«El fin justifica los medios» es una frase hecha que está presente en varios idiomas modernos y que tiene aplicación en la política, los negocios o en cuestiones éticas. Significa que cuando el objetivo final es importante, cualquier medio para lograrlo es válido.[1] La frase es atribuida principalmente al filósofo político italiano Nicolás Maquiavelo, aunque en realidad su origen es controvertido, siendo atribuida también a Ignacio de Loyola, Thomas Hobbes,[2] Napoleón o Hermann Busenbaum.[3]
Varios escritores jesuitas elaboraron textos cuyos contenidos han sido interpretados por algunos críticos como apología de que «el fin justifica los medios».[4] A Baltasar Gracián se debe la frase «Todo lo dora un buen fin, aunque lo desmientan los desaciertos de los medios», en su obra Oráculo manual y arte de prudencia (1647),[5] y Hermann Busenbaum escribió «Cuando el fin es lícito, también los medios son lícitos» (latín: cum finis est licitus, etiam media sunt licita) en un manual de teología moral de 1650.[4] Diversas personas han defendido a la Compañía de Jesús y alegan que los jesuitas jamás enseñaron que se puedan emplear medios inmorales para obtener un buen fin.[4] En el Catecismo de la Iglesia Católica se especifica que «El fin no justifica los medios».[6]