Los Cristadelfianos (del griego Christou Adelphoi: Hermanos en Cristo)[1] constituyen una confesión cristiana no trinitaria que surge como parte del movimiento restauracionista, movimiento dentro del cristianismo que busca retomar las prácticas y creencias de la iglesia primitiva, a menudo denominado primitivismo cristiano. Se los suele vincular con los Testigos de Jehová y aunque a veces se los compara por sus enseñanzas no trinitarias, ambas confesiones rechazan esta conexión debido a las diferencias doctrinales significativas. Los Cristadelfianos son un movimiento más antiguo y difieren en cuanto a las interpretaciones de los Testigos de Jehová sobre la divinidad de Cristo, el regreso de Jesús y el plan de Dios.
Los Cristadelfianos se desarrollaron en el Reino Unido y América del Norte en el siglo XIX. A pesar de que no existe un censo oficial ni se han publicado cifras, la "Columbia Encyclopedia" proporciona una estimación de 50,000 Cristadelfianos[2] en 120 países[3] alrededor del mundo,[4] junto con miembros aislados. Se cuenta con algunas estadísticas que muestran como principales congregaciones a las existentes en: Reino Unido (18,000),[5] Australia (9,987),[6] Malaui (7,000), Mozambique (5,300), Estados Unidos (6,500),[7] Canadá (3,375),[8] Nueva Zelanda (1,782),[9] Kenia (1,700), India (1,300) y Tanzania (1,000).[10] Otras muchas comunidades pequeñas existen diseminadas en Europa, Asia y en América Latina, donde el grupo más numeroso se encuentra en Centroamérica. También se encuentran congregaciones en México, Ecuador, Bolivia, Perú, Argentina y Chile.
Para los Cristadelfianos, la Biblia es la Palabra inspirada de Dios y, en consecuencia, constituye la única autoridad normativa (sola scriptura). Un elemento central que configura sus creencias es el llamado proposicionalismo cognitivo, mediante el cual la doctrina se entiende como un conjunto de proposiciones objetivas que describen realidades acerca de Dios, el mundo y la salvación. Desde esta perspectiva, la fe cristiana debe transmitir conocimientos verificables en las Escrituras, y el criterio epistémico fundamental para establecer la verdad doctrinal es la hermenéutica bíblica. En este marco, toda afirmación doctrinal debe derivarse estrictamente de la interpretación del texto bíblico, y no de la tradición, la filosofía externa o las decisiones conciliares.
Los Cristadelfianos sostienen que el Evangelio, en esencia judío, se edifica sobre dos pilares: el pacto de Dios con Abraham —que promete vida eterna y la herencia de la tierra— y la restauración del Reino de Israel mediante un Rey mesiánico descendiente de David. Según los Cristadelfianos, este mensaje fue plenamente asumido por la Iglesia del primer siglo. De ahí que sostengan que el pensamiento cristiano, a partir del siglo II, comenzó a desviarse de su sentido original.[11] Identifican dos momentos clave en ese proceso: primero, la influencia de la filosofía griega introducida por los Padres de la Iglesia, que transformó una cosmovisión esencialmente judía en categorías antropológicas y etnocéntricas helenizadas, despojando de su valor histórico la fe y esperanza judía proclamada por los primeros cristianos; y segundo, la adopción del cristianismo como religión oficial del Estado por parte del Imperio romano en el siglo IV, lo cual provocó una fusión entre la estructura organizativa y litúrgica de la Iglesia y los patrones de la religiosidad romana.
En coherencia con esta visión, los Cristadelfianos distinguen entre el ‘Jesús histórico’, testimoniado por los Evangelios canónicos a partir de la experiencia de los primeros discípulos, y el ‘Jesús del dogma’, producto de la evolución doctrinal posterior. Si la salvación depende de seguir el modelo de Jesús, sostienen que resulta imprescindible retornar al Jesús del primer siglo y a su fe, de manera que la vida cristiana se oriente de nuevo según ese conocimiento original.
A partir de estos supuestos, a continuación se presenta un resumen de doctrinas que este grupo rechaza y que tradicionalmente son aceptadas por otros grupos cristianos:
En contraposición al cristianismo tradicional, los Cristadelfianos rechazan la concepción de un agente tentador que induzca al ser humano al pecado, su planteamiento doctrinal sostiene que el mal moral proviene exclusivamente de la decisión humana ejercida mediante el libre albedrío, lo cual convierte al individuo en responsable inmediato ante Dios. Desde esta perspectiva, niegan la idea de una rebelión en los cielos y postulan que los ángeles, por su naturaleza espiritual, son perfectos e incapaces de pecar; en consonancia con ello, interpretan los vocablos satán y diablo no como designaciones personales, sino como expresiones funcionales dentro de sus lenguas originales, cuyo significado debe ser reconstruido a través del análisis filológico y la consideración de su contexto histórico y sociocultural en el marco de la narrativa bíblica.
