El dialecto manchego[1] es la variante del castellano[2] que se emplea en La Mancha (España). Su ámbito geográfico más estricto correspondería a gran parte de las provincias de Albacete y Ciudad Real y las zonas situadas más al sur de Cuenca y Toledo.[3] En un sentido más genérico, puede aplicarse a un área bastante extensa, que incluiría parte de la Comunidad Valenciana[4] y la Comunidad de Madrid, donde no es fácilmente discernible el uso histórico del producido por la inmigración.[5] La mayoría de hablantes de este dialecto son con frecuencia diglósicos y cambian deliberada o inconscientemente de dialecto en los registros formales, utilizando un castellano más normativo -aunque muy salpicado de mancheguismos- ya que consideran vulgar su propia manera normal de hablar. Gracias a programas de televisión humorísticos como La Hora Chanante o Muchachada Nui -cuyos actores son, en su mayoría, manchegos- y especialmente Cruz y Raya se están extendiendo y dando a conocer a toda España muchos giros, entonación pronunciación y vocablos propios de La Mancha. No existe una tradición escrita del dialecto o de sus hablas, más allá del empleo anecdótico en algunos escritos de carácter literario. En 2025, se editó El Principete, una edición transcrita a las hablas manchegas de la popular novela El principito, de Antoine de Saint-Exupéry.[6]
Dialecto manchego | ||
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Hablado en |
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Región |
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Hablantes | Indeterminados | |
Familia |
Español Español de España Español peninsular meridional Dialecto manchego | |
Dialectos | Variedades diatópicas | |
Escritura | Alfabeto latino | |
Variantes | Véase Variedades del dialecto manchego | |
Estatus oficial | ||
Oficial en | No es oficial | |
![]() Extensión del dialecto manchego
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Se extiende aproximadamente por la región histórica de La Mancha. Aunque el dialecto manchego se suele considerar como uno de los dialectos de transición, debido a los avatares históricos que ha sufrido La Mancha a lo largo de siglos, existen influencias intensas de otros dialectos (murciano) e idiomas (valenciano, mozárabe, etc.) y muy especialmente del Idioma aragonés. También, debido a su profundo conservadurismo, existe un importante sustrato del latín o el árabe.[7]
Dentro de su vocabulario, además de algunas variaciones fonéticas respecto del castellano estándar, encontramos en el habla manchega abundantes arcaísmos castellanos (ej. vido: vio; (e)sotro, sotri o sotre: otro), aragonesismos (chulla: chuleta, costilla con carne de animal vacuno, lanar, porcino; melsa: flema, tardanza, indolencia; zuclería: confitería, casi exclusivamente en Villarrobledo), mozarabismos (ardacho -del ar. ferdej-: lagarto, frec. en Alcalá del Júcar), valencianismos (polsaguera: polvareda, terretremo: terremoto, bajoca: judía verde), etc. Existen, asimismo, bastantes términos muy arcaicos como zaraballo: trozo de pan, zuro: corazón de la mazorca de maíz y corcho de árbol, zurra: zurracapote, bebida espirituosa o de etimología muy dudosa como cibanto: pequeña elevación, prominencia. También se suelen crear neologismos por influencia de los artículos (el lejío: el ejido). Es muy habitual la presencia de significados diferentes para palabras homófonas en castellano: bacín (man.): sabiondo, metomentodo por bacín (cas.): orinal. A su vez, la RAE en su Diccionario de la lengua española considera bastantes mancheguismos exclusivamente como murcianismos (p. ej. tápena: alcaparra), andalucismos (p. ej. zarrio/-a: basto, zafio), aragonesismos o sin localización. Existen ejemplos de vocablos exclusivos de una localidad o grupo pequeño de localidades a los que no se le conoce relación etimológica en otras comarcas como es el caso de acasca, usado para expresar sorpresa en la zona de Albaladejo, en el Campo de Montiel; pos miaque (pues mira que), menestér que (haría falta que) de Las Pedroñeras y Villarrubia de los Ojos; o to(ma), exclusivo de Daimiel y Albacete, donde el término se utiliza para expresar sorpresa, enfado, indignación..., según la entonación y el contexto.
En muchos términos, considerados vulgarismos en otras zonas castellano- parlantes, se observa una gran tendencia al conservadurismo del habla manchega puesto que están mucho más cerca de los étimos originales (árabe o latín) que sus equivalentes castellanos. Así se dice azaite (del ar. az- zait) o enantes (del lat. in ante), agora (ahora, del latín ac hora), vide (vi, del latín vidi). Se observa algún rasgo de articulación incorrecta del árabe en términos que no deben llevarla (aljedrez o alvellana) o, incluso, variantes fosilizadas de expresiones o giros latinos (abenicio de ab initio, filio/a de filium (en la zona de Carrizosa), solespones de solis ponis, busilis de (qui)bus illis, hogaño de hoc annum, defehomo/decehomo de ecce homo).
Las mayores diferencias respecto al castellano normativo, en cuanto a vocabulario, se encuentran especialmente en términos especializados y de uso poco común como los referidos a útiles o tareas agrícolas: esteva, toza, pescuño, varijá, bóllega, abujo, finarte, empiedro, trócola. Sin embargo, algunos han pasado a tener otros significados por analogía, en sentido figurado, etc. Así un pescuño, que en origen es una pieza del arado o una porción de tierra en un bancal; por su forma de cuña también ha pasado a designar un tasajo grande de carne. También el término trócola (en origen una polea de los molinos de viento) ha pasado en algunas zonas, con sentido figurado, a designar a jóvenes a los que les gusta cierta música de baile, bacalaero/-a.
