El destino de una condesa (título original en inglés, A Countess Below Stairs, en 1981; más adelante, The Secret Countess, 2007), es una novela romántica histórica de 1981 de la escritora Eva Ibbotson. Narra la historia de Anna Grazinsky, una condesa rusa, después de la Revolución Rusa y la Primera Guerra Mundial. Se publicó en inglés también con el título de The Secret Countess como una novela juvenil.[1]
El destino de una condesa | ||
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de Eva Ibbotson | ||
Género | Novela | |
Subgénero | Ficción histórica | |
Edición original en inglés | ||
Título original | A Countess Below Stairs | |
Editorial | Macdonald Futura | |
País | Reino Unido | |
Fecha de publicación | 1981 | |
Formato | Impreso (Tapa dura & rústica) | |
Páginas | 383 páginas | |
Edición traducida al español | ||
Título | El destino de una condesa | |
Traducido por | Ana Quijada | |
Editorial | Grijalbo | |
Anna es una niña encantadora que ve lo bueno en todo y en todos: su primo Sergei, su hermano menor Petia, y todas sus múltiples institutrices. Ha vivido toda su vida cuidada y adorada por su padre, protegida por los criados y mimada por su madre. Sin embargo, se ve obligada a huir de Rusia después de que los bolcheviques se apropiaran del poder, y su padre muriese en la Primera Guerra Mundial. Obligada a depender de la caridad de su institutriz, miss Winifred Pinfold, «Pinny», de Putney, Londres, Anna obtiene empleo como doncella en Mersham, el hogar de Rupert Frayne, conde de Westerholme. No le cuenta nada de este empleo a su hermano y a su primo, y a su madre le dice que ha sido invitada a pasar un tiempo en una mansión en el campo.
Los empleados de la mansión se molestan con ella, porque pronto se dan cuenta de que es de noble cuna. A pesar de sus preocupaciones, Anna demuestra ser trabajadora e inteligente. Poco a poco, le cogen aprecio. El conde avisa de que va a regresar de la guerra. Tal como prometió a su hermano mayor, ya fallecido, Rupert trae al hogar una prometida rica que le ayudará a pagar las numerosas deudas de Mersham. Al conocer a Anna, le resultan obvios su gracia y buen ánimo, de manera que se caen bien.
Cuando llega Muriel Hardwicke, la prometida de Rupert, al principio todo el mundo se siente inclinado a amarla. Pronto, los habitantes y los vecinos de Mersham, se darán cuenta de que Muriel es una joven egoísta y grosera, vanidosa y desagradable, a pesar de su impecable apariencia. Es poco amistosa con los empleados, la condesa viuda, el perro, e incluso con buenos amigos de la familia, como Minna, o el hijo de ésta, el vizconde Byrne, insultando groseramente a su niña, la Honorable Olive, y su discapacidad. Por amor y respeto hacia Rupert, aquellos a los que Muriel ofende lo padecen en silencio, sin querer enemistarse con la novia del conde. Al conocer lo que Muriel ha hecho, Rupert se enfada y se da cuenta de que realmente no la ama, al mismo tiempo que se enamora de Anna. A pesar de todo, es hombre de palabra, y no dejará a Muriel.
Anna encuentra cada vez más difícil ocultar su verdadera identidad como condesa conforme se siente más unida a Rupert. Cuando él descubra su identidad, al principio planea despedirla, pero se echa para atrás cuando se da cuenta de que eso la entristece. En un baile de disfraces que los Byrne celebran en honor de Muriel y Rupert, le piden a Anna que sirva las bebidas, debido a su nacionalidad rusa, que le permitirá atender mejor a los invitados rusos. Peter, un amigo del colegio de Henry, el hijo menor de los Byrne, resulta ser el hermano menor de Anna, Petia. Como él desconoce el empleo de Anna como una doncella, la presenta a todos los invitados como la condesa Grazinsky. Por no desilusionar a Peter, sus amigos actúan como si ella fuera también una invitada. Cuando Anna y Rupert comparten un baile, resulta obvio que él se ha comprometido con la mujer equivocada.
Solos, se confiesan su amor, pero aceptan que no tienen un futuro juntos. Anna y su primo, el príncipe Sergei Chirkovsky –que ahora trabaja de chófer— se confiesan sus problemas y se abrazan. Rupert los ve, asume que se van a fugar juntos, y sigue adelante con sus planes de matrimonio. Disgustado, Cyril Proom, el mayordomo, se hace con una importante suma de dinero y convence a Melvyn y Myrtle Herring, primos de Rupert, para que le hagan un favor. Los desagradables Herring y sus hijos adolescentes se presentan como mutaciones genéticas insanas ante el Dr. Lightbody, buen amigo de Muriel dedicado a la eugenesia. Disgustado, detiene la boda, y una Muriel en shock acaba fugándose con el Dr. Lightbody.
En Londres, Anna se entera de ello y se anima. Días más tarde, le llega una carta desde Mersham reclamándole que trabaje los días que aún debe. También le aseguran que el conde se ha marchado del país. Antes de ir, una mujer que lleva la fortuna de la familia en joyas, llega por fin, después de años esperando, y su familia empieza a volver a su anterior vida. La primera tarea de Anna cuando llega a la mansión es servir la mesa en una pequeña cena. Al entrar en la habitación, descubre sorprendida que está ahí Rupert. Él le grita que qué hace allí, a lo que ella responde desafiante, y se echa a llorar. Rupert la reconforta, para gran sorpresa de sus invitados. La pareja se casa al verano siguiente.