En televisión, cine y teatro, el encasillamiento o encasillado es el proceso por el cual a un actor se le identifica fuertemente con un personaje específico en uno o más roles específicos, o personajes que tienen los mismos rasgos o que provienen de las mismas clases sociales o grupos étnicos. Existen casos en los que un actor ha sido tan fuertemente identificado con un papel que les dificulta encontrar trabajo interpretando a otros personajes.[1][2][3]
Alternativamente, un director puede elegir a un actor «contra el tipo» (es decir, en un papel que sería inusual para ese actor, para crear un efecto dramático o cómico). El encasillamiento también ocurre en otras artes escénicas. Un cantante de ópera que tiene mucho éxito en un papel, como Denyce Graves como Carmen, puede ser encasillado en ese papel.
Uno de los casos más notorios es el actor británico Daniel Radcliffe, conocido mundialmente por ser el protagonista de la saga de películas Harry Potter. Radcliffe fue elegido para interpretar a Harry Potter a los once años. Se enfrentó así a dos transiciones: de actor infantil a estrella adulta y pasar de ser encasillado como Potter a interpretar otros papeles. Su carrera después de Harry Potter incluyó apariciones en el escenario, como en El cojo de Inishmaan de Martin McDonagh; en películas independientes como Kill Your Darlings, en la que interpretó a Allen Ginsberg; y películas de grandes estudios como Victor Frankenstein, en la que interpretó al jorobado Igory comedias románticas como What If.
Jon Hamm declaró que después del éxito de la serie Mad Men, recibió «alrededor de cuarenta guiones que estaban todos ambientados en los años 1960», o para interpretar personajes de publicidad como su personaje Don Draper.
Peter Robbins dejó en gran medida la actuación después de envejecer para su papel más famoso, la voz de Charlie Brown. Conservó un fuerte afecto por el papel durante toda su vida, incluido un tatuaje del personaje.
El actor soviético Mikheil Gelovani encarnó a Iósif Stalin en doce películas realizadas durante la vida del dictador, que reflejaban su culto a la personalidad. Entre ellos se encuentran El gran amanecer (1938), Lenin en 1918 (1939), El voto (1946), La caída de Berlín (1950) y El año inolvidable 1919 (1952). Dichas películas fueron prohibidas o se eliminaron las escenas de Stalin a raíz del famoso discurso secreto que dio Nikita Jrushchov en febrero de 1956. Tras la muerte de Stalin, al actor se le negaron nuevos roles ya que estaba muy identificado con él. Según el libro The Guinness Book of Movie Facts and Feats, Gelovani probablemente había interpretado al mismo personaje histórico más que cualquier otro actor. El columnista de Die Zeit, Andreas Kilb, escribió que acabó con su vida «un lamentable Kagemusha» a imagen de Stalin.
Algunos actores intentan evitar o escapar del encasillamiento asumiendo roles opuestos a los que anteriormente se les conocía.