Un enfoque es, según el epistemólogo Mario Bunge, una manera de ver las cosas o las ideas y, en consecuencia, también de tratar los problemas relativos a ellas.[1] Se trata de un cuerpo de conocimiento preexistente, junto con una interpretación de problemas, un conjunto de objetivos y una colección de métodos, un arquetipo que marca una conducción.[1]
Bunge distingue ocho amplios tipos de enfoque:[1]