La Cripta Imperial de Viena o Cripta de los Capuchinos (en alemán: Kaisergruft o Kapuzinergruft) fue desde 1633 el principal lugar de sepultura para los Habsburgo austríacos, es decir, para los emperadores del Sacro Imperio Romano Germánico de la casa de Habsburgo y sus descendientes. La Cripta Imperial se encuentra en la ciudad austríaca de Viena, bajo la Iglesia de los Capuchinos (Iglesia de Santa María de los Ángeles), situada en la plaza del Neuen Markt, cerca del Palacio Imperial de Hofburg.
Iglesia de los Capuchinos en Neuen Markt.
La cripta contiene 142 cuerpos de miembros de la realeza y la aristocracia más algunas urnas que contienen los corazones o los restos incinerados de otros cuatro. Entre ellos se cuentan 12 emperadores y 18 emperatrices. La sepultura más reciente es de 2011.
HistoriaEditar
La emperatriz Ana del Tirol (1585-1618), esposa de emperador Matías I, concibió la idea de un claustro monástico y una cripta que sirviesen para su enterramiento y el de su marido, en las cercanías del Palacio Imperial de Hofburg, en Viena. Con la intención de que fuese utilizada para este fin, la emperatriz hizo una donación económica en su testamento de 10 de noviembre de 1617, muriendo justo un año más tarde. Su esposo falleció un año después.
La primera piedra fue puesta el 8 de septiembre de 1622 en presencia del emperador Fernando II. Después de un lento progreso causado por las distracciones de la Guerra de los Treinta Años, la iglesia fue consagrada el 25 de julio de 1632. En la Pascua del siguiente año, los sarcófagos con los restos del emperador Matías y la emperatriz Ana fueron trasladados con gran pompa a la que ahora recibe el nombre de Bóveda del Fundador.
El emperador Leopoldo I amplió la cripta en 1657 en el área situada bajo la nave de la iglesia, y su hijo, el emperador José I, hizo una nueva ampliación hacia el oeste en 1710, comenzando la bóveda que su hermano, el emperador Carlos VI, continuó hacia el oeste en 1720 y que se extiende bajo el coro. Por primera vez intervino un destacado arquitecto, Johann Lukas von Hildebrandt, en una ampliación de la cripta.
En 1754, la emperatriz María Teresa agrandó otra vez la cripta hacia el oeste, más allá de la propia iglesia, en el jardín del monasterio con una adición abovedada que admite la luz natural. La imponente cúpula y la cripta son obra del arquitecto Jean Jadot de Ville-Issey.
Durante el reinado de Francisco I, el arquitecto Johann Aman hizo una nueva adición al norte en 1824.
El monasterio que rodea la iglesia se encontraba en mal estado tras 200 años de servicio, y durante el reinado del emperador Fernando I, en 1840, el monasterio (pero no la iglesia) fue derribado y reconstruido. Como parte de aquel proyecto, el arquitecto Johann Höhne construyó la Bóveda Fernandina y la Bóveda Toscana en el sótano de la nueva estructura.
Como parte de las celebraciones por sus 60 años en el trono, el emperador Francisco José I encargó en 1908 al arquitecto Cajo Perisic construir otra cámara de mausoleos y una capilla al este de la de Francisco I y de la Bóveda Fernandina.
Hacia 1960 era obvio que el deterioro de las tumbas se debía al ambiente caluroso y húmedo de la cripta, por lo cual se tomaron medidas para remediarlo y poder así conservar los sarcófagos para las futuras generaciones. El arquitecto Karl Schwanzer construyó la llamada Bóveda Nueva (al norte de Toscana, la Bóveda Fernandina y la de Francisco José) con puertas metálicas, obra del escultor Rudolf Hoflehner. Esta obra añadió aproximadamente un 20% de espacio a la cripta, utilizado para una redistribución masiva de las tumbas en las bóvedas.
La pequeña bóveda original albergaba, junto a las tumbas de los dos fundadores, otra en la que se encontraba una docena de niños con el nombre de Bóveda de los Ángeles. Aquellas tumbas fueron trasladadas a unos nichos recién construidos en la pared delantera de la Bóveda Leopoldina.
Tumbas seleccionadas de otras varias bóvedas fueron trasladadas a la Bóveda Nueva y agrupadas por temas: obispos, antepasados directos del último emperador y familia inmediata del archiduque Carlos de Austria-Teschen, vencedor de Aspern. Otras treinta y siete tumbas, de algunos menores y miembros menores de la familia, fueron distribuidas en nichos creados en la Bóveda Fernandina. Así, la mitad aproximadamente de todas las tumbas fueron trasladadas de las bóvedas originales a sitios más ordenados como parte de aquella gran reorganización.
En 2003 otro proyecto hizo la cripta accesible a las personas con discapacidad, y abrió puertas antes no usadas, de modo que la ruta del visitante fuera más fácil. La cripta entera fue también dotada de aire acondicionado para prevenir el deterioro de las tumbas.
Las tumbas son por lo general variaciones de una caja mortuoria con tapa. La ornamentación suele ser muy sencilla.
