La escultura budista china se ha producido a lo largo de la historia del budismo en China. Las piezas escultóricas incluyen representaciones de Siddhartha Gautama, a menudo conocido como el «Iluminado» o «Buda», de bodhisattvas, monjes y varias deidades. China fue introducida a las enseñanzas del budismo en el siglo II a. C., durante la dinastía Han de China, y definitivamente durante el siglo II.[2]
Las primeras representaciones no comenzaron como esculturas de forma humana, sino más bien como un asiento-trono vacío, estela, árbol o stupa, una forma arquitectónica que finalmente inspiró la creación de pagodas en China.[3]
La práctica comenzó en templos de cuevas excavadas en la roca, donde las tallas, en su mayoría en relieve, de las imágenes envolvieron cámaras y complejos que ilustran las creencias asociadas a las enseñanzas de Buda. La creación de estos templos y esculturas no generó únicamente méritos alineados con su propio crecimiento personal, sino que también dio ocasión a los devotos una referencia para el culto y la inspiración meditativa.[4] Los principales sitios excavados en la roca, con grandes grupos de cuevas, incluyen las Grutas de Yungang, las grutas de Longmen, las cuevas de Maijishan y las cuevas de Mogao.
Las esculturas, primero comenzaron a realizarse en la India y finalmente llegaron a su producción en China durante el siglo IV. Aunque se inspiró en representaciones indias, varias posiciones de sentado, expresiones faciales y tipo de ropa culminaron con una mezcla visual. Las esculturas con cuerpos delgados y prendas más gruesas encarnaban las tradiciones chinas por contraste a las variaciones indias que representaban grandes cuerpos y ropa transparente.[2] Los materiales para estas esculturas también variaron desde el gres, piedra caliza, madera, cerámica, bronce dorado hasta aleación de cobre. A pesar de la apariencia monótona de las esculturas restantes de la actualidad, estas obras fueron una vez brillantemente pintadas con una serie de pigmentos. Inicialmente, Buda era la persona o figura principal representada, los bodhisattvas fueron creados más tarde como obras independientes en como asistentes de Buda.[2]
En China, dos bodhisattvas importantes fueron Avalokiteshvara (Guanyin) y Manjusri (Wenshu) que encarnaron la sabiduría y la compasión, virtudes importantes para conseguir un estado de iluminación y aplicación de «Tierra Pura» o « Budismo Zen». Durante el siglo IV y VI, China estaba viviendo una época de guerra en que los seguidores creían que su piedad de devoción ofrecería orientación, salud y riqueza en sus provincias y gobernantes. Las deidades se consideraban protectoras de las tradiciones budistas y se volvieron más elaboradas, su presentación como budismo tomó nuevas formas en los siglos siguientes.[6]