La constancia floral o constancia de los polinizadores se define como la tendencia de polinizadores individuales a visitar repetidamente flores de una misma especie y a pasar por alto otras en la proximidad.[1][2][3] La constancia floral es diferente de otros tipos de especializaciones de los insectos polinizadores tales como la preferencia innata por flores de ciertos colores o la tendencia a visitar las flores con más néctar o polen.[3]
La constancia floral se ha observado en muchos polinizadores, especialmente en la abeja doméstica (Apis mellifera),[4] abejorros (Bombus terrestris),[5][6] y en mariposas (Thymelicus flavus).[7] Por ejemplo la abeja doméstica demuestra preferencia por ciertas flores y vuelve repetidamente a estas aun cuando haya otras cerca con más néctar o polen. Esto se ha comprobado en experimentos en que la abeja sigue visitando el mismo tipo de flores y no acude a otras cercanas de un color diferente.[4] La constancia floral tiende a ser temporaria, el polinizador elige otras flores cuando la especie original termina su floración. Aun se da el caso de constancia floral diferente según las horas del día debido a que algunas flores se abren solo por la mañana o por la tarde.
La constancia floral favorece la polinización, es decir que los polinizadores que son más constantes tienen mayor probabilidad de transferir polen a plantas coespecíficas.[8] También, la constancia floral evita la pérdida de polen en vuelos interespecíficos y evita saturar los estigmas con polen de otras especies.[2] La constancia floral es incrementada cuando las flores son muy disimilares, por ejemplo, en su coloración.[9] Cuando, en una comunidad floral, todas las flores son de colores similares, la constancia se suele ver reducida, porque es difícil diferenciar las flores de distintas especies, mientras que la constancia tiende a permanecer alta cuando las flores de cada especie son de diferentes colores.[9]
La constancia floral beneficia a las plantas, pero es dudoso que tal constancia sea beneficiosa o adaptativa para los polinizadores. Los individuos que practican constancia floral pasan de largo otras flores que tal vez podrían proporcionar más polen o néctar. Como consecuencia, parece contradecir los modelos de forrajeo óptimo en que el animal usa un mínimo de esfuerzo para conseguir un máximo de los recursos buscados.[2] Como consecuencia de esta aparente contradicción, se han formulado varias hipótesis para explicar las ventajas o adaptabilidad de la constancia floral para el polinizador.
Una posible explicación es la limitación de la memoria del insecto.[3] Otra posibilidad es el costo del aprendizaje.[2]