Hasta los años 1700, el material más común para los sarcófagos era una aleación parecida al bronce, cubierta de laca. Las espléndidas tumbas de la época barroca y rococó son de bronce verdadero, material mucho más caro. El reformista emperador José II decretó una simplificación de las tumbas, empleándose cobre, de mayor ligereza y más barato, en la Cripta Imperial. En los años posteriores fue adoptada una mezcla de cobre y bronce, así como plata.
Solo un sarcófago, el del emperador Francisco José I, está hecho en piedra en vez de en metal.
Se han usado varias técnicas de trabajo en metal: talla, fundido, grabado y martillado para decoración superficial. Las cubiertas son remachadas, mientras que los ornamentos y figuras decorativas aparecen atornilladas.
El escultor responsable de las tumbas más complicadas fue Balthasar Ferdinand Moll.
Para garantizar la estabilidad de las tumbas más aparatosas, éstas tienen refuerzos de hierro y madera. Esto evita hundimientos y abombamiento de las paredes laterales por el peso de la cubierta.
Dentro del sarcófago externo, los cuerpos se encuentran en ataúdes de madera envueltos en seda. El ataúd por lo general tiene dos cerraduras; una llave es custodiada por el guarda capuchino de la cripta, mientras que la otra está guardada en la Schatzkammer del Palacio Imperial de Hofburg.
Dentro del ataúd, el cuerpo se encuentra, por lo general, con los órganos extirpados como parte necesaria del proceso de embalsamamiento para su exhibición antes del entierro. En un tercio aproximadamente de los cuerpos, el corazón fue colocado en una urna de plata y enviado, por lo general, al Herzgruft en la iglesia de los Agustinos, y en algunos casos los intestinos y otros órganos fueron puestos en urnas de cobre y depositados en la Cripta de los Duques, en la Catedral de San Esteban de Viena (Stephansdom).
Conservación de las tumbasEditar
La humedad constante, las variaciones en la temperatura y la afluencia de visitantes causaron, a lo largo de los siglos, un gran deterioro a los sarcófagos, dando lugar a agujeros provocados por la corrosión y las grietas. Las capas de las superficies horizontales se habían desconchado, muchos elementos decorativos habían sido rotos o robados por visitantes, el metal había absorbido demasiada humedad y se hinchó, y las pesadas cubiertas habían hecho que algunos flancos se doblaran.
El primer esfuerzo de restauración fue emprendido en 1852, pero no fue hasta 1956 cuando nació la Gesellschaft zur Rettung der Kapuzinergruft (Asociación para salvar la Cripta de los Capuchinos) para informar al público del problema y conservar y restaurar las tumbas.
Lo primero fue crear el espacio adicional y deshumidificar la cripta. Después de terminada la Bóveda Nueva en 1960 y la transferencia de 26 tumbas a la Bóveda Toscana, se pudieron iniciar los trabajos de deshumidificación. También se creó un taller al final de la Bóveda Toscana, donde expertos artesanos podrían trabajar sobre tumbas seleccionadas, trasladadas allí temporalmente para su restauración.
En 2003 la nueva presentación de las instalaciones hizo la cripta accesible a los discapacitados. El recorrido también fue modificado para que los visitantes puedan ver las tumbas según la secuencia histórica.
Bóvedas de la Cripta ImperialEditar
Las Bóvedas de la Cripta Imperial son varias cámaras en las que se encuentran enterrados la mayor parte de los miembros de la rama vienesa de los Habsburgo, los emperadores hereditarios del Sacro Imperio y sus respectivas familias, desde 1632.
Es una serie interconectada de diez cuartos subterráneos construidos a lo largo de la historia para cubrir las necesidades de espacio.
Los 103 sarcófagos metálicos visibles y las 5 urnas con el corazón de algunos miembros se extienden desde la simpleza de los primeros enterramientos hasta el rococó exuberante.
Los cuerpos de 142 personas reales y aristócratas, más las urnas que contienen los corazones o los restos incinerados de otros cuatro, incluyen a 12 emperadores y 18 emperatrices. La sepultura más reciente es de 2011.
En 1960, con varias bóvedas atestadas, se realizó un proyecto de reforma que comenzó con la construcción de un columbario para niños y de la Nueva Bóveda. Al mismo tiempo muchos cuerpos fueron trasladados a aquellas nuevas áreas, otros fueron trasladados a la Bóveda Toscana y a la Bóveda Fernandina.
Bóveda de los fundadoresEditar
La Gründergruft es la parte más antigua de la Kaisergruft. Se encuentra bajo la Capilla del Emperador, en el lateral izquierdo de la nave de la iglesia. El espacio es bajo, simple y sin ventanas, y visible por las puertas barrocas de la Bóveda Leopoldina. Aquí se encuentran los dos simples sarcófagos de la pareja fundadora.
