El término edema de papila se utiliza en medicina para designar el edema (descrito como de hinchazón o tumefacción) en la papila óptica.
El término papiledema deberá reservarse para cuando el edema sea consecuencia directa de un aumento de la presión intracraneal.[1]
La papila óptica está situada en el fondo del ojo y es el lugar por el cual el nervio óptico, todavía como axones intraoculares de las células ganglionares de la retina, abandona el globo ocular e inicia su camino hasta el cerebro.[cita requerida] El edema de papila puede no presentar síntomas al comienzo de su aparición, pero acaba por producir disminución de la visión, por el daño que causa a las fibras nerviosas del nervio óptico, que son las que transmiten la información visual.
El aumento de presión intracraneal está producido frecuentemente por la presencia de LOEs (lesiones ocupantes de espacio), por ejemplo tumores cerebrales o hematomas, típicamente tras un traumatismo craneoencefálico.
Más raramente casos se debe a un incremento en la producción de líquido cefalorraquídeo o una disminución en su reabsorción que puede estar originada por bloqueos en la circulación del mismo. A veces es la secuela de un proceso infeccioso como la meningitis que crea adherencias que impiden la adecuada reabsorción de este líquido.[2] Puede ser una manifestación de la enfermedad de Wernicke.
Pese a que clásicamente se considera como el signo central del aumento de la PIC (presión intracraneal), este puede tardar horas hasta que se puede evidenciar en la exploración del fondo de ojo.
Puede haber cambios (de hecho es la presentación habitual) sin manifestaciones en la visión. El edema de papila genera un punto ciego que aumenta si no se actúa. El punto ciego aumenta en un patrón de "crecimiento concéntrico", aparece diplopía y en última instancia aparece la pérdida de visión.
Entre los signos y síntomas de edema de papila encontramos:
El edema de papila es el signo central para el diagnóstico de una neuritis óptica anterior. Dentro de esta, podemos diferenciar entre la neuritis óptica en pacientes jóvenes y la neuritis óptica del paciente añoso.
En el paciente joven típico es un niño después de la vacunación[3] como proceso pseudoinfeccioso, es una neuritis autolimitada sin consecuencias en la visión en el largo plazo. Se soluciona a los pocos días como el resto de síntomas típicos de las vacunas.
Las neuritis ópticas en el paciente añoso suelen ser isquémicas y se clasifican por sus 2 etiologías:
Un diagnóstico diferencial a tener en cuenta es con el pseudopapiledema[4] que, como su propio nombre indica, es algo que parece un papiledema pero no lo es. La diferencia pasa por comprobar la existencia de drusas mediante una OCT (tomografía de coherencia óptica). La prevalencia del pseudopapiledema es en torno al 1 %, pero en el estudio post mortem se ha llegado a describir hasta un 3 %. La prueba gold standard es la angiografía con fluoresceína intravenosa (FIV), que en caso de haber un papiledema verdadero mostrará fuga.
Papiledema, éstasis papilar, papila de éstasis.