Los Cristadelfianos sostienen que la separación entre el ser humano y Dios es consecuencia del pecado, pero afirman que la reconciliación es posible mediante la imitación del modelo de vida de Cristo. En este marco, rechazan la doctrina de la sustitución vicaria[13] que atribuye a la muerte de Jesús un valor expiatorio, y en su lugar sostienen que la redención se produce porque los creyentes "mueren con Cristo" diariamente al pecado dentro de su propia humanidad. Asimismo, enfatizan que la fe verdadera solo puede ser auténtica si se manifiesta en obras que den testimonio de ella; en consecuencia, la doctrina entendida como razonamiento lógico de las Escrituras carece de valor salvífico si no se traduce en una práctica concreta en la vida cotidiana.”
El movimiento Cristadelfiano se distingue por una buena cantidad de producción literaria en la que formula su cuerpo doctrinal mediante un método que privilegia el análisis textual, la categorización de géneros literarios, el estudio lingüístico y la reconstrucción del trasfondo histórico y sociocultural. Este proceder representa una ruptura consciente con las convenciones teológicas del cristianismo tradicional, las cuales se han visto configuradas por la apelación a la tradición, el proposicionalismo de tinte emocional y la influencia de esquemas filosóficos ajenos al propio texto bíblico.
Los Cristadelfianos promueven ideales donde el matrimonio y la familia son muy importantes, la familia es vista como la unidad base de la sociedad, crucial para la vida, la estabilidad y el crecimiento de los individuos y la comunidad de fe, el hogar es un espacio clave para la enseñanza y la transmisión de la fe, la motivación al estudio, a la oración y al discipulado.
El matrimonio es un compromiso espiritual importante entre un esposo y una esposa, quienes deben trabajar en asociación para honrar a Dios, y por lo tanto se considera para toda la vida. Las relaciones sexuales se limitan a la pareja heterosexual casada y creyente dentro de la misma congregación, los hijos deben educarse de tal manera que sean personas útiles a Dios y a la sociedad.
Los Cristadelfianos son Objetores de conciencia, producto de esto no participan en política partidaria, no prestan servicio en la policía o el ejército y son muy cuidadosos para escoger sus empleos ya que estos no deben ir en contra de sus principios.
El movimiento cristadelfiano ha sido notablemente reconocido por su objeción de conciencia a la guerra. Esta postura fue destacada por dos influyentes filósofos británicos, Bertrand Russell y el profesor Guy Cromwell Field. Ambos, de manera independiente, identifican al cristianismo primitivo como un movimiento apolítico y señalan que la negativa unánime de los Cristadelfianos a participar en conflictos armados los conecta directamente con las enseñanzas del Nuevo Testamento y la práctica de la iglesia cristiana primitiva:[14]
"El cristianismo fue en sus primeros días enteramente apolítico. Los mejores representantes de la tradición primitiva en nuestro tiempo son los Cristadelfianos, quienes creen que el sistema actual terminará y, por lo tanto, tienen poca o ninguna participación en los asuntos seculares" Bertrand Russell, “Power” (Poder), Capítulo 7 “Sobre objeciones de conciencia”, Pag. 83, 1938) "Si vamos a obedecer en detalle los mandatos dados a los primeros cristianos, debemos situarnos en su misma posición y considerarnos un pequeño grupo de creyentes que vive en un mundo que no ha aceptado a Cristo, siguiendo un camino de separación y sin asumir responsabilidad por los asuntos de este mundo... Esta es la línea seguida en la práctica por algunas de las sectas cristianas más pequeñas, como los Cristadelfianos... Tengo pocas dudas de que su actitud es mucho más cercana a la de los primeros cristianos que la de los cuerpos religiosos más grandes". Guy Cromwell Field, “Pacifism and Conscientious Objection” (Pacifismo y Objeción De Conciencia), p. 78, 1945).
Este reconocimiento distingue a los Cristadelfianos de otras denominaciones cristianas, ya que su rechazo a la guerra y la participación en política es un principio fundamental que los lleva a no tomar las armas y prefieren arriesgarse a ser juzgados a enfrentarse a la posibilidad de matar a sus enemigos o a otros creyentes en el campo de batalla.[15]
Las creencias características de los Cristadelfianos se originaron a partir de la Reforma del siglo XVI, en particular los movimientos radicales como los socinianos y el unitarismo inglés del siglo XVII, por ejemplo, John Biddle.