Mirando por la puerta, de izquierda a derecha:
El emperador Matías I (1557-1619), tercer hijo del emperador Maximiliano II. Fue gobernador de Austria desde 1593, rey de Hungría desde 1608 y de Bohemia desde 1611, por la incapacidad mental de su hermano, asumiendo el título imperial a la muerte de este en 1612. Construyó el pabellón de caza original que dio origen al Palacio de Schönbrunn. Murió solo tres meses después de su esposa, la emperatriz Ana. Enterrado inicialmente en el Convento de la Reina en Viena, tras la inauguración de la cripta en 1633, fue transferido ahí. Su corazón está enterrado en el Herzgruft de la iglesia de los Agustinos.
Ana del Tirol, emperatriz (1585-1618), hija de Fernando II de Austria. Dejó reservado en su testamento de 1617 un espacio para ella y su marido en la cripta de la Iglesia los Capuchinos que debía ser construida en Viena. Enterrada inicialmente en el Convento de la Reina en Viena, tras la inaguración de la cripta en 1633, fue transferida ahí. Su corazón está enterrado en el Herzgruft en la iglesia de los Agustinos.
Bóveda leopoldinaEditar
La Leopoldsgruft fue construida bajo la nave de la iglesia. Comenzanda en 1657 por el emperador Leopoldo I, 37 años después del edicto de su padre, el emperador Fernando III en el que dictaba que el lugar para el enterramiento de la familia imperial estaría en esta iglesia. Teniendo en cuenta que Leopoldo contribuyó con sus tres mujeres y 16 de sus hijos, más él, a incrementar notablemente la población de la cripta, era inevitable que pronto fueran necesarias otras bóvedas.
ColumbarioEditar
A la izquierda de las puertas de la Bóveda de los Fundadores, en la gruesa pared este de la iglesia, se encuentran los sarcófagos de 12 niños en sendos nichos aparte construidos en los años 60. Los ataúdes se hallaban anteriormente en la Bóveda de los Fundadores o en el pasillo principal de esta bóveda, pero eran de condición pobre y ahora han sido colocados en idénticas cajas. Ninguna marca o documentación identifica qué niño se encuentra en cada ataúd, pero los enterrados en estos lugares son:
Archiduque Maximiliano Tomás (1638-1639), hijo del emperador Fernando III y su mujer, la emperatriz María Ana.
Archiduque Felipe Augusto (1637-1639), hijo del emperador Fernando III y su mujer, la emperatriz María Ana.
Archiduquesa Teresa María (1652-1653), hija del emperador Fernando III y de su tercera esposa, Leonor de Mantua.
Archiduque Fernando José (1657-1658), hijo del emperador Fernando III y de su tercera esposa, Leonor de Mantua. Sus entrañas están enterradas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
Archiduque Fernando Wenceslao (1667-1668), hijo del emperador Leopoldo I y de su primera esposa, la emperatriz Margarita Teresa. Sus entrañas están enterradas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
Archiduque Juan Leopoldo (1670), hijo del emperador Leopoldo I y de su primera esposa, la emperatriz Margarita Teresa.
Archiduquesa María Ana (1672), hija del emperador Leopoldo I y de su primera esposa, la emperatriz Margarita Teresa. Sus entrañas están enterradas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
Archiduquesa Ana María Sofía (1674), hija del emperador Leopoldo I y de su segunda esposa, Claudia Felicidad del Tirol. Sus entrañas están enterradas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
Archiduquesa María Josefa (1675-1676), hija del emperador Leopoldo I y de su segunda esposa, Claudia Felicidad del Tirol. Su corazón está en una urna de oro y plata encima del sarcófago de su madre en la Iglesia de los Dominicos.
Archiduquesa María Margarita (1690-1691), hija del emperador Leopoldo I y de su tercera esposa, Leonor Magdalena de Palatinado-Neoburgo. Sus entrañas están enterradas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
Archiduquesa María Josefa (1687-1703), hija de emperador Leopoldo I. Su corazón está enterrado en la Herzgruft de la iglesia de los Agustinos y sus entrañas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban..
Emperatriz Margarita Teresa (1651-1673), Infanta de España, hija de Felipe IV de España y de Mariana de Austria. Conocida por salir en el cuadroLas meninas]. Sobrina y primera esposa del emperador Leopoldo I a la edad de 15 años, murió poco después de dar a luz a su último hijo. Su corazón está enterrado en la Herzgruft de la iglesia de los Agustinos y sus entrañas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
Urna con el corazón de la emperatriz Claudia Felicidad (1653-1676), segunda mujer del emperador Leopoldo I. Su cuerpo está vestido, por petición propia, con el hábito de monja dominica y enterrado al lado de su madre en la Iglesia de los Dominicos de Viena. Su entrañas están enterradas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
A lo largo de la pared sur, de este a oeste:
Archiduquesa María Teresa (1684-1696), hija del emperador Leopoldo I y de Leonor Magdalena de Palatinado-Neoburgo. Su corazón está enterrado en la Herzgruft de la iglesia de los Agustinos y sus entrañas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
Archiduque Leopoldo José (1682-1684), hijo del emperador Leopoldo I y de Leonor Magdalena de Palatinado-Neoburgo.
