Participa en salones oficiales nacionales, destacándose principalmente en el género del retrato y en la ejecución de desnudos femeninos. Si bien su obra fue comentada en la prensa de la época por destacados críticos como Nathanael Yáñez Silva, existe poca información sobre su vida.
Obra
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La artista fue un importante exponente del movimiento femenino intelectual de principios de siglo XX. Aunque su especialidad fueron los retratos y desnudos femeninos, también ejecuta paisajes, cuadros de flores y naturalezas muertas al óleo sobre tela y pastel, al mismo tiempo se destacara también en la escultura. Desde la crítica de la época, fue una artista considerada como una figura promisoria del arte chileno,[1] destacando su temperamento y condiciones de dibujante. Sus obras alcanzaron perfeccionamiento técnico, rasgos que mostraron su adhesión al romanticismo purista, al naturalismo y realismo.
Entre sus obras más importantes cabe destacar Autorretrato (1919) y Desnudo (1920), ambas obras presentan una nueva forma de representar la imagen de la mujer sobre su propio cuerpo,[2] lo que la inscribe en la apertura expresiva sobre como definir y exponer su propia corporalidad, que aun se asociaba a temas burgueses y actividades de carácter doméstico y privado.
Sobre Autorretrato, presentado para el Salón de 1919, el crítico Nathanael Yáñez Silva dirá que «tiene bastante carácter y parecido. Es un poco crudo de color y fondo indeciso, defectos que no obscurecen las cualidades anotadas»,[3] donde evidencia los rasgos de una mujer con carácter y «espíritu libre», como la describe el mismo en 1919: «Es un espíritu fuerte. Oye las críticas, y toma de ellas lo que le conviene. Sabe ver claramente, con fina intuición femenina, donde puede haber en un juicio apasionamiento o frialdad para su labor, sabe, en una palabra 'leer' lo que se escribe sobre ella y ésta es una cualidad muy poco común entre los artistas en general...».[4]
La historiadora del arte Gloria Cortés comenta sobre el Autorretrato: "En él, la autora aparece de medio cuerpo, sosteniendo un pincel en actitud reposada pero desafiante frente al espectador. La imagen de Formas corresponde al nuevo modelo de mujer de los años '20, que lleva falda corta y pelo recogido, en una expresión objetiva pero también pro positiva del imaginario femenino[4]". Este tipo de representación, otorga al autorretrato una forma de legitimación y re afirmación desde el género, buscando también la validación como profesionales de las artes.
Adolescente con cántaro, óleo sobre tela, 57 x 36 cm.
Bibliografía
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Cortés Aliaga, Gloria: Modernas: Historias de Mujeres en el Arte Chileno 1900-1950. Santiago: Origo, 2013.
Biblioteca y Centro de Información. Archivo Documental de la Artista Emma Formas de Dávila.
Álvarez Urquieta, Luis. La Pintura en Chile: Colección Luís Álvarez Urquieta. Santiago: Imprenta La Ilustración, 1928.
Claro Tocornal, Regina. La Representación de la Pobreza en el Arte Chileno, una Primera Aproximación. Santiago: Anales del Instituto Chile. Vol. XXVI, 2007.
Instituto Cultural de las Condes. Pintores de la Generación del 13. Texto de Antonio R. Romera. Santiago, 1973.
Museo Nacional de Bellas Artes. Exposición de Pintura Chilena. Colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Santiago, 1983.
Ossa, Nena. La Mujer Chilena en el Arte. Santiago Editorial Lord Cochrane, 1986.
Palacios, José María. Pintura Chilena 1816-1957: Colección Roberto Palumbo Ossa. Santiago: Mario Fonseca, 1998.
Zamorano Pérez, Pedro Emilio. El Pintor F. Álvarez de Sotomayor y su Huella en América. La Coruña: Universidad de la Coruña, Servicio de Publicaciones, 1994.
Referencias
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↑«Nota referida a la Exposición de obras pictóricas de Emma Formas». Revista Familia (Zig-Zag). Septiembre de 1921.
↑Cortés, Gloria (2013). Modernas: Historias de las Mujeres en el Arte Chileno 1900-1950. Santiago de Chile: Origo. p. 169.
↑Yañez Silva (18 de diciembre de 1920). «El arte femenino en 1919». Revista Zig-Zag, n°86, año XVI.
↑ abCortés, Gloria (2013). Modernas: Historias de Mujeres en el Arte Chileno 1900-1950. Santiago: Origo. p. 49.