El tramo Cusco–Desaguadero-La Paz es parte del camino inca que se encuentra en el departamento del Cusco y Puno, Perú; y La Paz, Bolivia. En este tramo se encuentra el Lago Titicaca a una altitud de 4.000 metros sobre el nivel del mar y cruza el sitio arqueológico de Tiwanaku.[1] Algunas partes se encuentran empedradas o presenta senderos con muros a los costados.[2]
El área fue declarado Patrimonio de la Humanidad como parte del Qhapaq Ñan, Sistema Vial Andino. En el Perú se denomina Cusco-Desaguadero y se encuentra en los departamentos del Cusco (Cusco–La Raya) y Puno (La Raya-Desaguadero). Los elementos declarados se encuentra los caminos y sitios de Portada Rumiqolqa-Ch'uspitakana, Raqchi-Qquea, Paucarcolla-Yanamayo y los caminos de Santa Cruz de Ocobamba del Norte, Pancca-Buena Vista-Chuquibambilla, Q'omer Moqo-Nicasio, Kancharani-Andenes, Jayllihuaya-Ichu, Cruz pata-Ccaje, Sisipampa-Pomata, Pueblo Libre-Sajo-Chaca Chaca y Arbolera-Parcco Chua Chua.[3][4]
El tramo La Raya-Desaguadero se inicia en la localidad de La Raya, limite entre el departamento de Puno y Cusco; y recorre el altiplano llegando hasta el río Desaguadero, frontera con Bolivia, atravesado diferentes paisajes desde pampas con ichus, sitios arqueológicos, pueblos y el lago Titicaca. Es denominado camino inca al Collasuyo o ruta del Orcosuyo que se encuentra al lado occidental del lago Titicaca. Este camino presenció varios eventos desde los primeras rutas de intercambio y comunicación de los cazadores recolectores, el desarrollo de las rutas caravaneras de los Pukara, Tiahuanaco y los señoríos aimara, hasta la dominio de los incas. En la colonia fue testigo del crecimiento de las ciudades que adquirieron gran importancia dinamizadas por minas de plata de Potosí, estos también fueron centro de campañas de evangelización. Fue también una ruta para la rebelión e independencia y utilizado para el traslado de tropas durante la guerra del Pacífico. Entre el siglo XIX y XX fue ruta de caravanas de arrieros impulsados por el comercio de lana de ovino. Actualmente es utilizadas por las comunidades quechuas y aimaras para recorridos cortos. Es considerada una ruta sagrada por presencia de divinidades y leyendas por lo que es destino de las peregrinaciones.[5]