Emperador Fernando III (1608-1657), hijo del emperador Fernando II y de su primera esposa, María Ana de Baviera. A la muerte de su padre (1637), subió al trono imperial. En 1625 ya había sido coronado Rey de Hungría, en 1627 de Bohemia y Rey de Romanos en 1636. Nueve de sus hijos están enterrados aquí. Sus entrañas se encuentran en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
y sus entrañas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban. Con él se inició la tradición de enterrar diferentes partes del cuerpo de los difuntos en tres iglesias diferentes de Viena.
Archiduque Leopoldo Juan (13 de abril - 4 de noviembre de 1716), hijo del emperador Carlos VI. Su muerte condujo más tarde a la Guerra de la Sucesión Austriaca porque su padre no tenía ningún otro heredero varón. Sus entrañas se encuentran en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
La primera parte de la Karlsgruft fue construida en 1710 por el emperador José I. En 1720 fue ampliada por el arquitecto Johann Lukas von Hildebrandt a las órdenes de emperador Carlos VI y abriga 8 sarcófagos:
A lo largo de la pared sur, de izquierda a derecha:
Emperador Carlos VI (1685-1740), el hijo varón más joven del emperador Leopoldo I y de Leonor Magdalena de Palatinado-Neoburgo. Tras la muerte sin descendencia de Carlos II de España, se convirtió en el pretendiente austríaco al trono hispánico frente al borbónico Felipe de Anjou con el nombre de Carlos III. El archiduque Carlos fue aclamado rey de la monarquía española el 12 de febrero de 1703 en la Corte imperial vienesa. El emperador Leopoldo I y su hijo primogénito José firmaron los actos de cesión de sus derechos a la Corona de España a favor del serenísimo archiduque. En 1705 el rey Carlos llegaba a Barcelona, iniciándose formalmente su reinado en España y desencadenando abiertamente la Guerra de Sucesión Española. Carlos permaneció en España junto a su mujer, Isabel Cristina de Brunswick, hasta 1711, cuando la repentina muerte de su hermano, el emperador José I, le obligó a regresar al Imperio para ser coronado como nuevo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Este hecho dio fin al conflicto sucesorio español y a la renuncia de Carlos al trono hispánico en favor de Felipe de Anjou a cambio de los Países Bajos Españoles, el Milanesado, Nápoles y Cerdeña (tratados de Utrecht y Rastadt). Si la guerra terminaba con las paces de Utrecht-Rastadt en 1713-1714 y con la rendición de Barcelona a las tropas borbónicas el 11 de septiembre de 1714, la paz no se firmó hasta 1725 entre los dos pretendientes a la Corona de España, Felipe V y el ahora emperador Carlos VI. Trajo a Viena la Escuela Española de Equitación y construyó el magnífico pasillo usado hoy por ella. Al carecer de herederos varones, promulgó la Pragmática Sanción para asegurar la sucesión en su hija María Teresa, hecho que posteriormente daría lugar a la Guerra de Sucesión Austríaca. Bajo su reinado, la monarquía austríaca alcanzó su máxima expansión. Murió a la edad de 55 años, después de reinar durante 29 años. Su corazón está enterrado en una urna en la Herzgruft de la iglesia de los Agustinos y sus entrañas se encuentran en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban. Su tumba es una de las más notables, con una calavera en cada esquina que llevan las coronas distintivas de sus principales reinos (el Imperio, Bohemia, Hungría y Austria).
A lo largo de la pared norte, de izquierda a derecha:
Urna con el corazón de la emperatriz Guillermina Amalia de Brunswick-Luneburgo (1673-1742), esposa del emperador José I. Fundó el Convento de las Salesas de Viena en 1712 para educar a mujeres jóvenes y pasó la mayor parte de su tiempo allí. Murió a la edad de 69 años de un edema. Su cuerpo fue enterrado con hábito de monja y sepultado en un simple sarcófago de piedra bajo el altar mayor del Convento de las Salesas de Viena.
Las tres bóvedas de la Cripta Imperial albergaban 44 cuerpos más las urnas con los corazones de otras dos personas cuando la emperatriz María Teresa I mandó construir la Maria Theresien Gruft en 1754. Está en la parte trasera de la Iglesia de los Capuchinos que se encuentra en la parte superior, extendiéndose hacia el patio del monasterio y contiene las tumbas de 16 personas:
En el arco de la entrada:
Emperador José II (1741-1790), hijo de la emperatriz María Teresa I y del emperador Francisco de Lorena. Conocido como el "emperador del pueblo", intentó modernizar, impulsar y racionalizar el funcionamiento de la administración con un programa de reformas destinadas a construir un Estado unitario centralizado con el alemán como lengua administrativa. Se le considera uno de los representantes del despotismo ilustrado, gobernó apoyado e influido por su canciller de Estado Kaunitz. Una de sus reformas fue la prohibición de embalsamar el cuerpo de los difuntos y de realizar entierros fastuosos. De acuerdo con su edicto, su cuerpo se encuentra sin embalsamar e intacto dentro de una simple tumba de cobre. Sus dos mujeres y dos de sus hijos están enterrados en esta bóveda.
