Domingo Zárate Vega[1] (Río Hurtado, 24 de diciembre de 1898[nota 1]-Santiago, noviembre de 1971),[2] más conocido como el «Cristo de Elqui», fue un campesino chileno, quien en 1927 modificó su vida al afirmar que frecuentemente se le aparecían diversos personajes divinos. Pronto comenzó a tener seguidores a quienes bautizaba en el río Elqui. Pasó sus últimos años de vida olvidado.[2]
Cristo de Elqui | ||
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![]() Domingo Zárate Vega, el «Cristo de Elqui» en 1931 | ||
Información personal | ||
Nombre de nacimiento | Domingo Zárate Vega | |
Nacimiento |
24 de diciembre de 1898 Río Hurtado (Chile) | |
Fallecimiento |
Noviembre de 1971 Santiago de Chile (Chile) | |
Nacionalidad | Chilena | |
Religión | Catecismo | |
Lengua materna | Español | |
Familia | ||
Padres |
Lorenzo Zárate Rosa Vega | |
Cónyuge | Estrella Pavlovic (matr. 1919) | |
Información profesional | ||
Ocupación | Campesino y místico | |
Años activo | 1927-1971 | |
Seudónimo | Cristo de Elqui | |
Género | Filosofía | |
Obras notables |
Un signo de luz La promesa y la vida | |
Fue hijo del agricultor Lorenzo Zárate y Rosa Vega. Trabajó en las oficinas salitreras, fue carpintero en Potrerillos y amigo de Luis Emilio Recabarren.[1] En 1927, tras la muerte de su madre, se radica en Vicuña. La pérdida de su madre, a la que idolatraba, traumatizó a Zárate provocando que se vistiera de sayal negro, sandalias, y se dejara crecer el cabello y la barba, para recorrer el país.[1]
Se hizo conocido especialmente entre los años 1930 y 1940, período durante el cual tuvo 12 discípulos.[3]
En 1931 viajó en tren rumbo a Santiago, donde le esperaba una multitud en la Estación Mapocho. Anunciaba el inminente fin del mundo. Al desembarcar fue enviado a la Casa de Orates. Los facultativos determinaron que sufría delirio místico crónico. Al salir de dicho establecimiento recorrió el país y algunas naciones de América del Sur. Escribió una decena de libros, la mayoría autobiográficos. En 1948 renegó de su misión declarando: «He sido y seré un librepensador».[4]
En algún momento sufrió un accidente y cayó de una higuera, según algunos pretendiendo volar como Simón el Mago.[3]
José María Caro, obispo de La Serena, el 25 de abril de 1931, escribió una carta pastoral donde señaló:
Numerosos son los textos literarios que se han referido a este místico personaje, entre ellos están: