La guerra de Libia de 2011 tuvo numerosas consecuencias para el país africano. En el ámbito político, el Estado sufrió una completa remodelación y el anterior gobierno fue disuelto y perseguido. En el ámbito social y demográfico, Libia tuvo que hacer frente a un elevado número de bajas y a la ruptura de la sociedad. En el ámbito económico, se inició la reconstrucción de numerosas ciudades que habían sido destruidas y se intentó relanzar la economía del país. Por último, en el ámbito militar, sufrió un vacío de poder entre los grupos milicianos que se negaban a abandonar las armas.
Tras la caída del régimen de Gadafi, la situación política del Estado libio quedó totalmente remodelada:
Los demás miembros de la familia Gadafi se exiliaron en otros países.[11]
Como consecuencia de esta situación se creó el Ministerio de Mártires y Desaparecidos, encargado de buscar supervivientes y realizar pruebas de ADN para identificar a los cadáveres, muchos de ellos encontrados en fosas comunes.[17]
Igualmente, muchas personas del millón de exiliados que habían huido del gobierno de Gadafi volvieron al país para reintegrarse en la sociedad.[18]