Los estacionamientos de bicicletas, también conocidos como cicloparqueaderos son componentes del sistema de tránsito que incluyen la infraestructura y equipamiento (el bastidor o rack para bicicletas, candados de bicicleta etc.) para habilitar el estacionamiento seguro y conveniente de bicicletas, en especial en el ciclismo urbano. Entre los dispositivos que se necesitan están anclajes o bastidores para bicicletas, sistemas de parqueo manuales o automáticos, techos para protección del clima, así como legislazión concreta que permita el aparcamiento ad hoc junto a guardarraíl y otro mobiliario de calle.[2][3]
El estacionamiento de bicicletas es parte importante de la infraestructura de ciclismo y es estudiado en la disciplina de ingeniería de transporte en bicicleta. En muchas partes del mundo, los cicloparqueaderos son tan escasos o tan inadecuados, que árboles cercanos o medidores de tráfico de vehículos particulares son utilizados en su defecto. El bastidor tipo hitching post es una mejora sobre el tipo viejo de ranura para la rueda frontal de la bicicleta, no el marco, pero solo permite parquear para dos bicicletas por correo. En los Países Bajos, donde las bicicletas son ampliamente utilizadas, se usan bastidores de dos niveles para permitir alta densidad de parqueo (las manillas se traslapan, a menudo causando daño) y seguridad (la bicicleta está bien soportada aguantada y es fácil de asegurar con candado).
Secciones estacionamientos existentes a menudo pueden ser reconvertidos en cicloparqueaderos, ofreciendo ventajas por su ubicación en zonas de alto tráfico, cobertura, seguridad y capacidad de parqueo para más bicicletas.
Las políticas y regulaciones de planeamiento urbanístico prevén cada vez más la necesidad de cicloparqueaderos en nuevos desarrollos, para complementar los estacionamientos de vehículos automorores.[4] Muchas estaciones de transporte público incluyen actualmente estacionamiento de bicicletas, por medio de bastidores de bicicletas o cicloparqueaderos hechos a la medida, para facilitar el transporte multimodal.
Los cicloparqueaderos se consideran un factor clave para influenciar la decisión de la ciudadanía para transportarse en bicicleta.[5] Para ser considerado seguro, el cicloparqueadero debe tener un diseño adecuado: permitiendo asegurar la bicicleta en el marco (como en los cicloparqueaderos tipo bastidor). Una ubicación claramente visible también ayuda a brindar seguridad pasiva de los mismos transeúntes. La protección de los factores climáticos es también deseable. Como regla, donde se incentive el ciclismo como alternativa al automovilismo, se hacen esfuerzos para hacer que el estacionamiento de bicicletas sea más conveniente y atractivo que el estacionamiento de vehículos automotores. Esto normalmente significa proporcionar una distribución ancha y visible, con sitios para aparcar claramente definidos.
En algunos casos, cicloparqueaderos con gran concentración y número de puestos de estacionamiento son más apropiados, e incluso pueden ser supervisados y sujetos a una tarifa por su uso —por ejemplo, los cicloparqueaderos en intercambios de transporte público como ferrocarril, metro, tranvía, estaciones de autobús o puertos de ferry para facilitar el transporte multimodal—.[6]
En otros casos, donde el ciclismo se considera como actividad inapropiada, o por la ignorancia sobre buenas prácticas de urbanismo, los cicloparqueaderos pueden sencillamente no ser proporcionados o colocados en ubicaciones incómodas, distantes, y fuera de vista.[7] Los ciclistas pueden tener prohibido aparcar sus bicicletas en las ubicaciones más convenientes. Por ejemplo, en abril de 2007, las autoridades en la Universidad de California Santa Bárbara empezó a confiscar bicicletas estacionadas en sitios diferentes a los cicloparqueaderos oficiales ubicados en zonas alejadas.[8] Algunos propietarios de locales y autoridades municipales montan señalización para desalentar a ciclistas de parquear allí sus bicicletas. Algo distinto sucede en Latinoamérica, Bogotá consiguió en agosto de 2021 la certificación de 200 cicloparqueaderos, ubicados en 13 universidades, 22 centros comerciales, 21 estaciones del sistema de transporte Transmilenio, 20 empresas y 37 entidades públicas.
"En la ciudad se realizan más de 880 mil viajes diarios en bicicleta, por lo que consideramos fundamental tener una red de cicloparqueaderos que les permitan a biciusuarios parquear su bicicleta de manera segura y en condiciones de calidad",[9] aseguró el secretario de Movilidad de Bogotá, Nicolás Francisco Estupiñán Alvarado.
Los lugares idóneos para instalar los aparcamientos para bicicletas son aquellos que suponen un origen o destino de un viaje o cambio de modo de transporte. Por tanto, algunos de los lugares concretos donde se deben instalar son:
A la hora de elegir y diseñar el aparcamiento idóneo para las bicicletas se han de tener en cuenta los siguientes criterios:
Los criterios que prevalecen a la hora de seleccionar la ubicación física del estacionamiento de bicicletas son los de seguridad, visibilidad y comodidad.