La criofractura es una técnica utilizada en microscopia electrónica, que consiste en la congelación de muestras biológicas con nitrógeno líquido (-195,8 °C), seguido de un corte o fractura y el sombreado metálico o recubrimiento con carbono de la superficie de la muestra. Luego procediendo a la eliminación del tejido biológico subyacente al sombreado y la observación de esta réplica de la muestra mediante el uso de un microscopio electrónico de transmisión[1][2]
La técnica de la criofractura fue desarrollada de manera temprana en 1957 por el científico Russell Steere,[3] sin embargo no fue hasta 1960, cuando Daniel Branton[4] comienza investigar mediante criofractura y a exhibir las imágenes obtenidas, demostrando que poseían la claridad necesaria para convencer al mundo científico de su utilidad en la investigación. Esta técnica llegó a su auge como fuente de investigación celular en las décadas del 70 y 80, al proporcionar avances en la comprensión de la organización estructural de membranas y organelos imposibles de identificar mediante el uso de otras técnicas existentes.[5]
Son cuatro los pasos esenciales para la realización de una replica por criofractura:[6]