En la década de 1830 se organizaron en los Estados Unidos congregaciones cristianas basadas en la interpretación literal de la Biblia y en la esperanza del cumplimiento literal de las promesas divinas sobre un "cielo y una tierra nuevas". Por ello, entre sus creencias se destaca la expectativa en una inminente Segunda Venida de Cristo con el establecimiento del reino de Dios en la Tierra, donde vivirán todos los justos incluyendo aquellos que murieron antes de Cristo pero que creyeron y vivieron los valores el evangelio. Estas comunidades tomaron el nombre de cristadelfianos, que significa "hermanos en Cristo".
El Dr. John Thomas, en 1832, es el iniciador del movimiento, a partir de un estudio y revisión profunda de las creencias cristianas. Thomas entró en contacto con otros líderes religiosos entre los cuales estaban Walter Scott y Alexander Campbell, de cuyo "Movimiento de Stone-Campbell" formó parte por un tiempo. Sin embargo, Thomas sostenía que la creencia en la Biblia implicaba la aceptación de una creencia común, por lo cual instó a los líderes del movimiento a establecer cual era ella, restaurándola a su forma del primer siglo, por medio del debate.[16]
John Thomas se bautizó dos veces, la segunda vez después de renunciar a las creencias que tenía anteriormente, al reexaminar sus creencias sobre el Reino de Dios. Esto hizo que el movimiento de Campbell lo expulsara durante su viaje al Reino Unido.[17]
De esa misma época, data la presencia de la comunidad cristadelfiana en Gran Bretaña (1848 - 1850) dado que su doctrina fue particularmente aceptada en Escocia; los antiguos campbellitas junto a creyentes unitarios y adventistas se separaron de sus congregaciones para formar grupos de "creyentes bautizados" que seguían las enseñanzas de Thomas.[18][19][20] En esos años,durante su gira por Gran Bretaña, Thomas completó (quince años antes de que se concibiera el nombre cristadelfiano) su libro Elpis Israel (en griego "Esperanza de Israel", tomado de Libro de los Hechos 28:20), en el cual expuso su comprensión de las principales doctrinas de la Biblia. Dado que su medio para lograr el cambio era la imprenta y el debate, los orígenes del movimiento cristadelfiano están muy asociados con libros y revistas, como la obra citada. Los textos de Thomas se acercan a algunas concepciones del adventismo y de Benjamin Wilson (autor del Diaglotón Enfático y fundador de la Iglesia de Dios de la Fe Abrahámica, también llamada Church of the Blessed Hope). En efecto, los puntos de vista de Thomas tenían ciertas similitudes con el unitarismo que se había desarrollado en Europa desde el siglo XVI, pero consideraba tanto al unitarismo como al socinianismo "obras del diablo" por su fracaso al explicar la manifestación de Dios[21]
Si bien el movimiento Cristadelfiano se originó a través de las actividades de John Thomas, él nunca se vio a sí mismo como el fundador de una iglesia y a quienes aceptaban sus creencias como sus propios discípulos; sostenía que había redescubierto las creencias cristianas del siglo I e intentaba demostrarlo por medio de debates y de la prensa.[22] Esta prédica periodística persuadió a numerosas personas y así se formaron grupos con varios nombres: los creyentes, los creyentes bautizados, la Asociación Real de Creyentes, Creyentes bautizados en el Reino de Dios, Nazarinos (o nazarenos) y Los Antipas[23]
Fue la Guerra Civil en los Estados Unidos la que provocó el nacimiento del nombre cristadelfiano.[nota 1][nota 2][26] En efecto, al estallar el conflicto en los Estados Unidos en 1861, el doctor Thomas fue llamado a Freeport, Illinois, donde los hermanos estaban muy deprimidos por el inminente reclutamiento de soldados, ya que sus creencias y convicciones religiosas se oponìan a la participación en la guerra, pero dado que no tenían un nombre que los identificara como confesión religiosa, no podían ser eximidos de la misma como otros grupos pacifistas como los cuáqueros. En ese contexto surgió el nombre "cristadelfiano" (las palabras se usan en la epístola a los Colosenses 1:1-2) y tanto la Confederación como la Unión les concedieron la exención del servicio militar por ser “objetores de conciencia”.
Aunque el nombre 'cristadelfiano' sólo ha estado en uso desde entonces, los Cristadelfianos sostienen que todo verdadero creyente del Evangelio, en cada generación, es considerado un hermano o hermana en Cristo aunque hayan vivido antes de que se usara por primera vez este nombre, tanto los discípulos de Cristo en el primer siglo como los creyentes posteriores y los anteriores que siguieron "la fe de Abraham" son Cristadelfianos.
