El efecto Mandela es el nombre con que se conoce popularmente el fenómeno de confabulación compartida por varias personas.[1][2] Es decir, un recuerdo falso compartido por un grupo o colectivo.
Recibe el nombre de Nelson Mandela (1918-2013), el político sudafricano que ganó el Premio Nobel de la Paz, puesto que, cuando se anunció su muerte, varias personas afirmaron que recordaban que Mandela ya había muerto en los años ochenta.[3]
Fue la bloguera estadounidense Fiona Broome (nacida en los años 1950) quien bautizó a este efecto con ese nombre.[cita requerida]
Se han dado varias explicaciones al fenómeno (varias de estas de carácter seudocientífico), a pesar de que existe amplio consenso sobre la razón de este efecto.[4][5]
Todos los recuerdos se reconstruyen periódicamente a lo largo de la vida de una persona, y son modificados a través de estímulos tanto internos como externos. Las referencias a un recuerdo diferente (ya sea por medio de conversaciones con otros individuos o de medios de comunicación que propagan una idea equivocada) modifican la propia experiencia y modelan los recuerdos originales, todo ello reforzado por los sesgos de confirmación y las disonancias cognitivas.[6][7][8][9]
El efecto Mandela se produce en una gran variedad de contextos diferentes, a menudo relacionados con memorias de niñez. Algunos de los ejemplos más notables se listan a continuación.