífica de Sobrado con motivo de la inauguración de la Escuela de Guardia, Guanacaste, que llevó su nombre. En el texto se destacaban sus virtudes cívicas, su apoyo social a los trabajadores y familias de la región, así como su papel en la Hacienda El Tempisque.[4]
Entre la amplia descendencia de Federico, se encuentra su nieta Flora Sobrado Rothe, conocida popularmente como Tía Florita, destacada chef costarricense con una trayectoria televisiva de más de seis décadas.[5]
Su figura es recordada por la introducción de tecnologías agroindustriales en Guanacaste, su impulso al comercio maderero y la diversificación productiva de la Hacienda El Tempisque, que fue uno de los polos económicos más relevantes de la región durante el primer tercio del siglo XX.[1]
El 8 de enero de 1938, tras su fallecimiento, el diario *La Prensa Libre* lo describió como «de condiciones excepcionales, de gran ambición y un corazón de bondad insaciable», resaltando su liderazgo y caridad en Guanacaste.[6]
Además de sus aportaciones en la agroindustria, Sobrado implementó un sistema monetario propio para su hacienda. Debido a la gran cantidad de empleados y a la falta de circulante que el Banco de Costa Rica podía proveer, en la década de 1920 se autorizó la emisión de las llamadas chapas del Tempisque, monedas de aluminio en denominaciones de 5, 10, 25 y 50 centavos. Estas piezas llevaban la inscripción «Federico Sobrado – Hacienda El Tempisque – Guanacaste» y circularon ampliamente en la región; incluso se aceptaban en la capital y permanecieron en uso hasta 1945.[3]