Los escudos votivos son piezas ornamentales, generalmente broqueles o aspis, dispuestos en templos y dedicados como ofrendas a los dioses paganos que les habían otorgado las victorias en las batallas o guerras.[1] Estas piezas están construidas de diversos materiales: bronce, hierro, oro, plata, mármol y terracota eran los más comunes.[1][2][3]
Los primeros usos registrados en la historia se deben a los griegos, de los cuales los registros más antiguos al parecer se conocen de la cueva Dictea y la cueva del Ida, donde se hallaron escudos de bronce en miniatura.[2]
Según Plinio el Viejo, el primer uso en Roma se debió a Apio Claudio, en el año 259 de la fundación de esa ciudad. Los escudos así ofrendados llevaban en ocasiones inscripciones, y a veces retratos.[1]