En una pequeña cámara al lado de la tumba del emperador José II:
Condesa Carolina von Fuchs Mollard (1681-1754), fue institutriz de la emperatriz María Teresa I, sus hermanas y sus hijos. La inscripción de gratitud sobre la tapa del sarcófago está firmada por la emperatriz María Teresa, quien ordenó su entierro con la familia imperial (aunque no tuviera ni sangre real, ni conexión matrimonial con los Habsburgo). Murió a la edad de 73 años.
En el centro de la bóveda, de izquierda a derecha:
Emperatriz María Teresa I (1717-1780), hija del emperador Carlos VI y de Isabel Cristina de Brunswick. Casó con Francisco Esteban de Lorena en 1736. A la muerte de su padre (1740), heredó el trono imperial en virtud de la Pragmática Sanción. La mayor parte de los países europeos habían reconocido esta sucesión, que declaraba indivisibles los territorios de la Casa de Austria. Sin embargo, esta situación cambió a la muerte de Carlos. Federico II el Grande aprovechó la circunstancia para atacar a Austria y arrebatarle Silesia. A su vez, Carlos Alberto de Baviera le arrebató la corona imperial (1742-1745), desencadenando la Guerra de Sucesión Austriaca (1740-1748). María Teresa salvaguardó tras el Tratado de Aquisgrán el grueso de sus territorios y la corona imperial para su esposo, Francisco de Lorena (1745-1765), aunque en la práctica fue ella quien ocupó el poder. María Teresa reorganizó sus reinos introduciendo reformas propias del despotismo ilustrado, modernizó el ejército, sometió los poderes locales al gobierno central, impulsó las ciencias y las artes y limitó la influencia de la Iglesia católica. Moravia y Bohemia fueron unificadas con Austria, pero no Hungría, donde María Teresa realizó concesiones a la nobleza, a cambio de la ayuda que le había prestado durante la guerra.
El doble sarcófago de la emperatriz María Teresa I y su marido Francisco de Lorena, obra de Balthasar Ferdinand Moll, es probablemente el más importante, artísticamente hablando, de toda la Cripta Imperial.
En una pequeña cámara inmediatamente al sur de la tumba de José II:
Archiduquesa María Carolina (17 de septiembre de 1748), hija nacida muerta de los emperadores Francisco I y María Teresa I.
A lo largo de la pared sur, los hijos de los emperadores Francisco de Lorena y María Teresa. De izquierda a derecha:
Princesa anónima (1744), hija del príncipe Carlos Alejandro de Lorena y de la archiduquesa María Ana, hermana de la emperatriz María Teresa I, murió poco después de nacer, trasladada a la cripta con su madre por orden de su tía María Teresa.
A lo largo de la pared oeste, principalmente la familia de emperador José II. De izquierda a derecha:
Princesa María Josefa de Baviera (1739-1767), emperatriz y segunda mujer del emperador José II. Era hija del único emperador no Habsburgo desde 1438, Carlos VII, y de la archiduquesa María Amelia de Austria, hija del emperador José I. Murió víctima de una agresiva viruela. Su cuerpo no fue embalsamado, siendo colocado intacto en su ataúd. Su marido demostró escaso afecto por ella, hasta el punto de ni siquiera asistir a su entierro.
Archiduquesa María Cristina (22 de noviembre de 1763), segunda hija nacida muerta del emperador José II y de su primera esposa, Isabel de Borbón-Parma. El ataúd con su cuerpo descansa bajo el de su madre.
En 1824 las cuatro bóvedas de la Cripta Imperial albergaban 78 cuerpos y las urnas con los corazones de otras tres personas. En aquel año, el emperador Francisco II ordenó la construcción de una nueva bóveda octogonal, la Franzensgruft, uniéndola al ala derecha de la bóveda de María Teresa. La bóveda responde al estilo Biedermeier imperante en la época, así como las cinco tumbas que se encuentran dentro de ella.
En las esquinas, en el sentido de las agujas del reloj, comenzando por la izquierda:
Duquesa Isabel Guillermina de Wurtemberg (1767-1790), archiduquesa de Austria, primera mujer del emperador Francisco II. Murió a los 22 años, un día después de dar a luz a la archiduquesa Luisa Isabel y dos días antes del emperador José lI.
La Ferdinandsgruft fue construida en 1842, junto con la bóveda toscana, en conjunción con la reconstrucción del monasterio de la parte superior. Aunque el visitante vea un espacio casi vacío con solo dos sarcófagos, esta bóveda contienen en realidad una cuarta parte de los cuerpos de la Cripta Imperial, situados entre las pilastras.
Archiduque Francisco José de Austria-Teschen (5 - 13 de marzo de 1855), primer hijo varón del archiduque Carlos Fernando, hijo del archiduque Carlos de Austria-Teschen.