El creador de una estructura para el movimiento surgido de la enseñanza de John Thomas fue Robert Roberts quien, en 1864, comenzó a publicar la revista The Ambassador of the Coming Age para difundir sus creencias, Thomas instó a cambiar el nombre de la misma por The Christadelphian,[27] para dejar en claro que en ella se defendìan las creencias del movimiento, el cambio se llevó a cabo en 1869. Desde entonces ambos, y Roberts solo desde la muerte de Thomas, dirigieron la revista y organizaron las estructuras del movimiento cristadelfiano.[28]
La confesión creció en el mundo de habla inglesa, particularmente en la región inglesa de las Midlands y en algunas partes de los Estados Unidos; a partir de la muerte de Thomas, surgieron problemas doctrinales, se llevaron a cabo debates y se crearon y enmendaron diferentes declaraciones de fe, como resultado de estos debates, varios grupos se separaron del cuerpo principal de cristadelfianos, entre ellos la confraternidad de Suffolk Street, cuyos miembros creen que no toda la Biblia fue inspirada.
La posición cristadelfiana sobre la objeción de conciencia pasó a primer plano con la introducción del servicio militar obligatorio durante la Primera Guerra Mundial. En el Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y los Estados Unidos se otorgaron diversos grados de exención del servicio militar a los cristadelfianos, durante la Segunda Guerra Mundial, se les requirió que realizaran trabajos civiles bajo la dirección de las autoridades. En Gran Bretaña colaboraron con el Kindertransport, ayudando a reubicar a varios cientos de niños judíos lejos de la persecución nazi al fundar un albergue, Elpis Lodge, para ese propósito.[29] En Alemania, la pequeña comunidad cristadelfiana fundada por Albert Maier pasó a la clandestinidad entre 1940 y 1945, y uno de sus miembros, Albert Merz, fue encarcelado como objetor de conciencia y luego ejecutado.
Los períodos de posguerra y posteriores a las reuniones vieron un aumento en la cooperación y la interacción entre las eclesias, lo que resultó en el establecimiento de varias escuelas bíblicas de una semana de duración y la formación de organizaciones nacionales e internacionales como la Misión Bíblica Cristadelfiana,[30] para la predicación, la Red de Apoyo cristadelfiano, para asesoramiento[31] y el Fondo Cristadelfiano Meal-A-Day, para obras de caridad y humanitarias.
Después de la Segunda Guerra Mundial, se tomaron medidas para tratar de reunificar las divisiones anteriores del movimiento; a finales de la década de 1950, la mayoría de los cristadelfianos se habían unido en una sola comunidad, si bien quedaron grupos que permanecieron separados.
En la primera década del siglo XXI, hubo una gran expansión del movimiento en el mundo desarrollado, donde en 2006 residían el 40% de los Cristadelfianos..[32]
En lugar del inglés church, los cristadelfianos prefieren usar el término ecclesias, calcado del griego, para denominar a sus congregaciones. En el Nuevo Testamento griego, esta palabra, cuyo significado original es asamblea y proviene de la expresión: " los que han sido llamados fuera" (ek: "fuera de"; kaleo: "llamar") suele ser traducida como iglesia (que es su derivado etimológico) pero para los cristadelfianos, el uso de la forma antigua expresa claramente que se trata de "una asamblea formada por aquellos que han sido llamados".[33] Cada ecclesia es autónoma y se rige por un comité de "ancianos", elegidos entre los de más experiencia. El movimiento no posee un clero, ni siquiera de ministros o pastores como otras iglesias reformadas, se trata de comunidades laicas donde quienes ejercen una función dentro de la misma no recibe paga alguna, sino que vive de su salario, además, cada congregación costea sus propios gastos.[34]
Los Cristadelfianos son una comunidad cristiana que se organiza de una manera muy particular. Poseen comités en varias partes del mundo, cuyo fin es centralizar la ayuda y expandir sus creencias, sin embargo carecen de una sede central. En lugar de tener una estructura jerárquica con un líder mundial (como un Papa) o pastores pagados, cada una de sus iglesias locales es independiente y se autogestiona. El liderazgo en cada congregación recae en un grupo de "ancianos" escogidos de entre los miembros con más experiencia o madurez dentro de la comunidad, elegidos por el resto de miembros. Su labor es voluntaria y no reciben un salario por ello; son profesionales y tienen sus empleos propios, su papel es el de guiar y cuidar de los demás, especialmente de los más mayores y enfermos.
Las iglesias, llamadas "eclesias", suelen ser comunidades pequeñas donde no hay una división entre clero y laicos; todos se consideran "hermanos". Su máxima autoridad es la Biblia, y se fomenta que cada miembro la estudie de forma personal y profunda. Los gastos de la iglesia se cubren con donaciones voluntarias de sus integrantes. En resumen, los Cristadelfianos son una comunidad cristiana descentralizada, basada en la autonomía de sus iglesias locales, el liderazgo voluntario de miembros laicos (ancianos) y un fuerte énfasis en el estudio de la Biblia y el cuidado mutuo entre sus miembros.