Las Cortes generales catalanas de Barcelona de 1413 fueron convocadas por el rey Fernando I el 4 de enero, justo después de ser nombrado rey de Aragón en el Compromiso de Caspe.
La convocatoria del rey en el convento de Santa Catalina de Barcelona, tenía por objeto jurar las constituciones catalanas, requisito fundamental para ser proclamado como conde de Barcelona. Tras esta proclamación tuvieron lugar las sesiones ordinarias de las Cortes. Fueron especialmente duras porque Fernando no estaba acostumbrado al pactismo catalán: fue el primero de los reyes castellanos a inaugurar la tensión monarquía en las cortes catalanas, que caracterizaría toda la historia de la Cataluña moderna hasta del siglo XVIII. Acostumbrado al tipo de monarquía autoritaria castellana quería dos cosas:
Ni siquiera aquellos que durante el interregno le habían apoyado lo secundaron, y el nuevo rey se encontró solo ante las Cortes. Un día, un especial enfurecimiento se levantó y, ante el estupor de los diputados, llamó exasperado que él "había muy bien marcado este reinada, y como él había costado más de mil doblas de oro" haciendo referencia, sin querer, a dinero que se había gastado durante el interregno para ocupar Aragón y Valencia y para asegurarse el resultado del Compromiso.
Este autoritarismo, la desconfianza de las cortes hacia la nueva dinastía originada ya desde el proceso de acceso al trono y reforzada posteriormente por el enfrentamiento contra la revuelta del conde de Urgel,[1] generarán una actitud contractualista de las cortes con el objetivo de "controlar la corona". La debilidad inicial de la posición del rey favoreció la adopción de un conjunto de medidas legislativas y de reorganización de la Generalidad:
Estos dos últimos puntos eran de importancia capital ya que destacaban la relevancia de una institución dependiente de las Cortes y descartaba la intervención real en el proceso electoral, pero también fue este un tema que durante las Cortes de Barcelona de 1431, tendría cambios debido a los abusos endogámicos de los apellidos de los diputados.
En otro orden, también con un gran impacto en lo que significará la consolidación institucional, se acordó:
Por otra parte, se aprovecha para conseguir el apoyo real en la presión a los remensas, que acabaría con una revuelta 3 décadas más tarde. La constitución era claramente antiremensa, al permitir al señor poder hacer echar de Paz y Tregua al campesino que abandonara el cortijo ya que aquellos que, después de cambiar de domicilio, pretendían mantener sus derechos sobre las tierras y amenazaban los señores y los nuevos cultivadores (en referencia a los que ocupaban y explotaban con terceros los caseríos destartalados).
En la sesión del 23 de agosto de 1413 las Cortes eligieron los nuevos diputado para el trienio 1413-1416. Marc de Vilalba fue el nuevo diputado eclesiástico de la Generalidad.
Predecesor: Cortes de Barcelona de 1409 |
Cortes Catalanas 1413 |
Sucesor: Cortes de Montblanc de 1414 |