Urna con las cenizas del incinerado archiduque Leopoldo María Alfonso (1897-1958), segundo hijo del archiduque Leopoldo Salvador, príncipe de Toscana, y de la infanta española Blanca de Borbón. Fue la última persona a la que su tío Francisco José I concedió el Toisón de Oro. Destacó como oficial en la Batalla de Medeazza, cerca de Trieste, durante la Primera Guerra Mundial. A través de su madre y tras la muerte en 1931 de su primo Jaime de Borbón y Borbón-Parma, se convirtió en el heredero carlista al trono de España para un sector del carlismo, pero habiendo dejado su estado aristocrático debido a su matrimonio morganático en 1919, renunció a sus derechos en favor de su hermano más joven, el archiduque Carlos Pío de Habsburgo y Borbón, aunque los volvió a asumir a la muerte de este en 1953. Conocido tras su matrimonio morganático como "Sr. Leopoldo Lorena", en 1927 abandonó Austria y emigró a los Estados Unidos, donde trató de hacer carrera en Hollywood y donde desempeñó varios papeles menores en películas. Se trasladó a Willimantic, en Connecticut, donde se alojó en una pequeña casa con su segunda esposa y allí pasó el resto de su vida como trabajador de una fábrica. En 1953 se naturalizó estadounidense.
Archiduquesa María Antonia Inmaculada (1874-1891), hija del archiduque Carlos Salvador y de María Inmaculada de Borbón-Dos Sicilias.
Princesa Aldegunda de Baviera (1823-1914), archiduquesa de austria y duquesa de Módena, mujer del archiduque Francisco V de Austria-Este, duque de Módena. Era hija del rey Luis I de Baviera.
Archiduque José Fernando (1872-1942), príncipe de Toscana, era hijo del gran duque Fernando IV de Toscana y de segunda esposa, la princesa Alicia de Borbón-Parma, hija de Carlos III de Parma. Como su primo, el archiduque Leopoldo Salvador, era muy aficionado a volar en globo, consiguiendo en una ocasión volar de Linz a Dieppe en solo 16 horas. Su interés en la aeronáutica le llevó a ponerse en contacto con el futuro jefe de la fuerza aérea alemana, Hermann Wilhelm Göring, que más tarde usó su influencia para liberar al archiduque del campo de concentración alemán en Dachau, en 1938, después de solo 80 días allí. Contrajo matrimonio morganaticatico en dos ocasiones.
Bóveda toscanaEditar
La Toscanagruft fue construida en 1842 junto con la Bóveda fernandina. En aquel tiempo había 85 cuerpos más las urnas con el corazón de otras tres personas en las cinco bóvedas de la cripta.
La Bóveda toscana contuvo muchos más cuerpos que los que actualmente alberga (14 tumbas), ya que muchos de ellos fueron trasladados a la nueva bóveda incluida entre las pilastras de la bóveda fernandina durante la reforma de 1960. La bóveda posee 5 metros de ancho y 21 metros de largo.
La bóveda toma su nombre de los descendientes del gran duque Fernando III de Toscana, hijo del también gran duque de Toscana y emperador Leopoldo II (asimismo enterrado aquí).
En el arco de la Bóveda fernandina, de izquierda a derecha:
A la derecha del arco, a lo largo de la pared norte, de izquierda a derecha:
Gran Duque Fernando IV de Toscana (1835-1908), hijo del gran duque Leopoldo II de Toscana y de la princesa María Antonieta de Borbón-Dos Sicilias. Se convirtió en gran duque de Toscana en 1859 después de la abdicación de su padre, pero nunca llegó a reinar, siendo depuesto en 1860 cuando Toscana fue anexada a Italia. Se casó en dos ocasiones, primero con la princesa Ana de Sajonia y en segundas nupcias con la princesa Alicia de Borbón-Parma.
Archiduque Rainiero Fernando (1827-1913), hijo del archiduque Rainiero y de la princesa Isabel de Saboya-Carignano. Se casó con la archiduquesa María Carolina, hija del archiduque Carlos de Austria-Teschen. Fue un gran coleccionista de manuscritos antiguos y su colección de 100.000 piezas aproximadamente constituye el núcleo del Museo del Papiro de la Biblioteca Nacional Austriaca. Fue con su esposa el miembro más popular de la familia imperial.
A la izquierda del arco, a lo largo de la pared oeste, de izquierda a derecha:
La Neue Gruft fue construida entre 1960 y 1962 bajo las tierras del monasterio de la parte superior como una ampliación de 280 metros cuadrados para eliminar el atestamiento de cuerpos en otras nueve bóvedas y proporcionar un clima controlado para proteger los sarcófagos metálicos del deterioro provocado por la humedad y el paso de los años. Sus duras paredes evocan la solemnidad de la muerte. Contiene 26 sarcófagos:
Muro oesteEditar
A la izquierda de la entrada, a lo largo de la pared oeste de sur a norte, "la pared de los obispos":
Archiduque Carlos José (1649-1664), hijo del emperador Fernando III y de María Leopoldina, quien murió durante el parto. Fue obispo de Olomouc y gran maestre de la Orden Teutónica a los 13 años como heredero de su tío, el archiduque Leopoldo Guillermo, de quien heredó también su colección de arte. Murió a la edad de 15 años. Sus entrañas están enterradas en la Cripta Ducal de la Catedral de San Esteban.