También son abundantes los términos compuestos: mascabillotas, retusalindes, esgarracolchas, estripaterrones, etc.
"...En La Mancha se habla el puro castellano, si bien muchas veces con giros propios. También con voces que pasaron la aduana académica, más aquí tienen un significado distinto, en ocasiones el primigenio porque manaron de prístinos hontanares y han permanecido inmóviles, erectas y fuertes como carrascas en el paisaje..." — José Salustiano Serna, Cómo habla La Mancha
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Gramaticalmente, se observan rasgos como una tendencia a la masculinización de algunos nombres femeninos (rano, cabro, ovejo, gallino), frente a la feminización de otros (serpienta). En algunos casos conviven tres vocablos (liebre, neutro o indefinido, liebra, liebre hembra y liebro, liebre macho) para designar un mismo animal, quizá una pervivencia del género neutro.[8] En el habla manchega, así mismo, encontramos palabras de género masculino acabadas en -e.
También son abundantes los fenómenos de contracción, especialmente en construcciones VERBO + que (pueque: puede que o coroque: por anaptixis, creo que), en artículos (l'alcoba: el dormitorio, l'alacena: la despensa); en preposiciones: anca (" a casa de") y enca (" en casa de") ; o con partículas y pronombres se, le, me, etc. También se observa cierto deísmo en algunos verbos: d'ir por ir.
Son mayoritarios, los diminutivos en -ico/a, -ejo/a, -ete/a . En aumentativos la variedad es enorme, existiendo todas las variantes posibles registradas en castellano, aunque son más frecuentes y privativas de la zona, -asco/a o -usco/a (filetasco o filetusco), -aco/a (libraco).
También es muy característico, la deformación de superlativos en la forma del uso de -ísmo o -ímmo por -ísimo (muchismo o muchimmo : muchísimo). Se observa incluso, quizá de manera festiva y con ánimo de exagerar, la presencia de una especie de superlativo superior por reduplicación: grandismismo: literalmente, muy grandísimo (sic), el más grande de los más grandes. No existe el superlativo irregular -érrimo (pobrismo: paupérrimo, agrismo: acérrimo)
En el habla manchega, también se forman neologismos por la inclusión de sufijos como -ángano/a o -indángano/a: Así de sopa deriva sopángana; de loco, loquindango, etc.
En infinitivos con pronombre enclítico se elide la -r: convidalo por convidarlo, invitarlo. En infinitivos o imperativos que añaden la partícula -se, se elide la -r (en el primer caso) y se añade -n al final en los dos: vesen por verse y véngasen por vénganse.
En las construcciones con valor genitivo se elide la /d/ en la preposición de o se suprime completamente: Coto'e caza por coto de caza, coche' línia por coche de línea, autobús. En las contracciones se mantiene la /l/: Ca'l Conde por Casa del Conde.
Se aprecia una cierta reminiscencia del mozárabe en el imperativo: trai(te) (¿tray- te?) por tráe(te), dai(me) (¿day- me?) por dame. La forma plural experimenta rotacismo, y se asimila al infinitivo del Idioma español (el infinitivo manchego, por lambdaización, suele acabar en -l, partil por partir): venir (p')acá por venid aquí, salir d'ai por salid de ahí.
En los adverbios también existen algunas diferencias respecto al uso normativo. Por ejemplo, los adverbios de lugar que indican proximidad (aquí o acá) o lejanía (allí o allá), conviven en La Mancha con otros como acaquí (con cierto matiz de proximidad inmediata) o acullá (con cierto matiz de lejanía remota). Así mismo existen otras locuciones adverbiales o adverbios propios ((en) comedio), variaciones arcaicas (hogaño, antaño, anier, antier), tendencia a la diminutivización (de seguidica, con tentico), etc.
El Vítor había güelto a su pueblo'e nacencia. Aínas llegao se topó con el Antonio, su amigo ende guachos. Al vesen, abrazo y cascorreo: '¿ande fistes c'ogaño mi maire m'a dicho que no te vido en el pueblo?' dijió'l Vítor... El Antonio tamién se tuvo que dir al exilio laboral a Madrí, como sotros. Quearon en convidasen a una comidángana anca l'Urelio. Dijieron de comel unos filetuscos y unas lamparillicas de vino, una goteja'e ná que se conveltiría en gotusca, miaque los conozco. Un encalle como aquel habiaque celebralo con un güen alboroque. S'atornillaron las güínas y s'arrodiaron las gufandas, c'acía un brís q'escornaba cabros y estaban al orete en lo recio el ivierno, dimpués se dispidieron con un 'Hala, andar con Dios', sequismo pero sincero.Ejemplo
"...Encallaron a solespones. El destripagasones de Antón, manque cegarruto columbraba el cejo y los vido abajar por el cerrijón. El guarinejo, estordando a riscazos los cabros, mamprendía al igüedo. Sentíanse dende lejos los picotes y el zumbar de la arriera; cercanos, los gangarros entre talleras, toliagas, paniquesos. Vaceando el saquilón, una marianca lileaba en el porche y aluego zampábase en la cocina, honagando en los alambores con un regruñicio al no topar con los apechusques que necesitaba. "Me da acoro esa andoscona, más tontifacia que Pichote. ¡Guilopa!..." —José S. Serna Repalandoria (escrito en manchego)
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