Archiduque Rodolfo (1788-1831), el hijo más joven del emperador Leopoldo II y de María Luisa de España. Fue elegido arzobispo de Olomouc en 1819 y cardenal en el mismo año. En 1803 o 1804 comenzó a tomar lecciones de piano y composición con Ludwig van Beethoven. Los dos se hicieron amigos, y Rodolfo fue el patrón de Beethoven; sus reuniones continuaron hasta 1824. Beethoven dedicó 14 composiciones a Rodolfo, incluyendo el Trío del Archiduque y su gran Missa Solemnis. Rodolfo, a su vez, le dedicó una de sus propias composiciones a Beethoven. Las cartas que Beethoven escribió a Rodolfo se conservan hoy en la Gesellschaft der Musikfreunde en Viena. Murió en Baden y fue enterrado en la Cripta Imperial de Viena, mientras qur su corazón fue enterrado en la catedral de Olomouc.
Muro surEditar
A lo largo de la pared sur:
Emperatriz María Luisa (1791-1847), hija del emperador Francisco II y de su segunda esposa, María Teresa de las Dos Sicilias. Fue emperatriz de los franceses por su matrimonio con Napoleón Bonaparte, que se casó con ella en segundas nupcias. Después de la abdicación de Napoleón en abril de 1814, María Luisa y su hijo (Napoleón II) escaparon de París a Blois y luego a Viena. El Tratado de Fontainebleau del 11 de abril de 1814 le permitió conservar el título imperial con el tratamiento de "Su Majestad Imperial la Emperatriz María Luisa", además de otorgarle los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla, con su hijo como heredero. Sin embargo, el Congreso de Viena revisó este tratado en 1815, de forma que los ducados dejaron de ser hereditarios en la persona de su hijo y únicamente pertenecerían a María Luisa hasta su muerte, con los detalles sin especificar sobre quién sería duque de Parma después de su muerte. En 1817, un tratado acordó que los ducados pasarían a un miembro de la Casa de Borbón, y en 1844 se determinó que el ducado de Guastalla sería heredado por el duque de Módena. En 1821, cuatro meses después de la muerte de Napoleón, María Luisa se casó en matrimonio morganático con su amante Adam Adalberto, conde de Neipperg (1775-1829). La pareja tuvo tres hijos. María Luisa se casó en 1834 en terceras nupcias con su gran chambelán, Carlos René, conde de Bombelles (1785-1856). Para muchos historiadores, María Luisa fue una gobernante capaz e inteligente de Parma, introduciendo varias reformas. Murió en 1847 en Parma.
Archiduque Carlos de Austria-Teschen (1771-1847), tercer hijo del emperador Leopoldo II y de María Luisa de España. Fue adoptado por Alberto de Sajonia-Teschen y por la archiduquesa María Cristina. Pasó su juventud en la Toscana, Viena y los Países Bajos austriacos, donde comenzó su carrera militar en las Guerras Revolucionarias Francesas. Comandó una brigada en la batalla de Jemappes, y en la campaña de 1793 tuvo una distinguida actuación durante la Acción de Aldenhoven y en la batalla de Neerwinden. En este año se convirtió en gobernador de Bélgica. Durante el resto de la guerra de los Países Bajos, tuvo a su cargo el alto mando y tomó parte en la batalla de Fleurus, en 1794. En 1795 estuvo sirviendo en el Rin, y al año siguiente se le confió la comandancia en jefe de todas las fuerzas austriacas en esa región. Su conducta durante las operaciones contra Jourdan y Moreau en 1796 elevó su reputación a la altura de los más grandes generales de Europa. En 1797 fue enviado a detener la marcha victoriosa del general Bonaparte en Italia, y condujo la retirada de las tropas austriacas con los mejores resultados. En 1806, su hermano Francisco I de Austria nombró al archiduque Carlos comandante en jefe del ejército austriaco, así como Jefe del Consejo de Guerra. Apoyado por el prestigio de ser el único general que se había demostrado capaz de derrotar a los franceses, inició una reforma a largo plazo que reemplazó los métodos obsoletos del siglo XVIII, adoptando la organización y las tácticas de los ejércitos franceses. El ejército fue sorprendido en pleno proceso de transición por la guerra de 1809, en la cual Carlos actuó como comandante en jefe. En ella demostró ser un enemigo mucho más formidable que antes y solo sucumbió contra los heterogéneos ejércitos que Napoleón dispuso contra él tras una lucha desesperada. Los éxitos iniciales fueron neutralizados por los reveses en la Batalla de Abensberg, en la Batalla de Landshut y en la Batalla de Eckmuhl, pero tras la evacuación de Viena, el archiduque venció en la Batalla de Aspern-Essling, y a continuación luchó en la Batalla de Wagram, al final de la cual los austriacos resultaron derrotados, pero no expulsados. Infligió a Napoleón unas pérdidas de unos 50.000 hombres en las dos batallas. Al final de la campaña, el archiduque puso todos sus cargos militares a disposición de la corona. Carlos pasó el resto de su vida retirado, excepto durante el corto periodo de 1815, en el que fue gobernador de Maguncia. En 1822 accedió al ducado de Sajonia-Teschen. Se casó en 1815 con la princesa Enriqueta de Nassau-Weilburg. Su corazón está enterrado en la Herzgruft de la iglesia de los Agustinos.
Sobre su propio pedestal, directamente a través de la tumba de la emperatriz María Luisa:
Emperador Maximiliano I de México (1832-1867), hijo del archiduque Francisco Carlos y de la princesa Sofía de Baviera, y hermano del emperador Francisco José I. El 27 de julio de 1857 contrajo matrimonio con la princesa Carlota Amalia de Bélgica, hija del rey Leopoldo I de Bélgica. Su hermano Francisco José le nombró virrey del Reino Lombardo-Véneto, trasladándose así a Milán con su mujer, lugar donde residió hasta el año de 1859, fecha en que el emperador austríaco le depuso de su puesto, ya que su hermano consideraba que tenía ideas demasiado liberales para la guerra. Al poco tiempo de la renuncia de Maximiliano, Austria perdió sus posesiones en Italia, y el archiduque decidió retirarse de la vida pública en su Castillo de Miramar, muy cerca de Trieste. En 1859 Maximiliano fue contactado por primera vez por los conservadores mexicanos, los cuales buscaban un príncipe europeo para ocupar la corona del Segundo Imperio Mexicano con el apoyo de Francia y de la iglesia católica. Maximiliano no se interesó en los planes y prefirió marcharse a una expedición botánica a los bosques tropicales de Sudamérica. A su regreso, en 1863, Napoleón III de Francia presionó a Maximiliano para que aceptara el trono y este finalmente lo hizo. Durante su gobierno, Maxilimiliano I de México trató de desarrollar económica y socialmente al país. Los liberales procuraron por todos los medios la derrota del imperio, encabezados por Benito Juárez, que gozaba del indiscutible apoyo de los Estados Unidos, que jamás vieron con buenos ojos la presencia en América de un régimen apoyado por las monarquías europeas. Al final los cambios políticos a nivel internacional repercutieron en el Imperio Mexicano. Estados Unidos, que durante la mayor parte de esta época estuvo enfrascado en su propia guerra civil, había conseguido finalmente la paz y estaba listo para apoyar al republicano Juárez. Napoleón III, por su parte, se enfrentaba a serias amenazas en Europa y requería que sus tropas regresaran al país galo. Con el apoyo económico de los estadounidenses a la facción republicana y sin el apoyo francés ni conservador en el país, poco le quedaba por hacer a Maximiliano, y desoyendo los consejos que le sugerían abdicar y regresar a Austria, fue sitiado y capturado en Querétaro. Murió fusilado en el Cerro de las Campanas de la ciudad de Querétaro el 19 de junio de 1867, junto con los generales conservadores Miguel Miramón y Tomás Mejía.
La siguiente repisa a lo largo de la pared norte, de izquierda a derecha, contiene sobre todo los restos de la familia del archiduque Alberto, hijo de Carlos de Austria-Teschen y gran comandante militar:
Archiduquesa Matilde (1849-1867), hija del archiduque Alberto y de Hildegarda de Baviera. Murió víctima de un penoso accidente. Su corazón está enterrado en la Herzgruft de la iglesia de los Agustinos.
Archiduque Carlos Alberto (1847-1848), hijo del archiduque Alberto y de Hildegarda de Baviera.
Archiduque Leopoldo Salvador (1863-1931), hijo mayor del archiduque Carlos Salvador, hijo del gran duque Leopoldo II de Toscana y de María Inmaculada de Borbón-Dos Sicilias. Durante su brillante carrera militar reorganizó y modernizó la artillería austríaca, convirtiéndose en inspector general en 1908. Voló globos de aire caliente y trabajó en el desarrollo de dirigibles. Se hizo rico gracias a sus inventos, como la todo-tracción y los camiones de media pista para el ejército. Se casó con la infanta Blanca de Borbón en 1889.
Archiduque Rainiero Carlos (1895-1930), primer hijo del archiduque Leopoldo Salvador y de la infanta Blanca de Borbón. Murió soltero.
Princesa Margarita de Sajonia (1840-1858), primera esposa (1856) del archiduque Carlos Luis, hermano del emperador Francisco José I. El matrimonio aún no había tenido hijos cuando ella cayó enferma de tifus durante unas vacaciones en Monza y murió a la edad de 18 años. Su corazón está enterrado en la Hofkapelle de Innsbruck.
Muro esteEditar
A lo largo de la pared este, de norte a sur, los antepasados directos de los últimos emperadores:
En 1908 las siete bóvedas de la Cripta contenían alrededor de 129 cuerpos más las urnas con los corazones de otras 3 personas. En aquel año se construyó la llamada Franz Josephs Gruft adyacente a la Capilla como parte de las celebraciones por el 60 aniversario de la subida al trono del emperador Francisco José I.
De izquierda a derecha:
Tumba del emperador Francisco José I, flanqueada por la de su mujer, la emperatriz Isabel (Sissi) y la de su hijo Rodolfo.
Archiduque Rodolfo (1858-1889), hijo del emperador Francisco José I y de la emperatriz Sissi. Aparentemente se suicidó en extrañas circunstancias, nunca aclaradas.